Una locura maravillosa

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Una locura maravillosa

Jimin y Hoseok hacían ruido, demasiado ruido, tanto que sus gritos llamaban la atención de todo el mundo.

—¡DERECHA A LA DERECHA! ¡NO! ¡IZQUIERDA, IZQUIERDA!

—¡ESO HAGO!

—¡DESPACIO, DESPACIO!

—¡NO FUNCIONA!

—¡PUES HAS QUE FUNCIONE!

—¡¿Y SI NO LO LOGRO?!

—¡OH CLARO QUE ESO NO VA A PASAR, TÚ VAS A SACAR ESE ADORABLE PELUCHE DE ESA CAJA CUESTE LO QUE CUESTE JIMINSHI!

Jimin lució completamente frustrado, ¡¿porque aquella máquina expendedora de peluches se negaba a entregarle un peluche como premio?! ¡No pedía mucho, solo quería uno! Ya hace un buen rato que estaban intentando ganar algo pero nada había sucedido hasta ahora.

—¿LO TIENES?

—LO TENGO

—¡LO TIENES!

—¡LO TENGO LO TENGO!

Jimin sujetó el gancho robótico y trasladó el muñeco para luego dejarlo caer. Entonces, hubo un breve silencio expectante que hizo sudar a los muchachos hasta la muerte mientras esperaban quietamente mirando la máquina sin parpadear. Hasta que se escuchó el ruido de algo pesado cayendo contra la caja de premiación. Hoseok y Jimin se miraron al mismo tiempo, y luego, ¡luego gritaron llenos de emoción!

—¡LO HICISTE, LO HICISTE!

—¡LO HICE, LO LOGRE!

—¡ERES INCREIBLE, JIMIN-SHI, YO SABIA QUE LO HARÍAS!

Hoseok sacó el suave peluche de la caja y se la pasó al menor. Jimin sostuvo en sus manos un mediano Chicken Little, un pollito blanco, con un sombrero redondo en la cabeza y unas gafas circulares sobre su bonito pico anaranjado. Llevaba puesto una chompita de lana y cargaba una cartera diminuta de cuero. A Jimin le brillaron los ojos.

Hoseok sonrió igual de contento que el castaño. —¿Te gusta?

—¡Me encanta! —exclamó Jimin fascinado.

—Lo conseguiste tú, es tu premio por nunca rendirte. ¿Cómo lo llamarás?

Jimin negó con la cabeza. — No lo sé, lo pensaré después—. Con su expresión feliz, se fijó en Suga, finalmente para saber su opinión —Hyung, ¿Qué le parece?

—¿De verdad quieres saber?— Suga bufó con una cara larga desde su sitio, en un rincón donde estuvo esperando todo tiempo, y esta vez, parecía de muy mal humor. —Infantil y exactamente una pérdida de tiempo.

—¿Qué dices?— Hoseok no podía creer que Suga fuera tan insensible. Noto cómo el rostro de Jimin había decaído de inmediato. Dios debería darle un premio por ser tan buen amigo y actuar como intermediario de reconciliación. Agitó la mano restándole importancia. —Ah, ya entiendo, ya entiendo. Seguramente hablas así porque también quieres tener un bonito peluche similar ¿Verdad? debiste decirlo más antes. Ven aquí, amigo, y juguemos otra partida.

— Eso no va a pasar, odiaria tener "un bonito peluche similar", y créeme, aquí es más divertido—se negó Suga fácilmente.

Hoseok soltó una risotada por ese berrinche, Suga no había podido sonar más infantil. — Vamos, no te sientas avergonzado. Está bien si nunca en tu vida has jugado este tipo de juegos. Yo te enseñaré.

—¿Enseñarme? Yo no necesito que me enseñes nada—espetó Suga.

Hoseok volvió a reír. —Dime algo. ¿Alguna vez te han enseñado a disfrutar de la vida?

El Mismo Cielo (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora