Quien eres

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Quien eres

Jimin sujetaba un bolígrafo en la mano derecha, y su libreta de notas yacía abierta sobre la mesa, sin embargo, sus hojas aún permanecían en blanco sin ningún garabato en su interior.

Ahora tenía la atención totalmente perdida, con la cabeza recargada sobre su palma izquierda, friccionando el codo contra la dócil mesa. Y pese a que su mirada se detenía a observar el patio exterior de la escuela a través de la ventana, siendo su piso la tercera planta, su mente definitivamente ignoraba el entorno y el posible ruido que venía desde afuera.

Se encontraba seriamente ensimismado en sus pensamientos, consumido por sus anteriores recuerdos, aquellos que aún se sentían frescos dentro de su mente llanamente inquieta, pues la escalofriante escena de la noche anterior aun le hacían sentirse como paralizado, su piel aún se erizaba con fuerza.

A diferencia de aquel chico él era un cobarde, empezó a pensar, él no podía defenderse, no poseía esa habilidad de pelea, lo único que él podía hacer era soportar los golpes y huir, dejarse manipular y cumplir los malditos chantajes. "Si tan sólo poseyera un poco del valor de aquel chico de su recuerdo para poder defenderse" deseó y suspiró cohibido.

Podía recordar cada minúsculo detalle de aquel chico pálido, cada momento, desde lo vio por primera vez hasta que tomo su maleta y salió del tren como si no hubiese sucedido absolutamente nada, mientras que él se habia quedado perplejo, como un tonto atrapado en su propia impresión.

—¡Park Jimin!

Jimin dio un salto en su sitio cuando sintió un golpe y un ruido despreciable causado por el impacto de un palo contra la mesa. Era el profesor. Se removió rápidamente asustado. Deslizó los brazos por debajo del mueble y agachó la cabeza aterrorizado, mientras escuchaba las risas malvadas de sus compañeros a su alrededor.

—¡Qué demonios voy hacer contigo eh! —gritó el profesor con enojo absoluto, pero se detuvo severamente cuando observó la libreta de Jimin con detalle. Estaba limpia y resopló desquiciado ante esto. —Dime mocoso, ¿Acaso te crees más inteligente que yo solo por obtener el primer puesto de la escuela? ¿AH?—espetó. —Dime ¡¿Acaso te estás burlando de mí ?!—Cogió el cuaderno y se la lanzó contra la cara de Jimin, consiguiendo quebrarle el cuello al recibir el golpe. —¡Respóndeme idiota!

Ya no había bulla, la clase había hecho silencio con claro temor al tono intimidante del mayor. Jimin ladeo débilmente negando aún con la cabeza inclinada, sin embargo, el hombre se burló con cierto disgusto pintado en su rostro, escupió:

—Al frente.

Jimin palideció inmediatamente, levantó el rostro y miró a su docente con suplica. —Pero...

—Al frente Park, no me hagas enojar más.

Jimin bajó la mirada, y cerró los ojos con fuerza antes de ponerse de pie, su silla hizo ruido al ser arrastrada, pero neutralizada cuando unos golpes de la misma intensidad vinieron desde la puerta.

—Profesor Choi, me podría brindar unos segundos por favor —llamó un hombre mayor desde la entrada, este se figuraba con terno oscuro, con algunas canas relucientes y unos lentes que colgaban en su cara.

—¡Saludo al director! —exclamó un alumno rápidamente poniéndose de pie, un chico alto y de buena condición física, WooHae, era el presidente de la clase. Todos los estudiantes, al igual que el presidente, se levantaron de sus asientos e hicieron una exagerada reverencia a la autoridad que acababa de presentarse en el aula.

Entonces, Jimin percibió como el profesor Choi maldijo en voz baja antes de clavarle una última mirada y dirigirse para atender al director de la escuela, quienes salieron hacia afuera una vez estuvieron juntos para poder conversar.

Jimin se desplomó en su asiento al mismo tiempo que todos sus compañeros cuando vieron a sus dos superiores salir afuera, suspirando aliviado y agradecido fervientemente con el director por haber interrumpido la sesión.

De pronto, se generó una bulla por la ausencia de un líder en el salón, todos empezaron a hablar y a reírse entre ellos, algunos volteando en su dirección, tal vez burlándose él, no, eso era seguro, aseguró Jimin una vez que una bola de papel impactó contra su cabeza, la cual abrió y leyó su interior.

"Perdedor" decía. Estrujó el papel y lo escondió debajo de su mesa.

Él no tenía amigos en toda la escuela, todos parecían aborrecerlo tan solo por el hecho de ser el primero en el ranking, y por los rumores de su padre sentenciado como un prófugo de la justicia, aquello era una vil mentira, sin embargo, no podía hacer nada al respecto para callarlos. Sí, su padre era un mentiroso, pero no un asesino.

Bajó la cabeza mirando entristecido a su costado, la mesa era para dos personas, pero no había nadie quien ocupara la otra silla de su lado, era un sitio que estaba vacío de estación en estación.

—¡Silencio, todo el mundo! —. Entró el profesor Choi junto al director, callando a todos con un golpe provocado por su pequeño palo que siempre traía consigo.

El salón guardó silencio total.

—Tengo un anuncio que darles— dijo el profesor con voz grave. —Un nuevo alumno se ha incorporado a la  escuela, él es de Seúl, y quiero que lo reciban con un fuerte aplauso. Adelante.

El misterio atribuyó aplausos dudosos, pero al mismo tiempo ruidosos, desestabilizando la tranquilidad del silencio para dar paso al nuevo rostro en el salón.

En ese instante, Jimin se cuestionó porqué es que el profesor Choi pedía aplausos cuando nunca antes lo había hecho por otro alumno, sin embargo, cuando sus ojos alcanzaron al cuerpo del chico que estaba ingresando simplemente su cerebro dejo pensar. El tiempo no se detuvo, pero la entrada de aquel nuevo concurrió tan lenta, que su llana imagen le arrebató el aliento deteniendo el pulso de sus latidos.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente. 

El Mismo Cielo (Yoonmin)Where stories live. Discover now