Capítulo diecinueve

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Daemon

El auto se mueve a medida que avanzamos por el camino de tierra en dirección a nuestra última entrega del mes de Julio, los colombianos están ansiosos por tener mis prototipos de armas en sus calles y yo estoy ansioso por hacer que mi creación llegara tan lejos. Desde niño he tenido una increíble fascinación por las armas, mi padre me dio la primera cuándo tenía doce años y la he estudiado desde entonces.

Padre creía que yo era su perdida de tiempo, para ser su heredero pero después de observarme una vez y ver mis creaciones se dio cuenta de que valía la pena, que su hijo creara armas únicas lo hizo incluso más famoso de lo que era, al contrario de Artemy, mi padre lo veía como un muchacho débil y de falta de carácter, cuando mató por primera vez quedó con un trauma del cuál lloraba todas las noches y él apenas tenía trece. Yo maté a los once años cuándo uno de los hombres que le trabajaba a él lo traicionó con la mafia polaca.

No me conmovieron súplicas por su familia e hijas, tampoco cuándo en un vago intento quiso sobornarme. Le disparé sin remordimiento y ese día celebramos en el club con su cuerpo tirado en el suelo.

Mis pensamientos fueron rotos en el momento que el auto se detuvo y bajamos del auto. Remmy me siguió como mi sombra.

Crecimos juntos, su padre era la mano derecha del mío y murió intentando salvar a mi padre después de una emboscada hace algún tiempo, cuándo heredé el trono de la mafia a los veinte años él también se unió a mí jurando lealtad a mi nombre y familia.

-Salvatore, quiere hacer un trato a cambio de su hija.

Solté un bufido.

-Está dispuesto a darte los nombres de los responsables de la muerte de Sara- dice y nos adentramos a los galpones dónde todos trabajan uniformemente.

-¿Qué nombre podría proporcionarme?- le pregunto mientras avanzamos hasta el ascensor y presiono mi dedo sobre el sensor de huella, solo yo tengo acceso.

Cuando las puertas se abren nos adentramos y no es hasta que se cierran que Remmy se giró para mirarme.

-Dice que él no la asesinó, que ella tenía un amante el cuál se cansó de esperar. Te da los nombres a cambio de su hija.

-¿Y qué si es falso?- la rabia burbujeaba en mi cuerpo a punto de hacer ebullición. Maldito Salvatore.

-No quiero nombres, quiero venganza y romperé a su querida hija hasta dejarla hecha nada- digo.

-Falcone, entre nos sabemos que eso no es lo que estás haciendo.

-Está enamorada de mí - le digo con una burla y decir aquello ocasionaba una sensación extraña en mi pecho.

-¿Y tú? ¿Lo estás?- me pregunta y atravesamos el ascensor hasta mi despacho con vista a todo el laboratorio de químicos y armas.

-Yo no me enamoro - escupo.

-No eres un inmortal y tienes sentimientos.

-Ya déjate de toda esa mierda- escupo molesto.

-Bien, entonces hablaré con Salvatore Ferretti y llegaremos a un acuerdo a cambio de su hija.

-No te he pedido tal cosa.

-Bien- hay un silencio - Artemy ha pedido querer jugar con ella, quiere tocarla y las cosas que me dijo que le haría, él...

Antes de que pueda pensarlo me lanzo sobre él y lo llevo contra la pared con mi brazo sobre su cuello ejerciendo presión.

-Nadie, escúchame, nadie puede tocarla. Solo yo.

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