Cap. 3- Noticia.

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Con el paso de los días su ánimo decayó un poco. Constantemente contemplaba su celular y algo le impedía volver a llamarla. ¿Miedo, inseguridad? No estaba muy seguro.

¿Quería volver a verla? Claro que sí. Estaba seguro de ello.

¿Tomaría la oportunidad con ella si se le presentará? Tic-tac. Tic-tac. Tic-tac. No supo responderse esa pregunta y el peso que conllevaba.

Después de casi cinco años, solo a Thomas, se había atrevido a contarle su pasado. Más nadie lo sabía. Y se confesó por ¿terquedad, necedad, insistencia de su hermano mayor?. Pero debía de admitir que cierto peso se liberó de sus hombros al hablar.

¿Podría también hacerlo con Emily? ¿Ser honesto sobre su pasado? Si quería algo con ella o con quien fuera, ser honesto era fundamental para cualquier relación.

El tiempo que compartieron juntos solo se redujo en sus gustos, sus sueños, algún lindo recuerdo de infancia. Pero jamás hablaron en profundidad sobre aquello que los había cambiado, sobre lo que les había hecho daño.

Estaba seguro que Emily, también tenía a sus propios demonios. Solo deseaba que no la atormentaran cómo lo hacían con él.

Unos pequeños pasos y risas lo distrajeron de sus pensamientos. Sonrió al ver a sus sobrinos que llegaron corriendo y arrojándose sobre él en el sofá de la sala.

—¡Wow! Cuánta energía. —Mencionó Patrick sonriente.

—Hoy vamos a saber el sexo de los bebés. —Anunció Annette feliz por ese hecho.

—Ya veo. ¿Y? ¿Tienen algún favorito? —Inquirió Patrick con interés.

—¡Niñas! —Expresó Annette.

—¡Niños! —Contradijo Alex.

—¿Y que tal uno y uno? —Intercedió su tío.

—Eso es imposible tío, Patrick —contradijo Annette sabiamente—. No puede ser uno y uno, porque Sophie, espera un embarazo de gemelos. O son niñas o son niños.

—Oh, no lo sabía querida Anni —comprendió Patrick que su sobrina tenía la razón—. Creí que era lo mismo. Gracias por la información. Siempre es bueno aprender algo nuevo. —dijo haciendo un gesto divertido causando que los mellizos rieran.

Patrick les propuso, mientras tanto, que podían divertirse con algún juego, al cual ambos niños eligieron el monopolio.

No pasó mucho para que los mellizos celebrarán juntos su victoria contra su tío, quien sin duda se había dejado ganar. Pero lo haría sin pensarlo dos veces con tal de verlos así de felices, por más que después se mofaran de él.

El ambiente cambió cuando de repente en el lugar se hizo presente su tía Imelda. ¿Qué hacía ella ahí?. Después del funeral de Michelle, había regresado a Francia y era casi nada lo que sabían de ella desde entonces, dado que no se comunicaba muy seguido. ¿Qué era lo que pretendía en estos momentos?

—Tía, no esperábamos tu visita. —dijo Patrick después de saludarse.

– Solo pasé a ver cómo estaban ¿Cómo se comportan estos tesoritos?

El tono cariñoso que Imelda implementó fue realmente extraño. Casi nunca se expresaba de esa manera, menos hacía los niños.

—Ya sabes, tía. No hay ninguna queja de ellos, son unos angelitos. —dijo Patrick apretando las mejillas de ambos niños que protestaron con diversión.

—¿Y Thomas? ¿Dónde está? —inquirió— Me gustaría hablar unas cosas con él. —Preguntó Imelda con interés.

—Está con Sophie, en la consulta médica.

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Where stories live. Discover now