Capitulo 14

84 5 1
                                    

Narrado por Marcello

—Gracias hijo—me dice mi madre mientras le ayudo a subir a la lancha que he rentado para que nos de algunas vueltas por el lago—, Irisha no tardar, estaba luchando para ponerle zapatillas a Chiara.

—A mi hija no le gusta usar zapatos, te apuesto a que en un descuido los lanzara por la borda—mi madre ríe.

—No sabes lo feliz que soy viéndote unido con Chiara de nuevo, verlos felices—le sonrió—, estar juntos es todo lo que necesitan para estar bien.

—Estoy de acuerdo contigo, creo que ya tuve mi tiempo—me encojo de hombros—, necesito seguir adelante.

Se que la he jodido cuando me mira picara.

—¿Y ese cambio tan repentino? hace mas de un mes te sentías herido y mirarte ahora, lucir radiante—ruedo los ojos en respuesta—, cuidado con lo que haces hijo.

—Lo tendré mamá—palmea mi mejilla.

Mientras esperamos, Lorenzo hace su aparición quejándose por cualquier cosa pero ni siquiera sus rabietas me bajaran el buen humor que me cargo.

Quizás ese buen humor se deba a una Rusa en especial. Rusa que aparece en mi campo de visión con mi hija en brazos. Chiara parece encantada mientras hala los rizos sueltos de Irisha quien le sonríe con amor, hoy lleva puesto un short corto acompañado de un top amarillo ajustado y unas sandalias beige que combinan con el sombrero que lleva puesto, sus ojos verdes brillan bajo la luz del sol y ni hablar de su sonrisa que es capaz de darme 100 años de vida.

Esa mujer es luz, luz que esta dando vida a mi corazón oscuro de nuevo.

Lastimosamente mi buen humor se va al carajo cuando el joven que conducirá la lancha se le acerca sin descaro besando su mano, ella se sonroja ante el atrevimiento pero lo que mas me molesta es que le sonríe.

¡Le sonríe nerviosa!

Ahora no habrá quien calme mi mal humor, maldito conductor.

...

¿A que horas terminara este paseo? me pregunto a mi mismo.

Estoy que me lanzo por la borda al escuchar a Lorenzo parlotear a mi lado, al ver a mi madre grabar a todo lo que se mueva y casi dándome en la nariz con el teléfono, al ver que mi hija se quiere llevar a la boca cada cosa sucia que encuentra en esta lancha pero lo que mas me da coraje es que Irisha vaya sentada al lado del jovencito escuálido que dirige el bote y no solo eso, si no que parece encantada de su compañía ya que la he escuchado reír en todo lo que va del viaje.

Estoy que me traga un cocodrilo.

—... las aguas son muy calma...—interrumpo el monologo de Lorenzo.

—¿Puedes callarte?—le pregunto molesto sin perder de vista la cercanía de Irisha y el escuálido quien le esta tocando sus rizos, Lorenzo sigue mi mirada y ríe.

—Ya entiendo tu mal humor, te están bajando a la Rusa—dice en tono burlesco.

—No se de que estas hablando—incluso Chiara sonríe picaresca al flacucho, mi propia familia me traiciona—, ¿por que le sonríen?

—Ya deja tus celos Marcello, que las arrugas ya se te están notando—lo miro mal—, si sigues así de amargado envejecerás rápido y no le gustaras a nadie, créeme.

—Ignóralo hijo mío, tu ser guapísimo y gustar a muchas—apoya mi mamá quien se acomoda su chaleco.

—Pueden dejar de meterse en mi vida ambos—me quejo, Irisha al fin decide acordarse de nosotros y sentarse a nuestro lado, la ignoro.

Corazón OscuroWhere stories live. Discover now