Capítulo cuatro

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Aurora

Respiro hondo mientras espero en el auto, Daemon está como chófer y está mirando al frente con sus brazos sobre el volante. No ha preguntado nada y espero que no lo haga, no es su problema.

Me muerdo la uña impaciente, como es habitual en estos casos siento nervios de que alguien me vea. Las anteriores veces había venido completamente sola, le mentía a mi padre diciéndole que iría al tenis. Cómo hoy, pero la realidad era un poco alterada por mí, si asistía a las clases de tenis pero siempre una hora y media después. Hace un mes no le veía, este es el mismo sitio del cuál siempre le espero pero han pasado quince minutos y no hay señales de él por ningún lado.

El miedo se construye en mi interior como una torre de naipes.

Le veo detenerse en la esquina y mirar a los lados, lleva una chaqueta negra con el gorro sobre su cabeza, unos jeans claros pálidos por el tiempo y sus zapatos color blanco.

Los nervios me atacan.

—Espera aquí — le digo a Daemon que me observa de soslayo pero ni siquiera espero más, tomo mi bolso y bajo del auto. El sol me da en el cuerpo y odio tener que venir siempre con el uniforme de tenis puesto.

Me acerco a él y apenas lo veo el miedo se construye mucho más alto al ver cómo tiene una parte de la cara con un golpe en color morado verdoso, lo confirmo cuándo estoy lo suficientemente cerca y veo su labio con una costra.

—¿Qué pasó?— pregunto.

Sus ojos marrones me observan en silencio. Tiene ojeras y se ve tan cansado, el corazón se me hunde en el pecho.



Daemon

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Daemon

—Ella oculta algo, creo que se está viendo con un hombre a escondidas y si es así tienes que decírmelo.

Recuerdo la conversación con su padre, él cree que su hija está teniendo una aventura con un hombre, que está dañando su reputación y lo comienzo a creer en el momento que la veo hablar con ese hombre.

Están a medio metro de distancia, ella no se ha acercado para nada a él y él tampoco ha intentado nada. No veo afecto pero quizás lo hacen porque estoy mirándolos, saco una bolsa de granola y la destapo comenzando a comer. Aurora anda con su uniforme de tenis y la forma en la que la miran los hombres que pasan a su alrededor me hace querer bajar del auto y golpearlos hasta que dejen de respirar, ella merece respeto y no que la miren de forma lasciva por su vestimenta. Aurora, abre su bolso y saca un sobre, el cual, le vi guardar cuándo salíamos de su casa.

Ambos continúan hablando durante varios minutos hasta que ella se acerca a él y le abraza fuertemente, cuándo se aleja se limpia el rostro y se gira para venir al auto donde la espero.

Se sube en silencio y yo continuo viendo al hombre que se guarda el sobre y se gira sobre sus talones para regresar por dónde vino.

No creo que la esté extorsionando y ella le esté dando dinero.

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