dieciocho

2K 142 148
                                    

Kavan, 2022

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kavan, 2022

Si alguien me hubiese dicho meses atrás que acabaría pasando la noche de Halloween con Xia, no me lo habría creído.

Y sin embargo, ahí estaba, esperándola enfrente de su apartamento.

Todo había sido, cómo no, idea de Ophelia, que había sugerido que fuésemos a una de las discotecas más selectas de la ciudad porque, según ella, era la excusa perfecta para dejarnos ver y que los paparazzis nos hicieran mil y una fotos mostrando una faceta completamente diferente a las citas en restaurantes caros que nos había obligado a planear en los últimos días.

Aunque ninguno nos habíamos negado —más que nada porque estábamos atados de pies y manos—, lo cierto era que tanto Xia como yo habríamos preferido un encuentro más íntimo y que involucrase a menos gente. Ella porque odiaba las quedadas de ese estilo y yo porque tenía un partido en dos días y no podía permitirme pasar toda una madrugada agotando mi energía o fingiendo que me apetecía emborracharme y seguir el ritmo de las canciones estridentes que rebotasen en los altavoces.

Eso, por supuesto, no les importó a mis compañeros, a quienes invité para recompensarles por haber estado tan ausente esas semanas. Para ellos, merecía totalmente la plena bajar el rendimiento si había alcohol gratis de por miedo (algo garantizado si ibas bien disfrazado y traías algún acompañante) y posibilidad de ligar con mujeres famosas de todos los sectores habidos y por haber. Además, era Halloween, festividad que Blythe había catalogado como el único día, junto a Carnaval, en el que podías aullar a la luna o disfrazarte de furro sin que la gente te juzgara con la mirada.

Llevaba diez minutos a la intemperie, muerto de frío por culpa del viento gélido que se había levantado y que arrastraba todas las hojas anaranjadas que había desperdigadas por ahí, cuando el teléfono me vibró en el bolsillo de la bomber que había escogido para aquella ocasión. Después de pensármelo mucho, y de pedirle ayuda a mi hermana, había llegado a la conclusión de que la única opción viable para mí era ponerme lentillas amarillas y colmillos falsos para fingir ser un hombre lobo universitario.

Como era previsible, a Blythe le había gustado tanto la idea que había convencido a todo el equipo para que fuésemos vestidos exactamente iguales, como una manada desatada y dispuesta a sembrar el caos.

Piraña sexy
He tenido un contratiempo y necesito tu ayuda
Llama y te abro

Me aseguré de que el coche estaba bien cerrado e hice lo que me pedía, golpeando el suelo con el pie al ritmo de la canción que se me había pegado en la cabeza mientras esperaba el ascensor. No pude evitar pensar en la última vez que había estado ahí, justo antes de que Xia sugiriese que todo lo que había pasado —las fotos filtradas, los comentarios maliciosos contra ella y el rumor esparcido de manera internacional— había sido mi culpa.

Tuve que obligarme a sacudir la cabeza para apartar aquellos pensamientos; lo habíamos hablado varias veces en la última semana y, aunque no había vuelto a disculparse, sí que me había dejado claro que estaba arrepentida y que no creía nada de lo que me había dicho. De hecho, para compensar su actitud de mierda, había sido ella la encargada de comenzar conversaciones cada mañana, a veces con un simple buenos días y otras explicándome con todo tipo de detalles lo que iba a hacer en ese día.

Tréboles para KavanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora