trece

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Xia, 2022

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Xia, 2022

Estaba teniendo una crisis, una de las gordas.

Todo se había ido a la mierda en menos de un mes, y me frustraba mucho no poder hacer otra cosa más que quedarme de brazos cruzados y ver cómo explotaba todo delante de mis narices. Sí, era consciente de que treinta días atrás mi vida también estaba cayendo en picado, y que aquella noticia no debía desestabilizarme tanto como lo había hecho, pero... Pero todo eso era mucho más de lo que podía soportar.

Se habían filtrado fotos de Kavan y de mí.

No era imágenes inocentes o sacadas de contexto; parecían capturadas en los momentos precisos, como esa vez que me prestó su chaqueta porque me estaba muriendo de frío por culpa del corsé o las dos ocasiones en las que coincidimos en la piscina y nos pasamos largos minutos hablando. En la mayoría, salíamos sonriéndonos con complicidad, muy cerca el uno del otro y compartiendo algunas caricias, propiciadas por el rodaje y el guion que teníamos que seguir para que todo saliese a pedir de boca.

El problema no era que se hubiera desvelado el proyecto en el que tanto nos habíamos volcado —y que nos habían pedido mantener en secreto hasta que el anuncio se publicara—, sino el hecho de que nos hubiesen fotografiado a escondidas y lo hubiesen publicado en las redes sociales, relacionándonos y generando decenas de tweets y artículos en los que se hablaba de quién era la novia de Kavan.

Si me había enterado había sido porque Skylar me había puesto al tanto, mandándome varios links y advirtiéndome de que todo se había salido de madre y había escalado tan rápido que mis últimas publicaciones estaban llenas de preguntas. Al parecer, nunca se había visto al futbolista con ninguna chica, lo que alimentaba la curiosidad de todo el mundo (tanto forofos del fútbol, como mis fans o gente a la que en el fondo no le interesábamos en absoluto) por conocerme y estar al tanto del último chisme.

Me leí por encima los artículos que me había enviado, notando cómo volvía poco a poco a mis sentidos y se disipaban los efectos de la borrachera por la tensión y el enfado. No había ningún portal de noticias, y eso que había entrado en diez, que mencionase quién era yo o en qué proyectos había participado. Todos los titulares eran iguales; «Descubre a la novia del jugador del momento», «¿Quién es la novia de Kavan Ajax?», «Conoce a Xia, la rumoreada pareja del número diez del PSG».

Pero no se hablaba de mí, sino de lo bien que le iba a él, de todos los goles que había anotado en los últimos encuentros, de que ya era hora que tuviese algo con alguien y sentase cabeza. Mi nombre solo aparecía al final de los artículos, con una línea o dos en las que se me ponía como una joven que acababa de empezar en el mundo de la actuación. Sí, empezar. Les daba igual que llevase casi una década trabajando en series y películas; para ellos, el hecho de que todo aquello hubiese sido en China, y no en Francia, era más que suficiente para ignorarlo.

Tréboles para KavanWhere stories live. Discover now