Analepsis.

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Hace algunos años atrás antes de los sucesos de La Institutriz.

Era pleno invierno cuando una muy dulce jovencita de cabellos dorados, caminaba presurosa por los pasillos del instituto. El cielo estaba cubierto de nubes en su totalidad y el aire era tan frío que congelaba sus pálidas mejillas.

Su clase de matemáticas había concluido ya y había requerido de un gran esfuerzo por parte de ella, contenerse y permanecer allí lo que restará de la clase.

Ansiaba poder volver a sentir aquellas sensaciones que albergaron su cuerpo, cuando aquellas manos acariciaron sus brazos, sujetándola, y esa boca, besaba la suya, en lo que era su primer beso.

Sonrió embobada. Experimentando por primera vez las típicas mariposas y creando en su mente, aquellas fantasías sobre la mejor historia de amor. Su historia de amor.

Hacía un mes lo había conocido en la cafetería del instituto, aunque previamente lo había visto en los pasillos, no fue hasta ese momento que cruzaron miradas y palabras por primera vez.

Apresuró su paso, llegando a la parte trasera del instituto, un lugar para nada concurrido para los estudiantes, lo que les favorecía para este encuentro.

Ahí lo vio, con su espalda reclinada contra la pared y con su pie también apoyado en la misma superficie; en una postura muy relajada mientras llevaba un cigarrillo a la boca.

—Nunca voy a entender por qué les resulta agradable fumar esa cosa. —señaló Emily, haciendo notar su presencia, por lo que el chico sonrió.

—Tu siempre te la das de sabelotodo, ¿verdad? —preguntó burlón, deshaciéndose del cigarro, pisándolo con su pie. Tenía ese típico acento ruso que le encantaba.

—Por algo soy la mejor en mi clase. —presumió sujetando con más fuerza los libros que cargaba en su brazo izquierdo contra su pecho.

—Por eso es que me gustas, linda. —dijo alterando la respiración de aquella muchacha que era nueva en aquellos aspectos.

Sonrió tímida y así mismo avanzó los pasos necesarios para acercarse. Levantó su rostro una vez estuvo frente a él, pues aquel joven era demasiado alto, algo que además de su acento, también le encantaba, como lo hacía también el par de ojos grises que con intensidad la observaban.

—Estoy aquí como habíamos quedado. —dijo la rubia en voz baja producto de los intensos nervios que la recorrían, recordando lo que dijeron días atrás después de que el joven frente a ella, le devorará la boca en ese mismo lugar.

—Y no sabes cómo me fascina que hayas venido.

Con seguridad levantó su mano sujetando entre sus dedos los mechones de cabello rubios que se soltaban de su moño, llevándolo tras de su oreja. Un simple acto para cualquiera, pero para Emily, la ponían a respirar con rapidez.

—¿Sabes? —dijo Emily y pasó saliva con dificultad— El profesor Thompson, me comunicó que necesitabas apoyo para su materia.

—No te cité aquí para hablar de mi rendimiento con el profesor Thompson. —dijo el joven frunciendo el ceño por su cambio en la conversación. No era eso lo que planeaba para ese día.

—Lo sé. Solo quería que supieras que yo voy a darte las clases de apoyo. Él me lo pidió y no le vi nada malo aceptar. —sonrió tímida y él sonrió complacido también por esa nueva información.

—Entonces literatura será mi nueva materia favorita. —dijo y acercándose a ella, la sujetó por ambas mejillas y la besó, como Emily ansiaba y como él, necesitaba.

Dimitri Kozlov. Ese era el nombre de su pesadilla. De su dolor. De su tormento. El culpable de su alma quebrada.

Aquel por el que no podía avanzar, por más que lo intentara, su fantasma siempre regresaba para torturarla, para lastimarla.

Pero ya estaba cansada de esos sentimientos. De llevar siempre cadenas en sus pies arrastrando una enorme piedra, en el que se había convertido su vida.

Había perdido más que solo la sonrisa, la esperanza y la ilusión.

Pero ya era tiempo de dejar todo atrás, de soltarse de todo lo malo. Era tiempo de continuar.

✨️✨️✨️✨️✨️

¡¡¡HOLAAA!!! ☺️ ¿Cómo andan? 🤗 Quiero que sepan que me leí todos sus comentarios sobre la historia de La Institutriz, lamento no haber podido responder algunos comentarios.

Bien, hemos iniciado con el segundo libro de esta maravillosa historia. Desde ya les advertido que se van a encontrar con muchas más emociones. Si creyeron que con Sophie y Thomas, llegaron a llorar en algún momento, aquí con Emily y Patrick, será el doble. Eso sí, van a tener sus momentos hermosos en los que se van a enamorar de esta pareja. Asegurado.

Estoy ansiosa por leer sus comentarios 🤭

Con cariño. Gisse Astrada ❤️

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora