Parte 18

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Jimin pasó algunos días encerrado en la habitación tratando de asimilar todo, Jin lo visitaba de vez en cuando para llevarle ropa, comida y algunos libros para entretenerlo. Le había dicho que vivía en la casa que se podía ver desde su ventana.

-¿Dónde estoy?—preguntó esa tarde.

—En la casa de Jungkook. Aquella de allá—señaló por la ventana—es la casa en donde vivimos Nam y yo. Decidieron vivir cerca, es más seguro que estén juntos. Si quieres podemos ir a mi casa, quiero que conozcas a Ji Ah.

Jimin frunció el ceño.

—Es mi cachorra. Tiene dos años y medio y es adorable.—Jin sacó su celular del bolsillo y le enseñó orgulloso algunas fotos de su cachorra a Jimin.—No la he traído conmigo porque sé que necesitas tu espacio y créeme, esa niña es un terremoto.

-¿Tú también estás encerrado aquí?

—No, no me siento encerrado, a veces salgo pero Nam es demasiado paranoico. Se puso peor cuando supo que tendríamos a Ji Ah.

-¿Jungkook vive aquí?

—Está justo en la habitación de al lado. El ha preguntado por ti todos los días. ¿Quieres verlo?

-¡No! No quiero que esté cerca de nosotros.—se abrazó a sí mismo.

—Entiendo.—asintió el omega.

-¿Qué hay de mi trabajo, de mi vida? Van a despedirme  y Taehyung, mi amigo debe estar preocupado.

—Jungkook se ha encargado de eso, seguro si se lo pides podrás llamar a tu amigo.

—No pienso pedirle nada.—refunfuñó molesto.

-¿Quieres que se lo pida yo?

—Podría tener mi teléfono de vuelta y encargarme de todo pero no quieren dármelo.

—Debes entender porque.

—No he intentado escapar y Tae debe estar preocupado, también mi tía.

—Bien, hablaré con Jungkook, lo prometo. Pero ahora ¿Quieres venir a casa a conocer a mi cachorra?—sonrió.

Jimin asintió, había pasado 3 días encerrado y necesitaba moverse. Su tobillo aún seguía lastimado pero con ayuda de unas muletas siguió a Jin.

Cruzaron el enorme jardín que llevaba hasta la casa de Nam. Era muy distinta y aunque también llena de lujos, más acogedora que la de Jungkook. Seguramente Jin había tenido algo que ver ahí.

En los alrededores, pudo ver a  guardias de seguridad que hablaban por intercomunicadores y a uno de los enormes perros que solo lo siguió con la mirada mientras era sostenido del collar por uno de los hombres, a Jimin se le puso la piel de gallina. Seguro que el perro lo podría partir a la mitad fácilmente, era aterrador.

-¡Ji Ah!—gritó Jin sonriendo y extendiendo los brazos a una pequeña cabecita que corrió torpe hacia el.

—¡Pa!—sonrió la niña dejándose levantar.

—Este es Jimin.—Jin giró a la niña con mejillas regordetas en dirección al rubio.

—Mini.—repitió la niña.

—Si, así es. Su nombre es Jimin.

—Hola—musitó el rubio sonriendo un poco.

—Pepa.—balbuceó la niña.

Jin rodó los ojos.—Tiene una pequeña obsesión con Pepa pig y su tío Jungkook ha alentado la situación.No cariño, ahora llevaremos a Jimin a conocer la casa. ¿Qué te parece?—la niña aplaudió.

Jin le mostró la enorme casa. Jimin jamás había visto tanto lujo en su vida, se le revolvió el estómago pensando que Jungkook había escondido todo esto mientras habían salido.

Jungkook, era un mafioso y un asesi...Jimin cortó sus pensamientos. Trato de concentrarse en lo que decía Jin y borrar de su mente el rostro malicioso que había visto en Jungkook mientras mataba a ese hombre.

Después del recorrido regresaron a la sala, mientras esperaban que Ji Ah recibiera galletas recién hechas de la cocina que su padre omega le había prometido.

-¡Kokoo!—gritó la niña cuando el cuerpo grande de Jungkook entró a la sala.

-¡Ey princesa!—Jungkook tomó a la niña en brazos y la levantó haciéndola reír.

-¡Pepa! ¡Pepa!

-¿Quieres más a Pepa que a tío Kokoo?

La niña negó y luego se abrazó del cuello del alfa.

Jimin observó toda la escena hasta que los ojos de Jungkook se desviaron a los de él.

—Quiero volver.—murmuró a Jin evadiendo la mirada del alfa.

—Puedes quedarte a comer.—ofreció Jin.

—No, prefiero volver.

—Puedes quedarte, yo comeré en casa.—interrumpió Jungkook mirándolo.

-¿Puedo volver Jin?—el rubio ignoró al alfa.

—Si, claro. Vamos, te acompaño.

Jungkook resopló, mientras veía a Jimin darle la espalda para alejarse lo más rápido que podía, luchando con las muletas. Quería cargarlo, protegerlo, sus  manos picaban por ello, apretó más el pequeño cuerpo de su sobrina para calmar la sensación e ansiedad. Odiaba como se sentía el rechazo, lo había arruinado todo pero nada se comparaba con la tranquilidad de saber que él omega y su cachorro estaban bien.

Resignación, una palabra que Jungkook ya conocía bien. Jungkook había estado enviando a Jin todos los días para saber de Jimin mientras se resignaba a ser rechazado por el omega.

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—Jimin quiere hacer algunas llamadas.—murmuró Jin durante el almuerzo.

Jungkook solía comer en casa de su hermano para pasar el rato con su sobrina.

—Bien, le pediré a Minho que lo ayude. ¿Me harías el favor de llevarlo con el?—preguntó el alfa a su cuñado.

-¡Suficiente!—espetó Nam.—Ese omega no puede evitarte todo el tiempo, Jin no es su mensajero.

—Por mí está bien amor...—Jin puso su mano en el antebrazo de su esposo.

—No. Entiendo que todo esto fue un shock para él pero es ridículo. Eres el padre de su hijo y no puede huirte como la peste.

—Te dije que no sería fácil para alguien como él. Está bien, lo dejaré ir en cuanto...

—Llevamos años tras la mierda de Do Yun, lo dices como si fuera tan fácil.

-¡Namu!—regañó Jin girando los ojos hacia su hija.—No puedes decir malas palabras frente a Ji Ah.

Namjoon besó la mejilla de su cachorra, que estaba ajena a la conversación jugando con los granos de arroz cocido de su plato.—lo siento Ji Ah.

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