Capítulos veintisiete

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Aurora

A lo lejos observo como la casa queda cada vez más y más lejana. Mi respiración es superficial y mis temblores son demasiados para mí cuerpo, aun estoy mareada y las ganas de vomitar aumentan. Me siento sucia y solo quiero paz.

—Te ves fatal — observo al hombre que me ha rescatado. Michelle me observa— Estaba en algo importante cuándo tu señal llegó, no dudé en venir.

—Lo siento— formulo.

No dice nada y el camino se vuelve largo, eterno y las lágrimas me amenazan con salir pero no las dejo. No merece mis lagrimas y mucho menos después de todo lo que pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Artemy abusó de mí.

Los recuerdos son muy vagos pero lo poco que recuerdo es él obligándome cuándo me resistía.

Siento una mano sobre mi y doy un salto.

—Soy yo— me examina y los temblores no disminuyen— ¿qué pasó?— frunce el ceño. Ni siquiera me doy cuenta que nos hemos detenido.

Sollozo.

—Artemy me drogó y abusó de mí — confieso— Daemon nos encontró en la cama y pensó que fue consensuado, no lo fue.

Sus labios son una línea fina.

En ese instante tocan la ventana y doy un ligero salto, pero me giro para mirar a tío afuera.

—Tío— bajo de auto y me voy directo a sus brazos y en ese instante todo se rompe en mí, mi corazón se vuelve añicos y el fuego del amor que lo consumía se han vuelto cenizas.

— Mi pequeña, jamás dejaré que Salvatore haga algo en tu contra.

— ¿Donde está él?— pregunto.

—En italia, hay cosas que debes saber. Pero primero vamos a tu habitación y allí hablaremos.




La casa de Michelle es enorme, está en una zona lejana en Rusia y tengo entendido que el Boss no sabe que su enemigo vive en su territorio. Tío me ha esperado pacientemente mientras me bañaba y lo hice mientras lloraba y me aplicaba todo tipo de lociones contra el cuerpo.

Me he puesto una pijama y no me preocupo por peinar mi cabello.

—Daemon creé que lo traicioné, él no me escuchó.

—Los hombres como él no suelen escuchar, para ellos son más que excusas. Lo mismo pasó con tu madre.

—¿Que quieres decir?— pregunto.

— Hay secretos que he guardado durante años para proteger a las personas a mi alrededor. Tu madre fue obligada a casarse con tu padre pero a quien realmente amaba era a mí.

Me levanto de la cama y observo con atención sus gestos. No está mintiendo.

—Tu madre y yo pasamos muchas noches juntos, después se embarazó de ti. Salvatore, no es tu padre.

—¿Como puedes estar tan seguro de eso?.

—Tienes una marca de nacimiento debajo de tu brazo izquierdo.

Se levanta la camisa y la veo. Me quedo sin aire.

— Tu madre me hizo guardar el secreto, Salvatore no se podía enterar o las mataba a ambas. No estaba dispuesto a perderla, pero la perdí a ella y no dejaría que nada te pasara.

Siento lágrimas caer de mis ojos.

— No debí permitir tu compromiso con Tekashi, me volví loco cuándo Daemon te llevó pero algo me decía que estabas bien. En cambio, vi enloquecer de arrepentimiento a Salvatore y eso me llenó de satisfacción. Él nunca te ha valorado como hija y yo tampoco aunque seamos la misma sangre.

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