La amargura del corazón

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La amargura del corazón

No era costumbre tener visitas en la casa. El comedor era algo pequeño, por lo que todos tuvieron que ajustarse alrededor de la mesa para la cena. Y cuando Suran quiso obtener un sitio a lado de Suga, Eunji logró interponerse delante de ella.

—¡Está ocupado, este sitio es mío! —exclamó fuerte, haciéndole una mueca rabiosa a la chica.

Suran fulminó a Eunji con la mirada. Ignorando a la pequeña se dirigió al lado izquierdo del pelinegro, pero nuevamente se le fue impedido. La niña volvió atravesarse. —¡Este sitio es de Jimin!

Suran estuvo a punto de contestarla y hacerla a un lado si era necesario, pero su madre la llamó. —Hija, ven aquí, siéntate a mi lado—le dijo la señora Sul, sonriéndole cariñosamente. Pero Suran solo había rodado los ojos, conteniendo su molestia hacia esa niña. Obedeció a su madre y se fue junto a ella solamente porque aquel sitio se encontraba al frente del chico pelinegro.

Después de terminar de ordenar toda la mesa, todos se juntaron y se sentaron. Y como la cabeza estaba la abuela, a su derecha estaba la señora Lee, Suran y la señora Sul, y por su lado izquierdo se encontraba la pequeña EunJi, Suga y Jimin.

—¡Pastel, pastel!—gritó la niña, al ver el mediano bizcocho que se habia colocado sobre la mesa. Sin embargo, su madre impidió que su pequeño dedo travieso tocará el pastel: —Aún no, Eunji. Aún falta tu tío.

—Ya debería haber estado aquí hace mucho—agregó la señora Sul, mirando la hora.

—Seguro ya está llegando—dijo la abuela.

Y como si hubiera sido invocado, justo en ese momento un hombre entró a la casa cargando algunas bolsas extras en sus manos. —¡Hola, hola, con todos, ya estoy en casa!— exclamó esta persona, mostrándose muy feliz al ingresar y ver a toda su familia reunida. Su estilo era algo humilde pero formal.

—¡Tío Suk! ¡Tío Suk!—gritó la pequeña EunJi, corriendo hacia el hombre.

El señor soltó sus bolsas al piso y gustosamente cargo a Eunji en sus brazos a la altura de sus hombros.

—¡Pero miren nada más, si es mi guerrera favorita!—Su voz era gruesa, pero su trato era muy suave, en ese momento el señor sonreía tan contento como la niña.

—¡Tío Suk, te he extrañado hartísimo! ¡Tío Suk ¿me has extrañado también?!

—¡Este general ha extrañado muchísimo a su heroína mas bonita! ¡Cuéntame, ¿Hay reportes del día?!—Fingió rudeza en su tono de voz. La niña siguió la actuación que siempre hacía con su tío. Entonces, su carita se puso seria e hizo un chistoso saludo militar.

—¡Gato a salvo, señor! ¡Coquito se puso...se puso muy feliz, cuando...cuando rescate al señor bigotes del árbol, señor!

—¡Vaya, estoy muy orgulloso de ti!—exclamó el tío Suk. Sin embargo Eunji agitó su cabeza, diciendo:

—¡Tío Suk, hoy vi a un verdadero ángel, tío Suk un ángel vino de visita a la casa!

—¡Aigoo! ¿Un ángel?—exclamó el hombre entre sorprendido y confundido.

—¡Sí, es ángel de Jimin!—gritó EunJi.

Algo descolocado, el hombre bajó a la niña de sus hombros, viendo al chico que Eunji le había señalado. Este joven vestía el mismo uniforme que Jimin, por lo que concluyo que deberían de ser de la misma escuela. El señor Jeon quiso sonreír y lucir amable, pero por alguna razón se sintió algo extraño cuando vio a Suga directamente a los ojos, ya que se quedó estancado por un momento.

—¿Por qué te has tardado tanto? —protestó la Señora Sul, levantando la voz y llamando la atención del Señor Suk.

Acompañado de la niña, el señor Suk se sentó en la mesa junto a los demás. Les mostró una sonrisa cálida a todos. —Lo siento, se me paso la hora. No volverá a pasar. — Mientras todos lo miraban, decidió saludar primero. —Buenas noches con todos.

—Hijo, luces muy cansado, ¿Has estado comiendo bien?—preguntó la abuela, preocupada.

El hombre ladeó la mano negando con la cabeza.—¡Por supuesto, abuela, no tienes de qué preocuparte!

—Seguramente has estado comiendo en la calle. Claro, como Jungkookie ya no está para hacerte la comida—dijo la señora Sul.

Sintiéndose un poco avergonzado, el señor Suk solo pudo decir. —Tienes razón Sul, es que no me gusta comer solo.

—¡¿Y cuando diablos piensas conseguirte una esposa, EH?! ¡Qué harás cuando tu hijo se vaya a la universidad?!—gritó la señora Sul.

—Sul, por favor no me pongas en vergüenza frente a todos, van a pensar que soy lamentable—este hombre fue tímido mientras sonreía.

Jimin habló en ese instante. —Tío Suk, estoy muy feliz de que haya venido a visitarnos.

—Yo también, estoy muy contento de estar aquí, Jimin. ¿Cómo has estado tú, mhn?

—Bien, gracias.

Luego, la mirada del señor Suk accidentalmente se detuvo sobre Suga. Jimin los presentó rápidamente. —Él es mi compañero, Cha...Suga Cha.

El señor Suk asintió: —Así que un compañero de la escuela, pues mucho gusto jovencito. Yo soy el señor Jeon YoonSuk, el vecino de Jimin—se animó a decir el hombre, ofreciendo formalmente su mano, pero Suga no lo tomó.

El pelinegro permaneció por un largo tiempo quieto sin responderle al señor Suk. Tal vez hubiera parecido muy extraño, pero nadie se dio cuenta porque una llamada de repente sonó.

—¡Es JungKook!—gritó el señor Suk emocionado, haciendo que los demás también lo estuvieran.

Todos se reunieron en la sala para contestar la videollamada de JungKook, quien ni bien apareció por la pantalla provocó una gran bulla por parte de todos los miembros de la familia.

Por otro lado, Suga en ningún momento dejó de observar al señor Suk. Una inmensa impotencia renació en su interior cuando vio a aquel hombre sonreír como si fuera la persona más feliz del mundo. El rencor que por tantos años había estado acumulando volvió con tanta fuerza que por un momento sintió descontrolarse, toda su voluntad envuelta de puro odio le hizo querer arrancarle esa sonrisa que tanto presumía.

—Lo sé, son muy ruidosos ¿verdad? —Habló Suran, haciendo que Suga dejara de pensar por un momento.

Suran había sido la única que se había quedado en la mesa además de Suga. Los dos estaban solos, ya que Jimin tuvo que irse obligatoriamente a la sala a recibir la llamada de JungKook.

Suga se fijó en Suran. Ella, a diferencia de todos los demás, lucía totalmente desinteresada en aquella reunión.

—¿Y tú, no vas con ellos? —le preguntó.

—No tengo porqué—le contestó la chica. Suran no era una chica cualquiera, poseía una seguridad innata en su mirada, y este detalle de alguna manera le llegó a interesar al pelinegro.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo se supone que debería interpretar esa respuesta? —volvió a preguntar Suga. Ella se había ganado toda su atención.

—Bueno, lo que quiero decir es que no hay nada allá que pueda interesarme—Suran respondió sin rodeos. —En cambio aquí...— ladeó una sonrisa, amplia e insinuante. Suga no se quedó atrás, le correspondió la sonrisa con otra ligeramente levantada. 

El Mismo Cielo (Yoonmin)Where stories live. Discover now