Capítulo 21

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DISCOTECA LÍO

Había lugares que se ganaban la fama de exclusivos a pecho y con toda la razón. Ese era el caso de Lío que, en poco más de tres años, se había convertido en un must para
todas las celebridades peninsulares e internacionales.

Lalisa había estado en infinidad de locales y discotecas glamurosas, pero aquel era algo fuera de lo común. Afuera, los paparazzi inundaban la entrada de flashes, esperando cazar al nuevo famoso que visitaba el local, buscando mezclarse con gente de su estilo.

La tailandesa se había querido vestir mejor que nunca. Llevaba una minifalda rosa con brillos y un croptop negro, junto a unas botas de tacon alto y un blazer hasta la mitad de la espalda del mismo color. Su pelo suelto y brillante; hacia resaltar su piel bronceada por haber tomado el sol, y con los ojos tan claros, llamaba muchísimo la atención.

Todos los hombres la miraban, pero ella no estaba pendiente de mirar a ninguno.
Esperaba a Jennie con ansia. Por fin la había llamado, pero aun así se sentía más perdida que Colón en África.

Definitivamente, en apenas una semana muy intensa, se había quedado prendada de
una morena inteligente, exótica y audaz con una lengua capaz de desmoronarle cualquier teoría.

Al principio, pensaba que no era su tipo. Pero, en ese instante, después de estar dos días sin verla, había descubierto que si alguna vez había tenido un tipo de mujer como modelo ideal, podría ser ella, lo contrario de lo que había buscado después de Sana.

Jennie era desinteresada, leal, honesta, sincera y muy sensible. Su ex en cambio resultó ser una serpiente, traidora y sin escrúpulos.

De repente, un precioso Gordini naranja aparcó en la puerta, y de él bajaron dos mujeres preciosas que llamaron la atención de todos. Incluso, de los dos hombres de seguridad que controlaban la lista de invitados de Lío. Los dos armarios sonrieron y saludaron con la cabeza a la castaña, que no era otra que Jisoo Kim. Y, madre de Dios, llevaba un conjunto plateado de purpurina extracorto, con un escote que podría dejar sin palabras incluso al más sabiondo.

Y a su lado, una diosa de ébano con larga melena recogida en un cola alta y maquillaje ahumado. Llevaba un vestido de lentejuelas negras igual de corto que el de su hermana, zapatos de tacón de aguja y unos ojos imposibles que miraban lo que acontecía a su alrededor con análisis y curiosidad. Jennie Kim era sin duda un hada de nunca jamás. Un ser mágico que no parecía real.

Ambas llevaban brazaletes extraños y elaborados, supuestamente a la moda. Y sendos bolsos de mano con brillantes incrustados y la marca Chanel como escudo.

Al verlas caminar con tanta confianza, bajo la atenta mirada de todos esos hombres y mujeres pudientes, que parecían dar todo por solo una mirada suya, Lisa por primera vez se sintió algo insegura. ¿Sería lo suficiente buena para alguien como ella?

Cuando Jennie la localizó, parpadeó aguantando la respiración. Dio un largo suspiro, sintiendo perfectamente el salto de su corazón. Solo bastó conectar sus miradas para parar incluso el tiempo, entre los flashes, los gritos, la música y la noche.

La morena le sonrió abiertamente y le indicó que se acercara y pasara de largo toda la cola que había para entrar al espectáculo inicial.

Lisa la obedeció. ¿Cómo no hacerlo? Se cortaría las venas por pasar una noche junto a ella, por muy patético que sonara.

—Hola —le dijo la morena admirándola con gusto, con ganas de besarle esa boca que el dios de la belleza le había dado.

—Hola —contestó colocándose en medio de ellas.

 BRUJAS DE SAL | PARTE 1 | JENLISA حيث تعيش القصص. اكتشف الآن