No te atrevas

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No te atrevas

Entonces, creyéndose las palabras de su madre, Eunji había ido jalando a Jimin de la mano arrastrándolo con ella, para después, de la misma manera, con la otra mano coger la del ángel más apuesto y sostenerlo también. Detrás de su inocencia residía la ilusión de unos bonitos sentimientos, pues creía que el chico más lindo y bueno del universo debería estar más cerca de un ángel tan divino como era el pelinegro.

Mientras ella se abalanzaba y daba pequeños saltos, muy sonriente, todos llegaron finalmente a la dichosa casa de Jimin, quién cuyo ánimo paseaba por las nubes más altas desde que EunJi había tomado su mano y lo había unido con la de Suga a través de ella. El cuadro de aquel momento era inverosímil, pero, así como la vida podía dar muchas vueltas, los momentos más increíbles también podían hacerse realidad.

—Eunji, cariño, ven acá, entremos juntas—le llamó su madre, pero la pequeña se aferró fuertemente a las piernas de Jimin, quien enseguida la miró conmovido.

—¡Yo quiero entrar con ellos dos!

—Vamos niña, no seas desobediente y ven aquí. Jimin tiene que despedirse.

—¡¿Despedirse?! ¡No, no puede irse todavía!—Rápidamente miro a Jimin —¡No se irá, ¿verdad?! Jiminie, dígale que no se vaya, por favor por favor, también puede entrar con nosotros. ¿Verdad, verdad que sí? ¿Oppa?

Cuando EunJi había entrado con su madre a la casa a regañadientes, Jimin y Suga se habían quedado solos afuera. Jimin relamió sus labios y dijo un poco nervioso. —Si quieres... si gustas puedes pasar.

—Está bien, te sigo—contestó Suga, y Jimin creyó que no había oído bien. Por lo que levantó la vista, encontrándo a Suga con una mirada tranquila, sin ningún rasgo de incomodidad ante la idea.

El castaño, entre la felicidad y la emoción, guió a Suga hacia adentro de su hogar. El interior era un lugar pequeño pero hogareño, podía juzgarse por el pequeño jardín que lucía vivamente verde rodeando el camino hasta la puerta principal de la casa.

—¡Ahí está, abuela !¡Ahí está, ahí está, es él!

Sonó la voz aguda de EunJin gritando, mientras abrazaba y hacía reír a una señora mayor que yacía sentada sobre un sillón en la sala principal. La niña se sobrepuso sobre la abuela y le susurró despacio en la oreja muy emocionada "¡Es el ángel de Jimin, pero mamá dijo que es un secreto!" después de eso se echó de correr por todos lados.

—¡EunJin, deja de correr! —gritó la señora Lee desde la cocina.

Mientras que Jimin sonreía feliz y Suga solo observaba en silencio, ambos se dirigieron a la abuela quien para entonces ya tenía su total atención sobre su nieto. Jimin la abrazo con cariño y le presentó a Suga, que próximamente y amablemente, había sido invitado a tomar asiento.

Jimin fue a ayudar a la señora Lee a servir la cena y Suga se había quedado en la sala. De pronto se escuchó la voz tranquila de la abuela:

—Es la primera vez que mi Jimin ha traído a un amigo además de Kookie a la casa—comentó con amabilidad. Suga conectó con la mirada de la mujer mayor. Ella volvió a decir: —Ahora comprendo por que últimamente ha estado actuando muy extraño—hizo una sonrisa afectuosa.

Suga no entendió a qué se refería. Se limitó a quedarse en silencio.

—Gracias —volvió a decir la abuela. 

—¿Por qué? —preguntó Suga. Y ella contestó:

—Por aparecer en la vida de mi nieto.

—¡Hola! ¡¿Hay alguien más en la casa, o esta mujer es la primera en llegar?! —exclamó una mujer, interrumpiendo la conversación. Era otra señora que había entrado repentinamente por la puerta principal con una caja grande cargando en sus manos. Su apariencia era diferente a la señora Lee, ella en cambio tenía el cabello corto y usaba algo de maquillaje en la cara.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant