Cap. 14- Recuerdos de un alma herida.

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Una fresca risa salió de la boca de Emily, ante su preocupación. Patrick, la miró atento y terminó por reír junto a ella; consiguiente se acomodó a su lado, abrazándola. 

—No te preocupes, puedo tomarme la pastilla de emergencia. —tranquilizó Emily, acariciando su pecho, paseando sus dedos por sobre su cicatriz.

—Lo sé. Es sólo que jamás había tenido este descuido. En mi defensa diré que me haces perder la cabeza. —bromeó, Patrick y Emily, volvió a reír contra su pecho.  

—Bobo. —dijo dando mordidas y besos en su pecho, concentrando su ataque sobre aquellas marcas. 

—Haces cosquillas. —se quejó, Patrick, con diversión. 

En esa lucha infantil que les provocaba risas tontas, en la que ambos intentaron atacar al otro con cosquillas, Emily, terminó sobre Patrick, y entre sus piernas, reposando sus brazos cruzados en su abdomen, observándolo. Patrick, parecía haberse rendido ante sus ataques. La rubia paseó su mirada por toda la extensión de aquella cicatriz, que ni siquiera le restaba atractivo a ese hombre, es más, parecía llenarlo de un aura de misterio.

—¿Cuánto tiempo llevan aquí? —cuestionó con cautela, pendiente de su reacción, trazando con sus yemas aquella circunferencia en su piel.

Por alguna razón sabía que ese tema era delicado. Pudo sentir bajo su tacto, la tensión en el cuerpo de, Patrick. Solo esperaba no haber arruinado el momento.

—Cinco años —suspiró. Sabía que en algún momento debía hablar de ello, aunque tal vez esta vez no diera todos los detalles de aquel suceso—. Después de estas heridas, yo no era yo, Emm. No te hubieses acercado a mi en aquel entonces; hubieses salido corriendo en cuanto tuvieses oportunidad.

Emily, no pasó por alto la angustia en su voz y tuvo un fuerte deseo de consolarlo, de protegerlo.

Patrick, permanecía mirando el blanco del techo evitando su mirada y que descubriera todo el sufrimiento que habitaba en su interior.

—Pack, no puedes estar seguro de eso. —aseguró ella, con su ceño fruncido por sus palabras.

—Créeme, lo sé —dijo con amargura en su voz, recordándose en aquel entonces y todo lo que había sufrido—. Y no me refiero a la magnitud de mi cicatriz —señaló su pecho—, de como se veía en aquel momento; si no de mí, caí en un pozo profundo y oscuro, Emm. Perdí muchas cosas ese día y por esa misma razón, no quise seguir… Sentía que no era justo seguir con mi vida… —la voz de Patrick, comenzaba a fallarle.

—No digas eso, Pack... —interrumpió Emily, en un susurro, sintiendo que aquel dolor que habitaba su interior lo desgarraba— por favor, no hables de esa forma.

—Emm…

—No —cortó—. Lo que sea que haya pasado, Patrick, sé que te resulta difícil contarme y lo comprendo; pero estás hoy aquí conmigo y para mí, ya es algo realmente increíble. Me siento afortunada de estar contigo. —dijo dejando besos por toda la extensión de su cicatriz, amando cada parte de él.

Patrick, sentía que cada beso quemaba, cómo si sus labios estuvieran hechos de fuego.

—Ya no pienso de esa manera, Emm. —intentó convencerla.

Esos pensamientos había intentado dejarlos atrás hace mucho tiempo, pero siempre quedaba un resquicio de ellos.

Los labios de Emily, fueron subiendo por su cuello hasta rozar sus labios y mirándolo fijamente, dijo:

—También tuve ese pensamiento, Patrick. —confesó abatida de decírselo en voz alta.

—Rubia… —consternado comprendió perfectamente sus palabras.

Contigo, siempre | Mi Luz (libro 2)Where stories live. Discover now