Capítulo veintitrés

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Daemon

Hace más de un año que no regresaba a Las Vegas. Tengo negocios en varias parte del mundo, negocios de los cuales estoy al pendiente desde la distancia y tengo a los mejores gerentes encargados de los lugares.

Pero el hecho de que uno de mis clubes haya sido jodido por la mafia polaca me hierve la sangre.

Tristán es el jefe de la mafia irlandesa y el dolor de mis bolas desde hace siete años cuando nuestra amistad se jodió. Tristán fue mi mejor amigo y estábamos juntos en muchas cosas que tenían que ver con torturar y pelear en clubes clandestinos de la ciudad. Hasta que jodió todo por la ambición y los malos consejos de su padre que yo mismo maté cuando acabó con mi paciencia.

Al bajar de mi jet privado junto a Aurora me cuestiono el hecho de haberla traído aquí, Tristán podría usarla contra mi en sus juegos retorcidos de venganza.

—Tendrás más seguridad de la necesaria, no saldrás sin mis hombres cuándo no estés conmigo y si es posible no abandonaras el pent house— le ordeno mientras le abro la puerta del auto.

Ella suelta un suspiro.

— Pensé que podría divertirme en Las Vegas.

— Lo harás, pero hay personas que podrían usarte en mi contra.

Eso me recuerda a mi padre y su exagerada protección hacia mí.  Soy la hija del capo de italia y ahora soy la mujer del Boss de la mafia rusa.

Daemon se acerca y me da un beso corto en los labios.

— No te vayas, quiero ir contigo — le digo.

Él me observa y pasa su mano por mi mejilla.

—Es una reunión,  que podrías hacer allí.

— Quiero estar presente— le digo. Me observa y niega con la cabeza a manera de disculpa.

— No puedo, ellos te ven como el enemigo y piensan que cualquier cosa que sepas se lo dirás a los italianos.

—¿Me ves como el enemigo,  Daemon?— le cuestiono mientras paso mi mano por su rostro y la deslizo lentamente por su cuello.

—No.

Le beso los labios,  los muevo con frenesí y le doy paso a mi lengua la cual choca con la suya. Sus manos van a mis caderas y me pegan a él.

— Quisiera quedarme,  pero no soy un hombre que llega tarde a sus compromisos.

— Esta bien, me quedaré sola y aburrida en esta habitación— la observo y es enorme pero estaré sola.

— Puedes pedir lo que sea por servicio a la habitación, se cargará a mi cuenta, tendrás una pequeña sorpresa en la cama— me guiña el ojo y se va. La puerta se cierra y me quedo de pie observando a mi alrededor.

Camino hacía la cama y observo una caja en color negro con un lazo en color rojo, el corazón se me acelera y me acerco con una sonrisa abriendo la caja, lo primero que observo es una pulsera pandora en color plata la cual tiene un broche con diseño de corazón,  es hermoso y me lo coloco de inmediato en mi muñeca izquierda. Lo segundo que veo es una tarjeta de crédito en color negro, debajo de ella hay una nota.

"Esta tarjeta tiene fondos ilimitados, puedes usarlo en lo que quieras".

Sonrío.

Daemon se ha vuelto una pieza importante en mi vida y no quiero negarlo pero le quiero.

Me quedo el resto del día en la habitación y recibo servicio a la habitación con lo que pido. Cuando la noche llega observo desde el balcón lo hermoso que es Las vegas y de como parece cobrar vida. Me estoy dando un baño cuando la puerta se abre y me giro para observar a Daemon entrar, ya está sin ropa y por su rostro de seriedad deduzco que no ha tenido buen día,  al menos, cuando me observa me sonríe.

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