Parte 24

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El resto del día, Jimin no se despegó de su lado, durmieron la siesta y miraron la televisión juntos.

-¿Te duele?—musitó Jimin delineando los tatuajes en el antebrazo del alfa.

—No, me dieron analgésicos.

—Tu hermano me contó lo que te hicieron. Debiste sufrir mucho.

—Ya lo olvide, Namjoon a veces se siente culpable por ello. Sobre todo cuando se emparejó con Jin, buscó mi aprobación una y otra vez.

—Jin parece buena persona.

—Lo es, no se parece en nada al idiota de su padre. No puedo culpar a mi hermano por enamorarse, solo sucedió. Terminó de convencerme cuando nació Ji Ah.

—Es muy hermosa y te quiere mucho.

—Bueno, soy el tío consentidor, he trabajado por ese puesto y seguiré haciéndolo.—sonrió.

Cuando la tarde cayó, recibieron la visita de Jin y la pequeña Ji Ah.

—Kokoo—canturreó la niña soltándose del brazo de su padre y dando pasitos torpes hacia el alfa.

—Ji Ah no ha dejado de preguntar por ti.—resopló el padre—Es como si supiese que estás herido.

Ji Ah se trepó a la cama con torpeza y Jimin no pudo evitar sonreír conmovido cuando se acomodó debajo del brazo de su tío y le mostró un peluche extraño.

—Hola Jimin. Me han contado que mordiste a Hoseok—se burló Jin.

—Fue su culpa.—murmuró Jimin con el ceño fruncido.

—Lo superará, no te preocupes. Está molesto porque eso hará que su fama de conquistador se vea afectada. Ya sabes, creerán que un omega quiso marcarlo a la fuerza.

Jungkook rió alto.—No podrá follar hasta que la marca desaparezca.

—Me alegra que estés bien Jungkook.—sonrió el omega castaño.—Ji Ah cariño, tenemos que irnos, dijiste que solo sería saludarlo, tu tío debe descansar.

La niña negó con un puchero.

—Déjala un rato más.—Jungkook acarició su cabello.

Jin rodó los ojos—La consientes demasiado, por eso ama estar contigo.

—Es mi trabajo como tío favorito. ¿verdad princesa?

—Pepa.—balbuceó la niña.

—Pepa será.—el alfa encendió la televisión.

-¡Oh no! Si veo un capítulo más de Pepa voy a enloquecer.—chilló Jin.—Jimin, sálvame. Vayamos por un café, Ji Ah no durará mucho despierta, ya casi es hora de su siesta.

Jimin lo pensó dos veces pero asintió. No quería alejarse del alfa, pero tenía una relación especial con su sobrina y decidió darles su espacio.

Más tarde, cuando Jin tomó a su hija dormida en sus brazos, Jimin corrió de vuelta a su puesto junto a Jungkook en la cama.

—No vemos luego—sonrió Jin con complicidad a Jungkook observando las acciones territoriales del omega.

El corazón de Jungkook se llenó de calidez, amaba tener al bonito omega cerca.

—Tomaré una ducha antes de ir a la cama .—dijo el alfa cuando su cuñado y su sobrina salieron.

—Puedo llenar la bañera, será más fácil lavar tu cabello y no mojar los vendajes.—intervino Jimin levantándose para llenar la tina sin esperar una respuesta del alfa.

Minutos más tardes volvió por el alfa.

—Esta lista. ¿Dónde está tu ropa?—se balanceó en sus pies.

—No tienes que hacer esto.

—Quiero hacerlo.

—Bien, primer y segundo cajón lado derecho.—resopló el pelinegro.

Jungkook se levantó y caminó hacia el baño,  antes de cerrar la puerta Jimin empujó colándose junto a él.

—No cierres, lavare tu cabello.—dijo acomodando la ropa de Jungkook en la encimera.

Jungkook resopló pero permitió que Jimin se quedara. Probablemente había cierta culpabilidad en el omega por lo que le había pasado. Era una estupidez, pero estaba disfrutando de la presencia del omega por la razón que fuera.

Eso cambió cuando se sumergió en la bañera pensando que incomodaría al omega por su desnudez pero no fue así, hasta que Jimin comenzó a lavarle la espalda.

—Puedo hacerlo Jimin.—murmuró incómodo.

—No, no. Yo te ayudaré.—Chasqueó ignorando al alfa que se dejó hacer apretando la mandíbula y tratando de pensar en otra cosa que no fueran las pequeñas y suaves manos del omega sobando su espalda. 

¡Jodido infierno! Su polla estaba dura ¿acaso no entendía este tonto omega lo mucho que lo deseaba? Y ahí estaba lavando su espalda y siendo lindo. Definitivamente Jimin lo tenía enredado en su dedo meñique.

—Bien, espalda limpia.—musitó el omega enjuagando con la regadera de mano el exceso de jabón.

—Ahora, lavaremos el resto.—empujó el grande cuerpo de Jungkook hacia atrás.

—Jimin, yo puedo hacer el resto.—gruñó pero el rubio lo ignoro y enjabonó su hombro libre y luego su pecho.

—No te encorves, no puedo lavar bie...¡Oh! ¡Lunas!—se sonrojó notando la enorme erección que sobre salía del agua. 

—Lo siento Jimin, puedo hacerlo desde aquí.—Jungkook estaba apenado, no debería de estarlo. Era un alfa sano con necesidades pero sintió un poco de miedo que Jimin huyera de su lado.

—Lavare tu cabello.—Musitó el omega todavía sonrojado y tragando saliva nervioso.

Cuando termino su tarea, se incorporó.

—Dejaré aquí la toalla, yo también necesito una ducha.

Jungkook asintió resignado, por supuesto que él omega había huido. Lo bueno, dura poco, pensó. Estaba frustrado, pensó que había avanzado un poco con Jimin y ahora la había cagado en grande porque su lado animal solo pensaba en devorar al pequeño omega.

Jungkook regresó a la cama, al menos aún tenía el aroma dulzón de Jimin en las sábanas. Recostó su cabeza en la almohada, cerró los ojos para intentar dormir y olvidarse del asunto.

—Oh no, no puedes dormir así.—la voz de Jimin lo sacó de su intento de dormir. El omega estaba de vuelta con algunos libros y ropa en las manos. Los dejó sobre la cama, se encaminó al baño  y regresó con una secadora de cabello.

—Secare tu cabello.—dijo trepándose a la cama.—Ven aquí.

—Pensé que te habías ido.—murmuró el alfa mirando embobado esos ojos miel.

—Solo fui por ropa, traje algunos libros para que no te aburras. El doctor dijo que estarías un par de semanas recuperándote.

-¿Vas a quedarte aquí?

—Por supuesto, tengo que cuidarte.—el omega encendió la secadora y comenzó a revolver el cabello del alfa. Menos mal que la sonrisa no se le notaba detrás del cabello revuelto porque estaba seguro que lucía como un idiota enamorado.

Después, Jimin tomó una ducha y se acurrucó junto al alfa.

—Buenas noches Jungkook.

—Descansa Jimin.

Esa noche Jungkook durmió tranquilamente, la respiración del omega y su aroma lo relajaron, lo hizo  sentir en paz saber que no lo despreciaba, al menos eso era algo.

Monster in love Where stories live. Discover now