Suave y tierno

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Suave y tierno

Al este de la ciudad de Daegu, pasando por los valles y los pequeños pueblos, un autobús amarillo recorría una larga ruta y se detenía en cada parada, mientras la gente subía y bajaba de el. Sin embargo, había un momento especial en el que este autobús parecía quedar casi deshabitado, a la mitad de la mañana, cuando la mayoría de las personas estaban ocupadas con sus responsabilidades, dejando los asientos prácticamente vacíos.

Al fondo del interior de este vehículo, había dos jóvenes que se encontraban sentados uno al lado del otro. Uno de ellos, con la cabeza inclinada suavemente hacia un lado, parecía estar sumido en un sueño, apoyando su cabeza en el hombro del otro. Mientras tanto, este último, con la mirada perdida en el paisaje más allá de la ventana, contemplaba el mundo exterior con una expresión más tranquila.

—Hyung, ¿a dónde vamos?—preguntó Jimin de repente.

Suga, con los ojos cerrados, respondió con calma: —No lo sé.

—¿Estamos perdidos?—preguntó Jimin.

—Probablemente—fue la respuesta serena de Suga.

Con el viento jugueteando con sus cabellos, Jimin siguió observando el paisaje que pasaba velozmente fuera de la ventana. De repente, una sonrisa iluminó su rostro.

—Hyung— llamó con suavidad.

—¿Mmh?— respondió Suga, atento a sus palabras.

—Perderme contigo parece un sueño—, confesó Jimin, dejando que la dulzura de esa revelación envolviera el ambiente.

Después de mucho tiempo, Suga respondió con un simple gesto:—Mmh—. Pero bajo las sombras, Jimin sintió un ligero y cálido apretón que Suga hizo en sus manos entrelazadas.

—¡Hyung!—. Luego de un largo tiempo, Suga sintió que estaba siendo sacudido. —¡Hyung, despierta! ¡Mira! ¡Es el mar!—gritó Jimin, señalando hacia afuera con una emoción destellante.

El autobús se detuvo y dejó a los dos jóvenes en la siguiente parada. Inmediatamente después, Suga observó cómo Jimin corría emocionado hacia el mar, como un niño rebosante de energía.

—¡Hyung, es increíble! ¡Es la primera vez que veo el mar! —gritaba con tanta fuerza que las olas parecían compartir su felicidad, agitándose como bienvenida para él.

Era la primera vez que Jimin veía el mar, nunca antes había estado tan lejos de casa. Y su primera impresión indudablemente superó todas sus expectativas. Sin embargo, después de emocionarse tanto y quedar tan impresionado, aún no podía acercarse por completo al mar. De repente, dejó de correr y gritar, quedándose quieto, doblando las rodillas para inclinarse, y mirando hacia el horizonte con algo de pena.

—¿Qué sucede?—le preguntó Suga, deteniéndose a su lado. —¿Por qué te detuviste?

—Nada, es solo que... —murmuró Jimin, bajando la mirada—...tengo miedo. No puedo acercarme al mar.

Después de esta revelación, permanecieron en silencio por un largo momento. Finalmente, Suga dijo. — No hay razón para temer al mar. —Sus palabras resonaron en el aire, llevando consigo calma y seguridad. Luego agregó:—Si el mar fuera una criatura viva, sin duda sería la criatura más grande y gentil del universo.

Suga apartó sus pertenencias y se quitó los zapatos, luego se remangó los pantalones, dejando al descubierto sus pies descalzos sobre la arena. Avanzó hacia adelante y se giró hacia Jimin, quien lo observaba con sorpresa. Extendió la mano en un gesto de invitación.

—¿Vienes?

La invitación de Suga fue inesperada. A sus espaldas se extendía el inmenso mar, mientras la luz del sol deslumbraba su figura. La brisa marina atravesaba el silencio, añadiendo a la impresión de Jimin.

El Mismo Cielo (Yoonmin)Where stories live. Discover now