Cap. 21- Algo más.

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En aquel pasillo Emily, intentaba recuperarse de lo que acababa de sucederle. Aún le era imposible creer que lo hubiese tenido frente a ella y que hubiera tenido el atrevimiento de tomarla del brazo, pero la presencia de su profesor le confirmaba que nada fue producto de su imaginación.

¿Por qué? ¿Por qué justo ahora debía aparecer de nuevo?

¿No había otro bar al que podía ir? De preferencia en otro país.

Esperaba que esa fuese la última vez, porque una próxima no sabría cómo reaccionar. Gritarle a la cara por todo lo que había sufrido desde que se enteró de su engaño, aunque hayan pasado tantos años o simplemente abofetearlo con todas sus fuerzas y así librarse de eso. O tal vez huir de su presencia. No estaba segura.

Le costaba llevar oxígeno a sus pulmones y recuperar su respiración ante todas esas emociones que amenazaban con arrasarlo todo, hecho que no pasó desapercibido por Fabrice, que la notó temblar.

—La encuentro muy alterada, señorita Becker.

Cómo le costaba a Fabrice, llamarla de esa manera tan formal.

—Se me pasará en un momento. —dijo en un vano intento de convencerlo respirando profundo.

—¿Ese tipo, le hizo algún daño? —cuestionó con los dientes apretados.

Emily, levantó su mirada para encontrarse con un muy ceño pronunciado de parte de su profesor. Parecía molesto, de hecho lo estaba y tal parecía que iría a golpearlo dependiendo de su respuesta.

—No. Solo me pidió mi número de teléfono y como no quise dárselo, me tomó del brazo, es todo. —mintió y no por protegerlo, si no por ella. Quería olvidar que eso había sucedido.

—Bien —dijo no muy convencido por su respuesta—. ¿Trabaja aquí, verdad?

—Sí. Pero hoy es mi última noche. —dijo ya más tranquila.

El alivio que sintió al escucharla debió reflejarse en su rostro ya que no pasó desapercibido por Emily. Ella ya no trabajaría en un lugar como ese, dónde seguramente tendría que lidiar con los borrachos o con sus insinuaciones indecentes. Ella tenía potencial para más.

—¿Está de salida? Puedo llevarla si quiere. —se ofreció amable. Le gustaba la idea de poder compartir más con ella y saber en qué podían llegar a coincidir.

—No se preocupe —declinó su oferta—, seguro tiene compañía y no quiero molestarlo, además mi novio no debe tardar en llegar —aclaró—. Él, siempre viene a buscarme. —recordó y miró el reloj de su muñeca, seguro Patrick, ya debía de estar llegando.

—Bueno, eso me deja más tranquilo, saber que no se irá sola. Si no le molesta, quisiera hacerle compañía hasta que él llegue, para evitar otra situación similar. —dijo con un tinte de preocupación que de cierta forma le agradó.

—Sí, claro.

Sin más llegaron hasta la barra de tragos, ocupando su puesto de trabajo y Fabrice, el de cliente.

—¿Qué bebe?

—Bourbon.

Emily, sonrió. Su profesor tenía buen gusto.

—Invito yo —dijo una vez preparó el trago y lo colocó frente a él—. Es mi manera de agradecerle su ayuda.

—De acuerdo. —aceptó con una sonrisa.

—Disculpe, siento que le estoy quitando su tiempo ¿No vino acompañado? —quiso saber.

—En absoluto, señorita Becker —dijo después de darle un trago a su bebida—. Vine solo, para distraerme un poco. Soy algo nuevo en el país, así que mis amistades son nulas. —comentó con relajo.

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora