Capitulo 11

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Narrado por Marcello

—Listo—abrocho el cinturón de la sillita de Chiara, mi hija mi ignora por completo al estar viendo esas caricaturas en su Tablet, se que no es muy recomendable pero de vez en cuando no le cae mal—, sei bellissima, tesoro mio (eres hermosa mi bebé).

Cierro la puerta de la camioneta observando mi reloj, media hora tarde y esa mujer aun no aparece ¿Qué tanto hace?

No soy la persona mas paciente del mundo y estoy a nada de ir a gritarle a Irisha que ya baje porque debemos irnos, la invite para que fuera con nosotros a un acuario ya que a Chiara parecen gustarle los "piecesitos" como ella suele llamarles. Si en 5 minutos no baja me voy sin ella.

Al parecer mis suplicas son escuchadas porque al fin la veo salir por la puerta de la casa y la observo.

Hoy sus rizos castaños van atados dejando sueltos algunos rebeldes, su rostro como la mayoría de las veces va con poco maquillaje con la única diferencia de que esta vez lleva unos lentes cubriendo el verde de sus ojos. Lleva puesto un top blanco ajustado y una falda suelta hasta sus tobillos, unos tenis blancos cubren sus pies, luce fresca y juvenil pero sobre todo bellisima (hermosa).

No pierdo de vista la fina linea entre el top y su falda mostrando la piel blanca de su abdomen, ni el color rosa llamativo de sus labios o del aroma que transmite al acercarse con una sonrisa en su rostro.

Creo que es la primera vez desde hace mucho tiempo que me fijo en una mujer, muy en el fondo de mi eso me dice que esta mal.

—Perdón la tardanza, no sabia con que combinarme la falda—ruedo los ojos—, he traído mi cámara para sacar fotos ¿estas de acuerdo?

Me muestra una cámara polaroid rosa.

—Por mi no hay problema, solo vámonos ya—digo un tanto desesperado, rodeo la camioneta y ella hace lo suyo subiéndose en el asiento del copiloto.

Gira su vista a los asientos traseros.

—Hola mi angelito ¿lista para el viaje?—pregunta a mi hija que curiosamente a ella si le pone atención.

—¡Shi!—Chiara aplaude sonriente mientras deja la Tablet a un lado—, yo quiero ver piececitos.

—Queras decís pececitos bebé—ella asiente mientras yo me encargo de salir del estacionamiento de la casa—, ¿Hoy Emilio no viene?

Emilio es mi guardaespaldas.

—Viene en otro auto—ella asiente pero me sigue mirando de reojo—, ¿tienes algo que decir Irisha?

Suelta un suspiro.

—Gracias por invitarme—dice con una sonrisa tímida y mejillas sonrojadas—, y...el color rojo te queda bien.

Lo capto enseguida, hoy llevo puesto una camiseta roja que según mi madre hace que mi piel resalte al igual que la negrura de mi cabello.

—Gracias—digo un poco incomodo.

Irisha evita mi mirada durante todo el camino.

...

Al llegar al acuario me doy cuenta que es un lugar bastante turístico y por lo tanto demasiado lleno de personas, no he entrado y ya me estoy estresando pero todo esto es por mi hija.

—¿Pero porque se empujan para entrar? ¿acaso son animales?—me pregunto a mi mismo con Chiara en brazos, Irisha a mi lado suelta una risita por mi comentario.

—Hay que encontrarle lado a todo Marcello—su mano sujeta la mía y siento la calidez de inmediato. Ella nos arrastra entre las personas y es gracioso que es tan pequeña pero aun así logramos entrar esquivando unas personas y reclamos a lo que ella les responde con alguna grosería en su idioma, o eso supongo—, ¿Vez? debemos trabajar en tu paciencia.

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