Capítulo veinticinco

1.1K 101 6
                                    

Aurora

Volver a ver a León me llena el pecho de una felicidad indescriptible,  el cariño que le he tomado al pequeño no se iguala con nada.

—Te  extrañé — me dice.

—Y yo a ti— le abrazo tan fuerte y sonrío al ver como Daemon nos observa.

—¿A mi no me extrañas?— Daemon finge ofenderse y es de las cosas más tiernas que le he visto hacer.

—Ay, papá,  por supuesto— le dice el pequeño como si fuera los más obvio.

En ese instante me doy cuenta de lo diferente y valiosa que puede ser la vida. Los pequeños instantes, Daemon llegó a mi vida en momentos oscuros y ahora voy a ser su esposa. Voy a casarme con él.

Al entrar en casa me doy cuenta que Artemy me da una mirada antes de abrazar a su hermano, ambos se dan palmadas en los hombros.

—Espero los negocios hayan ido bien— le dice Daemon.

—Lo han ido, no hubo mucho trabajo. Los navíos ya van con la mercancía a su destino, hace dos días hubo una llamada importante para un hombre importante de Colombia, dijo que escuchó sobre las increíbles armas que creas e hizo un encargo.

—Bien, manos a la obra.

Ambos hermanos desaparecen de mi vista y León llega a mi lado.

—León, es hora de tu baño— la niñera de pequeño dice, me observa de la misma forma en la que lo ha hecho siempre. Con repugnancia.

Siento que esta mujer es un lobo bajo la piel de una oveja.

— ¿Me recuerdas tu nombre?—  le pregunto y ella me ve con mucho más odio.

—No es necesario mi nombre, León, obedece.

—Yo lo llevaré a darse una ducha y pasará el resto del día a mi lado. Puedes retirarte— le ordeno con severidad. Observo como cierra sus manos en puños.

—¿Quién te crees? Solo por que te acuestas con el Boss, no significas nada. Yo hacía lo mismo y mírame— se señala.

La ira y los celos nacen de mi al escucharla. Había sospechado hace algún tiempo que se acostaban o al menos lo pensé pero ahora lo puedo confirmar.

—Y todo iba bien, hasta que tú llegaste a apartarlo.

Sonrío— me alegra haberlo hecho.

—Perra— me dice y pongo a León detrás de mí.

—No hagas que consiga tu despido, seré la señora de esta casa y tendrás que vivir bajo mis órdenes.

Tomo a León de su mano y paso por su lado, nunca me he sentido inferior a ninguna mujer y aunque este molesta por lo que dijo. Soy inteligente y finjo que no me ha afectado nada de lo que dijo.

—Eso, has sacado tus garras— Artemy interviene en mi camino— me encanta eso— su tono de voz es diferente como queriendo ser sensual.

—Siempre las he tenido.

—¿Qué pensará tu papi al saber que su hija es ahora parte del enemigo?— me siento atacada.

—Nunca le importe a mi papi, así que no creo que le afecte.

—Mmm, eso veremos.

Me la paso el resto del día junto a León, Daemon no ha aparecido  en todo el día y cuándo aparece ya León se ha dormido. Su figura en la puerta me espera mientras me acerco a él, le doy un beso en los labios y nos vamos juntos a su habitación.

—Quiero hablar con mi padre— le digo cuándo llegamos a la habitación. Sus ojos se posan en mi de inmediato, quizás no esperaba que le dijera eso.

—¿Que le vas a decir?— se comienza a quitar la corbata y me acerco a él después de quitarme los zapatos y dejar mis pies descalzos contra el suelo. Le ayudo a quitarla y prosigo con los botones de su camina poco a poco con su atención puesta en mí.

—Le diré que me quedaré contigo, que me casaré contigo. No me importa si se opone, es mi padre y merece saber que estoy bien.

— Él creé que te hago daño, que todo este tiempo has estado sufriendo.

— Pues sabrá la verdad. Creo en ti y no necesito nada más.

— ¿Me amas?— su rostro está a escasos centímetros de la mía. Sus labios rozan mis mejillas chocando su aliento tibio contra mi piel, su nariz acaricia mi mejilla con suavidad.

Es una respuesta la cuál quiero darle.

— Mis sentimientos por ti han cambiado— le confieso— creo sentir que te amo.

— ¿Lo crees? Quiero que lo sientas y si no estás segura, te haré sentirlo hasta que estés cien por ciento segura de que lo haces.

—¿Y tú? ¿Me amas?.

— Haz cambiado mis sentimientos, Aurora, y yo en cambio estoy cien por ciento seguro de lo que siento.

Me besa.

Me ha dicho indirectamente que me ama. Y eso llena mi pecho y mi corazón de una sensación abrazadora, que me lleva al mismo cielo con el hombre que tengo besando mis labios y mi  cuerpo, sus besos me devoran y calientan cada parte de mí. La excitación no tarda en aparecer y terminamos tumbados en la cama basándonos con desespero, nos quitamos la ropa y sin juego previo en minutos tengo su miembro dentro de mi mezclado con mis jugos que hacen que todo sea más fácil. El sonido de nuestros cuerpos llenan la habitación junto con mis gemidos, me da una nalgada y eso en vez de molestarme me excita, me toma del cabello y me embiste una y otra vez hasta que tengamos satisfechos.

Terminamos abrazados y desnudos, acaricio su pecho mientras él acaricia mi cabello.

—Tendremos muchos hijos— eso me hace reír.

—No quiero muchos hijos, Daemon— confieso— me aterra ser madre.

—Eres como una para León y yo quiero muchos hijos. Varones.

—¿No te agradan las niñas?

—Casi no, las mujeres en la mafia son como carne para los lobos. No quiero eso para mí hija, prefiero varones. Son fuertes y testarudos. Serán como yo.

—No tengo duda de eso— río— ¿qué nombre te gustaría?.

—Hunter— dice de pronto.

—Fiorella— digo después.

Lo miro a los ojos y me besa la cabeza.

—Nunca me había sentido tan pleno en la vida.

— Ni yo había tenido tanta paz.

Beautifull Monster Donde viven las historias. Descúbrelo ahora