Capitulo 34

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Narrado por Marcello

Entro en nuestra habitación y me sorprendo al no encontrarla dentro pero me calmo al escuchar la regadera y esa música que a ella le gusta, incluso puedo escuchar como canta las canciones como si su vida dependiera de ello, sonrió inconsciente.

Me quito la ropa de trabajo para colocarme unos pantalones flojos y una camiseta, los hombros me duelen y todo se debe al estrés de la oficina, las ventas en Venecia no han estado para nada bien y eso nos esta afectando en el presupuesto.

Debo encontrar una solución pronta a todo eso.

La puerta del baño se abre revelándome a la mujer que amo, una toalla envuelve su cuerpo mientras su hermoso cabello húmedo empapa el resto de su cuerpo.

A penas y me dirige la mirada antes de seguir con lo suyo.

Aun sigue molesta y no voy a culparla, tiene todo el derecho de estarlo después de que me comporte como un imbécil con ella.

Deja caer la toalla al piso y giro mi cuerpo sobre la cama para darle privacidad, la escucho tararear una canción.

Su indiferencia me esta matando, nunca había dejado de hablarme tanto. Desde anoche que discutimos lo único que he escuchado de sus labios es un "que tengas un lindo día" en el desayuno.

Admito que no se que me ocurrió anoche pero estaba preocupado, ella no respondía mis mensajes y ya eran pasadas las 12 de la noche y no aparecía, tuve miedo, un miedo horrible de que algo podía pasarle.

Obviamente cometí un grave error al desquitarme con ella, siempre termino jodiendo lo bueno de mi vida.

"Púdrete" nunca me había hablado así, estoy conociendo facetas suyas que desconocía.

Después de un rato ella apaga las luces dejando prendida solo la pequeña al lado de su cama, toma uno de mis libros de terror y comienza a leerlo como si nada, me acomodo mejor para verla.

Su cabello ya esta casi seco, su rostro limpio de maquillaje y su cuerpo envuelto en un pijama de arcoíris que detesto y lo sabe, lo hace por molestar.

Aunque el pijama sea horrendo ella sigue siendo hermosa.

—Irisha no puedo mas con esto—susurro interrumpiendo su lectura, sus bonitos ojos verdes me observan—, ¿Podemos hablar?

—No quiero hablar ahora—dice en tono serio.

—Por favor...—pido casi rogando.

—Marcello no quiero discutir, últimamente es lo único que hacemos, ¿por que no descansas?

—No podre descansar si tu sigues así pero te daré espacio—me giro con la vista en el techo, escucho su suspiro y como apaga la luz.

—Buenas noches Marcello.

—Buenas noches Irisha.

...

—Marcello—escucho un susurro a lo lejos pero no me importa, me acomodo—, Marcello...

Siento un toque en mi espalda.

Amor me estas ahogando...—abro los ojos de golpe para darme cuenta de que Irisha se encuentra bajo mi cuerpo mas roja de lo normal, tenia todo mi pesor sobre ella—, no podía respirar.

—Joder lo siento amore mio, lo siento—bajo mi rostro y beso sus mejillas con delicadeza acariciando su cintura con mis manos—, perdón.

—Esta bien—dice rodeando mi cuello con sus brazos—, ahora si podemos hablar, te veo mas relajado que anoche, Lorenzo me conto que las cosas por la empresa no andan bien.

Corazón OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora