Parte 20

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Dos horas más tarde Yuri le avisó a Jimin que alguien lo llevaría a casa de Jin. No se molestó en vestir nada especial, la mayoría de su ropa ahora solo eran pantalones de chándal, enormes camisas y sandalias.

Aún había bastante sol cuando cruzaron el jardín hacia la casa. Cuando entró hacia la sala, Ji Ah estaba enfrente de un gran televisor bailando al ritmo de los dibujos animados. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Jimin al ver la tierna imagen.

—Hola Jimin, qué bueno que llegaste.—saludó Jin.—Ji ah cariño, saluda a Jimin.

—Miniiiii—balbuceó la niña caminando torpemente hacia el omega.

—Siéntate Jimin. La comida estará lista pronto, toma un poco de limonada.—le entregó un vaso y Jimin dejó sus muletas para tomar asiento.

—Hay pastel de fresas de postre.—sonrió Jin bebiendo de su limonada.—Espero que te guste.

—Ella es hermosa—musitó Jimin.—Tu cachorra.

—Gracias, estoy seguro que el tuyo será hermoso también. Por cierto—Jin aplaudió emocionado—¿Quieres ir de compras?

-¿P-podemos salir?

—Oh no, no podemos salir. Todavía tenemos que estar seguros de que mi padre no sabe quién eres o despistarlo un poco. Pero podemos comprar en línea, amo comprar en línea. Necesitas ropa nueva y podemos comenzar a ver cosas para el cachorro.

—Señor Kim, la mesa está lista.—una empleada interrumpió la charla.

—Gracias.¿puedes llamarle a mi esposo? Ji ah, cariño es hora de comer.

—Pa.—la niña señaló la pantalla.

—Más tarde cachorra, ahora tienes que comer. Hay pastel de fresas para el postre.—el omega cargó a su hija y fueron hacia el comedor de la casa.

Jimin se sentó al lado del omega castaño, minutos después el imponente cuerpo de Nam ocupó el lugar de la cabecera.

—Buenas tardes Jimin, me alegra que hayas decidido acompañarnos.

—Pa.—la niña estiró los bracitos hacia su padre.

—Ven aquí hermosa.—el alfa sonrió y de su rostro desapareció esa mirada intimidante cuando besó a su cachorra en el cabello.

El estómago de Jimin rugió con el delicioso sabor del Jamppong que sirvieron frente a él.

—Espero que te guste Jimin.—sonrió el omega castaño.

—Huele muy bien.—respondió tomando una cuchara y llevándose a la boca un poco del delicioso caldo.

-¿Qué tal?

—Es delicioso.—sonrió antes de llenar más su boca con la pasta.

Momentos después, la voz de Jungkook interrumpió.

—Siento llegar tarde.—se disculpó.

-¡Kokoooo!—balbuceó Ji Ah.

Jungkook tomó asiento del lado derecho de su hermano y miró el bonito rostro del omega rubio.

El rubio bajó la mirada y dejó a un lado la cuchara. Nadie le había dicho que tenía que comer junto al alfa, él no había preguntado y lo último que quería era compartir la mesa con Jungkook.

Jimin se lo pensó dos veces, pero se impulsó hacia arriba y alcanzó las muletas que había dejado a un lado.

—Voy a irme. Lo siento--murmuró evitando la mirada de Jungkook y saliendo del lugar.

La habitación se llenó de un silencio incómodo, solo se podía escuchar el balbuceo de Ji Ah jugando con su comida.

Jin miró a Jungkook apenado, podía ver que el alfa estaba procesando la situación dolorosamente. El mismo le había dicho a Jungkook que Jimin había aceptado comer en su casa pero obvió la parte en la que no le avisaba al omega que el también estaría ahí.

—Jungkook—finalmente Nam rompió el silencio.

—No, está bien.—sonrió amargo—Iré por el, es su invitado.

Jungkook fue por el chiquillo, estaba a más de medio camino de vuelta, avanzando junto al mismo hombre que lo había traído.

-¡Jimin!—llamó pero él omega continuo.

Cuando finalmente lo alcanzó, arrojó las muletas a un lado, lo levantó y enrolló las piernas del omega a su alrededor.

-¡Suéltame! ¡Suéltame!—chilló el omega golpeando su hombro pero Jungkook lo ignoró sujetándolo más fuerte.

—¡No! terminarás de comer. Si no quieres verme, está bien.—dijo mirando los bonitos labios fruncidos del omega.-¡Jodido infierno! Tu olor.—apretó la mandíbula.

Si, el dulce aroma de Jimin era más fuerte ahora que lo tenía cerca, su mano sujetándolo del culo tampoco estaba ayudando a su erección. No quería ponerse duro pero era algo que no podía evitar mientras la presencia de Jimin gravitaba cerca, a su alrededor.

-¡Bájame! No quiero estar cerca de ti.—Jimin empujó el pecho del alfa retorciéndose.—Te odio.

—¡Deja la maldita rabieta Jimin! Tampoco es fácil para mí tenerte cerca. Puedes seguir odiándome, estoy bien con eso. Me ha quedado más claro hoy que soy despreciable para ti.

Jimin apretó un puño en la camisa del alfa y el otro en la piel de su antebrazo sintiendo la calidez del enorme cuerpo que lo sostenía. Después de mucho tiempo se permitió volver a mirar la fuerte línea de la mandíbula del alfa. Jungkook tenía una expresión dura pero seguía siendo el mismo alfa guapo del que Jimin se enamoró, el que lo había protegido, el que lo había cuidado.

—Había olvidado lo suave que es tu piel.—musitó el alfa, mirando hipnotizado los bonitos labios del omega mientras seguía avanzando de vuelta.

Jimin, se mordió el labio inferior cohibido, mientras su mirada se perdía en esos oscuros ojos que lo miraban de vuelta. Cuando las imágenes que lo atormentaban regresaron, comenzó a patalear de nuevo.

-¡Bájame!—gruñó enseñando sus colmillos.

—Adorable—sonrió Jungkook pasando por la puerta de la casa. Cuando entró al comedor lo depositó en el lugar que había abandonado.

—Come.—ordenó—Yo me iré.

Tomó su plato y salió del comedor.

—Kokoo—Ji Ah siguió los movimientos de su tío  mientras se iba a la cocina.—Pa, ¿Kokoo?—balbuceó de nuevo.

—Cachorra, tío Kook hoy no comerá con nosotros.—Susurró Jin.

—Yo, lo siento.—se disculpó Jimin.

—Está bien, él estará bien. Come omega, tu comida se enfriará—respondió Namjoon.

Jimin terminó de comer sintiéndose culpable, había rechazado comer con el alfa y ahora estaba comiendo solo. No ayudaba que Ji Ah preguntara por su tío Kokoo constantemente.

Antes de despedirse, Jimin volvió a disculparse con Jin.

—Lo siento de verdad. Si hubiese sabido que él vendría...—murmuró.

—No te preocupes, entiendo. Fue mi error no decírtelo, me aseguraré de que no vuelva a ocurrir, pero por favor regresa. A todos nos gustaría que te sientas cómodo.

—Gracias, otra vez.

—Entonces, ¿iremos de compras?—dijo simulando teclear y sonriendo divertido.

—Si, claro. Puedo acompañarte.—sonrió.

—Es súper divertido probarnos las cosas cuando llegan. Ji Ah y yo preparáramos snacks y modelamos lo que nos llega. Aunque tal vez cuando tú tobillo este mejor,  podamos salir de compras y será igual de divertido. No estarás siempre encerrado, solo necesitamos llevar un poco de seguridad y ya está.—Jin le guiñó un ojo.

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