Parte 19

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Esa misma noche, Jimin recibió la visita de Nam. El alfa era muy intimidante, tomó un silla y la giró para sentarse frente al respaldo mirando hacia donde él omega abrazaba sus piernas y escondía la mitad de su rostro. Jimin tenía malos recuerdos de su presencia, el caos en su vida había sido desatado cuando este alfa entró a la escena.

—Entiendo que aún debes sentirte estresado por lo que sucedió.—murmuró el alfa.

¿Estresado? Jimin no utilizaría la palabra estresado específicamente para todo lo que le había pasado. Traumatizado, cagado de miedo tal vez, pero estresado no era la palabra correcta.

—Jungkook no la ha tenido fácil en la vida, no es un mal tipo y ha estado pasándola mal contigo huyéndole.—Nam pasó una mano por su rostro.—No soy muy bueno en esto pero voy a contarte una historia.

—Jin te ha contado una parte. Nosotros estuvimos huyendo por años, escondidos en las casas de las personas que fueron fiel a nuestro padre. Huimos porque si nos encontraba iba a matarnos a los dos. Necesita que ambos estemos muertos solo así tendrá la lealtad de todos y podrá comenzar a negociar con otros líderes.

—Cuando Jungkook tenía 14 años, Do Yun lo atrapó, lo encerró por dos malditas semanas y lo torturó para que le dijera dónde estaba. Pudo haberlo cortado en partes pero eso hablaría muy mal de él con otros líderes de la mafia, no se mutilan niños, si vas a matarlos lo haces sin dolor, es un maldito código. El bastardo lo torturó de forma que solo quedarán algunas cicatrices poco visibles.

Jimin recordó todas esas cicatrices que había visto en el torso de Jungkook y un escalofrío espeluznante le recorrió el cuerpo.

—Mi gente pudo sacarlo vivo de milagro y en todo ese maldito tiempo Jungkook no le dijo nada. A pesar de que lo dejó sin comer por días y sus heridas estaban infectándose. Cuando lo sacamos estuvo un mes en el hospital, tenía neumonía, estaba lastimado y por poco muere. Mi hermano fue leal, me protegió a mí y protegió a toda su gente. No le dio ninguna información al bastardo. Era solo un adolescente...

Namjoon resopló frustrado.

—Omega, mi hermano se preocupa por ti. Va a protegerte con su vida, a ti y a tu cachorro. El no quería esto para ti y está dispuesto a dejarte ir apenas toda esta mierda se resuelva. ¿Puedes al menos intentar salir de aquí? No te pido que dejes de temerle, solo intenta no parecer un rehén, no eres un rehén aquí. Sé que suena irónico porque no podrás salir tan fácil pero tal vez cuando las cosas se calmen un poco puedas salir de casa con seguridad, por supuesto.

—Jungkook manda todos los días a mi esposo a ver cómo estás y estoy harto de eso. Solo, sal y pide lo que deseas. Puedes llamar a tu amigo, a tu familia o ver una película, deja de encerrarte aquí y hacer que mi hermano se sienta miserable por haberse enamorado de ti.

Jimin mordía su pulgar ansioso mientras sus ojos se comenzaban a llenar de lágrimas.

—Si, escuchaste bien. Mi hermano está jodidamente enamorado de ti y jamás lo había estado antes de alguien. Por alguna razón lograste meterte debajo de su piel y esto lo tiene afectado.

—El mató a ese hombre...—sollozó Jimin.

—Si y ha matado muchos más. Yo también lo he hecho pero no eran personas buenas, si queremos evitar que Do Yun empiece a cerrar tratos para traficar órganos de personas inocentes o vender omegas para prostituirlos. Entonces, seguiremos haciéndolo, no somos buenas personas pero hay muchos niveles en el jodido infierno. Lo siento omega, si te tranquiliza un poco...Jungkook ha prometido dejarte ir en cuanto las cosas mejoren, se encargará de que tu y tu cachorro tengan una buena vida.

—Si quieres hacer alguna llamada, pregunta por Minho él te ayudará y asegúrate de no decir nada comprometedor para nosotros. Jungkook le ha dicho a tu amigo que lo has acompañado a un viaje largo de negocios.  Hazlo para proteger a tu familia también.

Nam se marchó dejando los sollozos ahogados del omega atrás.

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Jimin no había querido asomarse por sí solo afuera, pero a la mañana siguiente salió por primera vez y observó detenidamente el lugar. Era casi tan enorme como la casa de Jin, pero en su mayoría este lugar estaba pintado de varias tonalidades de gris y no había un segundo piso.

—Buenos días—una voz femenina lo sorprendió.—¿Desea desayunar algo?

Jimin asintió.

—Yo soy Yuri, cualquier cosa que necesites puedes pedírmela. ¿Qué te apetece comer?

La mujer era regordeta con un rostro amable y parecía rondar los 60 años.

—Lo que sea.

—Oh, eso no lo tenemos.—dijo tratando de hacer una broma.—pero puedo ofrecerte huevos, gofres o algún estofado de Kimchi.

—Gofres—respondió el omega.

—Ven, sígueme. Te mostraré la cocina.

Jimin siguió a la mujer como un cachorro perdido y se sentó en la mesilla de la cocina dejando sus muletas de lado mientras veía a la mujer preparar su desayuno.

Comió hasta que se sintió satisfecho.

-¿Te han gustado?—sonrió Yuri.

Jimin asintió con una pequeña sonrisa de boca cerrada.

—Puedo cocinarte lo que quieras. El Sr Jeon mandó a llenar la alacena para ti.

—Gracias.

Jungkook interrumpió minutos después en la cocina, ajeno a la presencia del omega.

—Yuri, necesito un café.—indicó antes de detectar a Jimin y quedarse congelado.

—Enseguida, Sr Jeon.

El omega  se levantó de golpe con la mirada agachada. No pasó desapercibido el movimiento para Jungkook que dio algunos pasos lejos de la puerta para dejarle la salida libre. Jimin tomó sus muletas, rodeó el lugar y después huyó.

-¿El que hacía aquí?—preguntó a Yuri.

—Estaba desayunando. Le hice gofres y un licuado de plátano. 

-¿Tú fuiste por el?

—No señor, él ha salido hace un momento.

Jungkook asintió.

Jimin comenzó a desplazarse más  por la casa, aunque todavía huía del alfa, se aventuró a rondar por el enorme piso.

Jin lo visitó dos días después.

—Me dijo Minho que hablaste con tu familia y que has estado saliendo de la habitación.

Jimin asintió.

-¿Quieres venir a comer con nosotros a casa? Hoy el menú incluye Jamppong. ¿Te gusta el Jamppong?

Jimin recordaba la última vez que lo había comido y también recordó el delicioso sabor de los mariscos picantes.

-¿Lo has probado Jimin?

—Si, mi tía nos llevó a mi prima y a mí a la playa cuando teníamos 12 años para celebrar que acabamos la escuela con buenas notas y nos compró Jamppong. Eso fue hace mucho tiempo.

—Bien, entonces nos vemos más tarde. Enviaré a uno de los chicos por ti, esos perros rabiosos aún no te conocen bien y alguien tiene que ayudarte con esas muletas.

Monster in love Where stories live. Discover now