Capítulo quince

1.4K 109 8
                                    

Aurora

Cuándo despierto lo único que oigo a mi alrededor es nada.

Una absoluta calma de la nada.

Pero entonces los recuerdos me invaden y me siento en un salto sobre la cama. Estoy en la misma habitación, no en mi casa. En la habitación que Daemon me ha metido aquí desde que me secuestró; por qué sí, me secuestró.

Pero algo más llama mi atención y en mis manos, brazos, piernas. Hay sangre, lo sé porque el olor metálico me inunda las fosas nasales provocándome arcadas. ¿Porqué hay sangre? El pánico me llena y aunque aún me siento un poco mareada recuerdo que él colocó algo en mi sistema que me hizo perder el conocimiento.

—No es tuya — su voz me llena los oídos y alzo la vista encontrándolo sentado en uno de los muebles de la habitación— así que tranquila.

¿Tranquila?

¿Tran..quila?

Me levanto de la cama y me tambaleo, él hace un movimiento de venir por mi pero lo detengo con un movimiento con mi mano de alto.

—Ni un paso más — le advierto— ¿Qué me estás haciendo?— pregunto molesta, con ganas de saltar sobre él y golpearlo.

—Necesitaba que se viera real.

La sangre claro, el habla de la sangre.

—Lo único que querías real.

—Aurora— advierte.

—¡No!— le grito— déjame ir por favor, no volveré a Italia pero tampoco quiero estar aquí.

Sus ojos grises me observan, están brillantes y noto tantas cosas en ellos que no sé cómo descifrar.

—No puedo hacer eso,  Koroleva.

Cierro los ojos con fuerza.

Él sabía que ansió la libertad, estar lejos de todo lo que tenga que ver con la mafia.

—Si te vas— dice y le presto atención — no habrá nada en el mundo que te aleje de lo que eres, yo iría por ti hasta el fin del mundo.

—¿Por qué? — pregunto buscando algo en sus ojos pero obtengo nada, buscando romper su cáscara.

Se queda en silencio. Parece pensar pero de su boca no dice nada.

—Te he preparado un baño— es lo que dice y se acerca— déjame limpiarte.

Me alejo.

—Puedo hacerlo sola— con el orgullo en la palma de mi mano avanzo huyendo de él y atravesando la puerta hacia el baño pero antes de que pueda cerrarla su mano la detiene, sus ojos parecen desafiante y es extraño no verlo con sus habituales ropas del uniforme de guardia, ahora luce como más él. Su cabello no está peinado como siempre con gel, está recortado a los lados y largo arriba con mechones alborotados pero sin verse mal, noto como en su cuello hay tatuajes que nunca antes había notado.

—Los cubría con maquillaje— me dice como si pudiera leer mi mente y alejo mi vista del tatuaje de rosa en el.

—¿Qué?— le hablo grosera— ¿Vas a quedarte como un pervertido mirando?.

Ladea la cabeza — no es nada que no haya visto — se acerca a escasos centímetros de mí rostro — o probado — pasa su lengua por mi mejilla y me alejo como si ese solo roce me hubiese quemado la piel. El corazón me amenaza con salir pero me terminó alejando de él.

Bien. El olor a sangre es asqueroso y no lo soporto más, Daemon se acomoda en el marco de la puerta con los brazos cruzados y con mis ojos sobre los suyos me bajo los tirantes de la camisa que tengo desde quién sabe qué horas, he perdido la noción del tiempo. La tela se desliza por mi torso rodando mis pezones que se ponen duros de inmediato, mi cuerpo me traiciona pero Daemon no está mirando mi cuerpo, solo mira mis ojos y de allí no los mueve mientras me desvisto. La ropa se acumula a mis pies y quedo solo en mi bragas de tela color blanca y me doy la espalda dándole una visión de mi culo que quizás ahora que no lo veo, me está mirando.

Beautifull Monster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora