Capítulo 4

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El viaje de Lisa era estrictamente de negocios. Si bien era cierto que le encantaba aquella isla y se lo pasaba a lo grande cada vez que iba, esta vez debía centrarse en un ambicioso proyecto del qué era líder y fundadora.

Aunque no iba sola. Sus hermanos, Bambam y Riracha, la menor, la acompañaban. Juntos habían alquilado una villa en el lado norte de Seongsan Ilchulbong, un vecindario tranquilo y con todas las comodidades cerca, o eso decía el anuncio de Airbnb. Por lo pronto podían decir que era lindo y bastante bien distribuido.

Su hermana menor se partía de risa mientras escuchaba a Lisa plantarse frente a la mesa del comedor, cuyas sillas estaban vacías, y hablarles como si estuvieran ocupadas con los asistentes a una conferencia.

La castaña era muy seria con su trabajo, y aunque se sabía que era la más joven, mejor y más prometedora constructora que había en la actualidad de arquitectura sostenible, todavía se esforzaba el doble.

—No jodas, Lisa—dijo Bamabam riéndose—. Hablando como hablas, no entiendo cómo
la morena del barco te botó a la primera.

Lisa detuvo su discurso y sin querer, recordó a la chica de la proa del Ferry.

— Ya callate Bam, estoy tratando de concentrarme.

— ¿para qué? Lo harás bien. Eres una gran oradora y lo sabes. Nadie puede resistirse a tu labia. Ah no, espera. Si hay alguien — estalló en carcajadas y Lisa tomo un cojín de una de las sillas del comedor para lanzarselo a la cabeza.

— No todos podemos ser chismosos y cobrar millones de dólares por eso, idiota.

— ¡Oye! Periodista. Soy periodista.

— Paparazzi en realidad — le corrigió la más pequeña metiéndose una papa frita a la boca.

— ¿tú de que lado estás? — La reprendió Bamba indignado y ella se encogió de hombros.

— De ninguno. Pero a ti te detesto por haber vendido la foto de Taylor con ese jugador.

Bambam pone los ojos en blanco — Esa foto pagó este viaje, niña.

— ¿y qué? Eso no hace que te deteste menos. Además aquí estoy obligada. Soy menor de edad ¿recuerdan? Hasta los dieciocho estoy atada a ustedes.

Lisa se acerca a su hermana y la rodea con un brazo — lo dices como si fuera malo, Chiqui. Yo soy genial.

—Si Chiquita. Sobre todo yo —Bambam le lanza de nuevo el cojin a su hermana mayor y le da en toda la cara.

Chiquita suspira. — A eso me refiero. Ustedes parecen más niños que yo. No me extraña que esa chica no te hiciera caso.

Lisa la mira indignada y se deja caer en el sillón.

—Tú no sabes lo que pasó. —se justificó con una media sonrisa— Además, no era mi tipo.

—Todas son tu tipo, no digas tonterias —la corrigió su hermano—. Admite que la chica tuvo el suficiente cerebro como para no dejarse embaucar por esa carita de niña
mala que tienes y te dejó sin nada.

—Lo que tú digas, hermano. —Lisa tiró los papeles de su mano sobre la mesa de cristal.

Como siempre, le gustaba estar bien preparada días antes de sus presentaciones y la verdad es que debería seguir repasando ya que esta esta vez su exposición no era para vender, sino para presentar su proyecto al consejo de Jeju y convencerlos de que le dejaran ejecutarlo.

—¿Era guapa? —preguntó Chiquita a Bambam ya que ella estaba dentro del camarote y en verdad no tuvo oportunidad de verla.

—Guapísima —contestó hurgando en la herida de su hermana— como una diosa. Pero no era de esas tipo modelos llenas de cirugía y silicona. Y sabía hilar más de cuatro palabras seguidas sin parecer un robot.

 BRUJAS DE SAL | PARTE 1 | JENLISA Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ