Capitulo 37

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Maratón 2/3

Mis ojos se abren lentamente al escuchar varios gritos.

—¿Para que mierdas te pago si no es para que la cuides?—veo a Marcello gritarle a Emilio que se mantiene con la cabeza baja—, explícame ¿Cómo carajos ella estaba encerrada en la despensa?

—Créame que no lo se señor, la busque lo mas rápido posible cuando escuche sus gritos—se defiende el guardaespaldas—, no se como ella estaba encerrada allí.

—¡Puras explicaciones baratas! necesito respuestas claras—me siento en la cama llamando la atención de los dos hombres frente a mi, Marcello no tarda en acercarse y acariciarme con dulzura—, ¿y tu por que te empeñas en sacarme sustos ehh?

—No lo hago porque quiero—digo rodeando su cuello y abrazándolo fuerte, sentirlo cerca es llenarme de paz—, no regañes a Emilio que no fue su culpa.

—Si que la tiene por no estar al pendiente de ti—dice molesto separándose de mi toque—, el cuidarte le queda grande.

—Amanda es la única culpable de todo esto—digo segura de mis palabras porque no le encuentro mas explicación a lo que ocurrió—, ella pudo ser la única que me encerró allí Marcello no me cabe duda.

—¿La viste?—pregunta y niego—, ¿entonces?

—¿Quién es la única que no me tolera? no te has puesto a pensar eso, nadie en esta casa había tenido algún problema conmigo hasta que llego ella—me defiendo mientras el me observa atento—, no la vi pero esa puerta fue cerrada desde afuera Marcello, yo tengo claustrofobia y por un momento sentí que moriría allí dentro.

No dice nada.

—Ve por ella—susurra, Emilio sale de nuestra habitación en busca de Amanda, ambos nos quedamos en silencio total hasta ver a la rubia muy sonriente cruzar por nuestra puerta.

—¿Me llamabas?—dice con su típica y fingida voz dulce.

—¿Fuiste tu la que encerró a Irisha en la despensa?—le pregunta sin rodeos, Amanda nos mira asombra  y negando.

—¿Cómo se te ocurre eso Marcello? yo estuve todo la tarde con Chiara, no puedes culparme de eso—se defiende pero algo dentro de mi no le cree.

—Irisha cree que fuiste tu después de todas las riñas que han tenido—dice el con voz dura.

Ella me mira con ojos de dolor.

—Yo jamás te haría eso Irisha, se que hemos tenido problemas pero no jugaría con algo como eso, yo no soy una mujer violenta como tu—mis ojos viajan a los morados de sus muñecas y mi estomago se retuerce—, te estas confundiendo y culpándome sin tener pruebas.

—¡Que mas pruebas son suficientes que tu odio hacia mi! no finjas—le digo estresada—, di la verdad, tu me encerraste allí. 

—Estuve todo el tiempo con mi hija y deja de gritarme que no estoy para escuchar tus gritos, no fui yo y se acabo—dice molesta yéndose de la habitación.

Suspiro cansada observando al hombre a mi lado.

—¿No dijiste nada?—le susurro ganándome su mirada.

—No puedes culparla si no la viste—no puedo creer lo que me dice.

—¿Por que te empeñas en defenderla Marcello?—digo con un nudo en mi garganta—, prefieres creerle a ella y no a mi.

Intenta tomar mis hombros pero me aparto brusca.

—Estoy del lado de la verdad, la puerta pudo haberse cerrado sola amore...

Corazón OscuroOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz