Capítulo Treinta Y Uno

738 78 9
                                    

Michelle

—¿Está todo bien? No has venido a la cama— la pelirroja se me acerca completamente desnuda y ya no me provoca nada. Ya la folle y eso era lo que quería. Me visto frente a ella y tomando un cigarrillo lo llevo a mis labios fumando.

—Puedes irte —le pido. El hotel me da una vista de la ciudad y recuerdo la mujer que esta en casa.

Una mujer que quiero para mi pero ella no cede.

Soy un hombre guapo y tengo mis atributos pero a ella no le importa eso. Solo está siendo una esposa de mentiras, no me besa, no me da lo que necesito y eso me desespera.

Pero no pienso obligarla a nada.

Solo tengo que ser paciente.

Mi celular suena y voy por el recibiendo la noticia que hace que salga rápidamente del lugar y conduzca como un maldito lunático por las calles, cuando llego a la casa me doy cuenta de la magnitud de la situación. Hay hombres muertos por los alrededores y cuando corro a la habitación, ella no está y el bebé tampoco.

—Daemon Falcone, se la llevó — me indican — la cámara de seguridad graba como ella iba desmayada en los brazos de otro hombre, se la llevó a la fuerza.

Maldito hijo de puta.

Ella no se iría con él. Ella no caería tan bajo como para volver al mismo infierno.

—Desclaren la guerra a Rusia de inmediato, ataquemos sin piedad y será un hermoso aviso de que conmigo nadie se mete.

Comienzo con los preparativos de ataque, no pienso tener piedad por nadie. Se ha llevado a Aurora y su bebé, mi hijo por la ley así no lleve su sangre, hoy a recuperar a ambos y es lo que haré, que Daemon Falcone sepa que cometió un enorme error.

—¡Ella se fué con él! Siempre lo ha amado y siempre lo preferirá a él.

—Ella está casada conmigo, dijo SI ante el juez que nos casó.

—¿Y qué? — habla uno de mis hombres — no te la follaste ni una vez.

Me voy contra él y no pienso en nada más, lo golpeo hasta que la sangre mancha mis manos.  Me intentan separar pero estoy sumamente furioso, enojado con todo el mundo.

—Llevense a este hijo de puta de aquí y matenlo— ordeno y dos de mis hombres obedecen mientras los demás observan espectante— nadie se atreverá a decir una palabra más de mi mujer, ahora debemos cobrar, ojo por ojo y diente por diente. Es nuestro momento ahora de acabar con Rusia y es mejor que estén preparados para lo que se avecina, no quiero a nenas sin cojones.





Aurora

Los llantos de mi bebé se escuchan a lo lejos y me muevo sobre la cama con el mareo que me lleva la cabeza de vuelta contra la almohada, giro mi cabeza a un lado y veo a una mujer sosteniendo a mi bebé.

Todos mis sentidos de alarma se disparan y como puedo me levanto rápido, ella se gira casi a tiempo para alejarse antes de que la golpeé con una lámpara que tomé de la mesita de noche.

—Señora, cálmese— me dice pero soy como una gata furiosa y no dejo de ver a mi bebé entre sus brazos, ella no le está haciendo nada. Tiene un biberón en su boca la cuál lo está alimentando — mi nombre es Cristine, el señor me contrató para darle cuidados a su bebé, tranquila.

La puerta se abre y Daemon viene hacia mí, todo se destabiliza una vez más y caigo al suelo pero no sin antes sentir los brazos del hombre que ha puesto mi mundo de cabeza. Daemon Falcone, líder de la mafia Rusa y de mi corazón, lamentablemente aún vive ahí.

—Moy tsvetok— su voz contra mi oído es un detonante. Me abraza y puedo sentir mi corazón en mi oídos.

«Mi flor»

—Daemon— digo su nombre en un susurro— estoy bien, suéltame — pido alejando sus brazos de mí y me levanto con más estabilidad.

Lo veo, está cambiado. Su cabello está más corto y tiene barba la cuál lo hace ver más mayor sin quitar lo guapo que siempre ha sido. 

—¿Por qué haces esto?— le pregunto.

—Él es mío, así como tú también lo eres.

—¿Te estás escuchando? Tú me hechaste de esta maldita casa sin escucharme.

—Lo sé y ahora quiero repararlo.

Me doy media vuelta y tomo el vaso que hay en la mesita de noche, antes de que él lo impida lo lanzo contra el suelo y este se rompe en mucha partes.

—Anda,  recogelo e intenta repararlo. Intenta pegar todas sus partes a ver si puedes lograrlo.

Me doy la media vuelta y le quito mi bebé a la mujer que me lo entrega dormido. Lo llevo contra mi hombro y le doy pequeños golpecitos sacando los gases que tenga retenidos.

Escucho la puerta pero sé que no fué él quien salió.

—Michelle, me estaba dando lo que tú no pudiste. Me dió apoyo, estabilidad y un apellido para mí hijo. Tú no eres su padre, entiéndelo.

Observo como sus ojos cambian repentinamente llevandos por los sentimientos, la cara se le ha desfigurado y sé que no le alegró escuchar lo que dije.

—Bien, pero de aquí no te vas a ir. Te quedas conmigo porque primero muerto antes de ver a mi hijo con ese infeliz.

Ruedo los ojos hastiada.

—No tienes ningún derecho sobre él.

—Soy el villano y puedo ser el peor si sigues de terca.

Los ojos se me llenan de lágrimas.

—Entiéndelo, Aurora, pensé que... Pensé que de verdad habías querido estar con él, tenía la mente envenenada.

—Eso significó una cosa y es que nunca confiaste en mí, no como yo lo hacía contigo y el que me trataras como una infiel me confirmó que el hombre que yo veía era uno completamente diferente. Ahora, déjame sola y no quiero verte.

—Hagamos una prueba de ADN— me pide — salgamos de dudas.

—No.

—Por favor.

Está suplicando. Está rogando, pero es demasiado tarde para ruegos y disculpas.

Michelle vendrá por mí y me iré con él, está vez le daré algo mutuo y no seré una mujer la cuál parece estar pintada en esa casa. Michelle no me es indiferente, me gusta pero no puedo sacarme de la mente al hombre que está detrás de mí.

—¿Me amas?— pregunta— sé que lo haces.

—Dejé de amarte en el momento que me dijiste que era una puta, en el momento que me arrodíllate con un arma en mi cabeza. Quién ama no te traiciona y si yo te amaba jamás te traicionaria.

En ese momento la puerta se abre y Klaus le dice a Daemon.

—Han atacado los navíos con la mercancía, la mafia turca lo hizo.

El corazón me da un salto.

—Michelle, ha declarado la guerra en los clanes— termina de decir y los ojos de Daemon es lo que siento antes de que abandone la habitación dejándome sola.

Beautifull Monster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora