¿De quién es la orden?

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¿De quién es la orden?

Aunque atravesar el inmenso tráfico resultó muy difícil, Jimin llegó a una zona donde los edificios eran grandes y modernos en tan solo veinte minutos. La propiedad del cliente se encontraba en uno de estos edificios, y según las referencias proporcionadas, su departamento estaba en el último piso. Al soltar un suspiro agotado, Jimin ingresó a través de las puertas de una lujosa construcción y se encaminó hacia el ascensor para llegar hasta la parte superior. Sin embargo, justo antes de que las puertas se cerraran, alguien apareció en el último momento. Un joven agraciado de tez blanca ingresó junto a él.

El chico vestía unos pantalones negros ajustados, con largas cadenas de plata colgando de su cintura, y llevaba una camiseta blanca con diseños negros. Además, sobre su espalda llevaba una guitarra.

Inesperadamente, ambos presionaron el mismo botón del décimo piso con sus dedos. Se miraron mutuamente al mismo tiempo.

—Adelante—le dijo el chico con una sonrisa amable a Jimin. Tenía un rostro exquisito, unos ojos almendrados únicos y una sonrisa potencialmente atractiva. De hecho, todo en esa persona parecía perfecto. En comparación, Jimin se criticó a sí mismo por llevar harapos como ropa, llenos de polvo y sudor debido al humo del tráfico que abundaba en la calle. Su perfil era una verdadera lástima, pensó. Aunque aparentaban tener la misma edad, Jimin se sintió un poco intimidado y se encogió en un rincón después de apretar el botón.

El chico caminó delante cuando las puertas se abrieron. Jimin hizo lo mismo, salió detrás de él, luego buscó el número del departamento de su cliente. Para sorpresa de ambos, volvieron a coincidir y se detuvieron frente al mismo departamento.

—Oh ¿Es tu destino? —le preguntó el chico, sorprendido.

—Sí. Vengo a entregar un pedido—contestó Jimin.

—Claro, debió pedirlo uno de mis amigos— decía mientras abría la puerta con su código. —Adelante, puedes pasar.

—¿No será un problema? —Jimin dudó un poco para ingresar. Y el otro lo animó cálidamente.

—Por supuesto que no—se hizo a un lado y lo invitó a entrar.

Los pies de Jimin titubearon con inseguridad, sintiendo que su presencia no era para nada apropiada en un lugar tan lujoso. El departamento era extremadamente extravagante, con un fondo blanco y muebles que lucían muy costosos. No pudo apartar la mirada, y exhaló un profundo suspiro ante el asombroso entorno.

De repente, Jimin escuchó un fuerte sonido que cortó el aire y perturbó sus oídos; era música mezclada con el bullicio de algunas personas que se encontraban en la terraza. Estaban haciendo un gran escándalo, gritando "¡Eso es, fondo, fondo! ¡JAJAJA!"

—Por aquí, ven conmigo—lo guió el chico de ojos almendrados.

Jimin lo siguió, y delante de él divisó una gran pared de vidrió, fuera de ella un grupo de jóvenes estaban reunidos alrededor de una larga mesa mientras carcajeaban.

—¡Es mi turno, mi turno! ¡Suga Oppa, si tú sales conmigo, haré todo lo que tú quieras, e incluso pagaré todo lo que a ti te apetezca, todas nuestras citas correrán por mi cuenta! —gritó la aguda voz de una chica. Fuera de ese detalle, más risas se oyeron en el lugar.

—¡Esperen, esperen, yo tengo una propuesta mejor! —exclamó esta vez un chico con la voz sugerente—. ¡Suga, muñeco, escúchame, si tú sales conmigo te prometo que todas las noches serán emocionantes para ti, te prometo que nunca te aburrirás, yo me hare cargo de hacerte siempre feliz! 

En un rincón, Jimin sorprendentemente escuchó el nombre de Suga, y luego, solo después de un breve momento, divisó al pelinegro entre la multitud, sonriendo animadamente, mientras la gente disfrutaba aclamándolo. Sin embargo, la fuerte sacudida que sintió en el estómago para Jimin no vino solo por eso, sino también al reconocer a Suran, su vecina, sentada al lado de Suga, insinuándose y riendo con él, esto hizo que casi las bolsas que llevaba en las manos se le escaparan.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Where stories live. Discover now