Parte 27

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—No quiero irme de tu lado.—Jimin sorbió su nariz apretándose a un costado del alfa.

—Haremos lo que tú digas.

—Quiero quedarme.—sollozó.

—Lo que dijo Nam es cierto. Las cosas no van a cambiar, no puedo huir de esto, pero tú sí. No tienes que vivir una vida así, puedo conseguir que tú y el cachorro estén bien lejos de aquí. Piénsalo Jimin, no tienes que decidirlo ahora.

—Te quiero Jungkook, quiero estar contigo.

—Jimin, no voy a mentirte, lo sabes. Es una vida de mierda, no es bueno para ti. Yo nunca quise esto para ti, intenté alejarte, de verdad lo hice. Tú no eres igual a los demás omegas que conocí. Ni siquiera sé cuando sucedió pero estoy jodidamente enamorado de ti y es una mierda porque no puedo ser el alfa que mereces.—murmuró con un tono frustrado y talló su rostro con la mano libre.

—Yo también estoy enamorado.—musitó el omega—No me gusta lo que haces, pero no puedo alejarme de ti. Estuve muy asustado cuando no volvías y cuando te vi lastimado, fue horrible. —Jimin puchereó mirando los oscuros ojos del alfa.—No me envíes lejos, por favor.

—Eres tan hermoso.—Jungkook lo apretó a su pecho y besó su cabello.

La sensación agridulce de su pecho no lo abandonó. La declaración de Jimin le dio un poco de paz pero no pudo evitar pensar en todas las razones de lo incorrecto que sería arrastrarlo a una vida de inseguridad y violencia.

Lo resolverían después, ahora estaba seguro de que su lobo y él amaban a Jimin y no quería separarse de él.
Una parte de él estaba entusiasmada por poder tener al omega y conocer a su chachorro cuando naciera. Otra, lo hacía sentir ansioso, no podía encerrar a Jimin para siempre, lo amaba y seguro siendo un cabrón egoísta lo haría pero Jimin no merecía todo eso, tenía sueños.

Los siguiente días, ignoró las miles de razones por las que sería equivocado que Jimin se quedara a su lado y disfrutó del bonito omega en su casa.

Su habitación olía a vainilla, el olor era más fuerte con el embarazo y Jungkook lo amaba. Le daba tranquilidad.

Jimin ya había mudado sus pocas pertenencias a la habitación del alfa. Incluso le había pedido permiso para colocar plantitas y darle vida al lugar.

—Puedes hacer lo que desees, nene.—Jungkook sonrió cuando vio esos hermosos ojos de cachorro mimado en Jimin.

Después, Jimin extendió esa vida a toda la casa. Colocó macetas con plantas y flores que le daban color al lugar. Jungkook ordenó que compraran todas las plantas que él omega deseara y lo dejaran administrar la decoración del lugar.

Trabajaba  durante el día, cuando se libraba de sus responsabilidad corría a casa a mimar a su bonito omega que se colgaba de su cuello apenas lo veía entrar.

Para su tranquilidad, Namjoon no había insistido en el tema con Jimin. Aunque no parecía demasiado contento con la situación, guardó silencio. Excepto esa tarde que le hizo saber que tenía que dejar la ciudad por unos días para hacer negociaciones con un pedido importante de armas en Ulsan.

—¿No puedes enviar a Hoseok?—resopló Jungkook.

Nam sonrió sin gracia.—Si claro. Ahora tú vas a decirme a quién enviar. ¿Es por el omega?

—Si, no quiero dejarlo solo.

—No me jodas, Jungkook. Me he mantenido al margen de tus decisiones con el chiquillo, pero estoy empezando a perder la paciencia.

Jungkook sonrió de lado con ironía.—No hace mucho tú tomaste tus decisiones con Jin y yo las respete.

Nam se tomó un segundo para responder mirando fijamente a su hermano y tratando de justificar la hostilidad en la respuesta del contrario.

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