Capítulo 28

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Dos días. Jennie durmió dos días seguidos.

Amaneció un viernes, algo desorientada y desubicada. La despertó el olor a pancakes y cupcakes recién hechos.

Inmediatamente, llevó la mano a la herida de su garganta, y se dio cuenta de que ahi solo había piel lisa. Su corte se había cerrado. Se trataba de modificar la memoria de las células y, mediante el pensamiento, hacerles creer que estaban bien, que nada había sido alterado. Ella podía autosanarse, del mismo modo en el que podía curar a los demás. Sin embargo, esta vez, herida como estaba, había tomado la decisión de curar antes a su madre, y eso había propiciado un desgaste abrumador de ahí que durmiera tanto.

Recordó el accidente, y una oleada de ira la recorrió. Habían ido por ellas. Esta vez, como se habían protegido de la magia, solo podían alcanzarlas mediante las agresiones físicas y aunque estaban alertas, eso podía ser igual de peligroso.

Se había dado mucha prisa el tal Jiyong.

Jisoo abrió la puerta y metió la cabeza en la habitación.

—¡¿Ven?! ¡Se los dije! —exclamó gritando eufórica. Su flequillo castaño claro y Liso se movió de un lado al otro—. ¡Por fin despertó! —Corrió y se subió sobre la Cama para abrazarla con fuerza.

—Hola, Chu… ¿Cuánto dormí?

—Casi cuarenta y ocho horas seguidas. Es un nuevo record. Dios, me moría de ganas de que te despertaras… Han pasado muchas cosas.

Jennie parpadeo y se cubrió los ojos con el antebrazo.

—¿Dónde está mi niña? —Haesook  entró, acompañada de su hija, con una bandeja llena de comida a elegir. Jugos, crepas, tortitas, bocadillos… Lo que Jennie quisiera—. Seguro que tienes un hambre de mil demonios.

—De mil uno, abuela —aseguró incorporándose y apoyándose en las almohadas que Jisoo le recolocó.

La abuela  le dejó la mesita sobre las piernas y, entonces, Minyeong  aprovechó: antes de Que empezara a desayunar le besó la cabeza y la arrulló con mimo y cuidado.

—¿Cómo estás, cariño?

—Cansada —contestó Jennie. Después tomó la mano de su madre y la besó en la Palma—. Pero feliz de verlas bien a todas.

Dalgom entró en la habitación y de un salto se encaramó encima de ella, para Lamerle la cara.

—¡Buenos días, hermoso! —le contestó ella con una sonrisa—. ¿Qué me he perdí en estos dos días? ¿Se descubrió algo sobre el ataque que sufrimos?

—Pues…

Jisoo le explicó todo lo acontecido en las islas y lo relacionado con ellas. Los periódicos hablaron de una mano negra contra las Kim  y de que tal vez tenían razón sobre la posidonia y la manipulación de la información del Govern.

Se decía que eran un dolor de cabeza y que querían callarlas: por eso, tal vez, el accidente de su lancha no había sido solo eso: un accidente. En la redacción de la prensa se decía que en la barquita de madera solo viajaba TaeRi Kim, pues fue la única que se halló en la playa y que declaró para la policía y a los enfermeros.

Esa misma mañana, la mayor también  había ido a declarar al hospital para asegurarse de señalar al único sobreviviente del siniestro provocado. El guardacosta, absolutamente perdido y desconcertado, aseguró que no recordaba nada; y no entendía cómo esa noche él y su fallecido compañero estaban en Jeju cuando les tocaba, la guarda de la desalinizadora. No recordaba ni siquiera cómo había llegado allí, y el chico se veía seriamente ofuscado y triste.

 BRUJAS DE SAL | PARTE 1 | JENLISA Onde histórias criam vida. Descubra agora