Capitulo 24

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Narrado por Marcello

—...ventas han aumentado en la gran mayoría, incluso se podría decir que han aumentado mas que en la sede central, en mi opinión se debería considerar colocar una nueva cede en Venecia—habla Lorenzo mientras me muestra las ventas de este mes.

—Todo depende del capital que tengamos, si los inversionistas están dispuestos en otorgarnos mas dinero para manejarlo en la creación y venta de los nuevos licores que están sacando las fabricas—habla otro de mis ejecutivos.

Todos esperan mi respuesta pero la verdad es que yo soy una persona que analiza a mayor profundidad los casos antes de hacer algo apresurado.

—Quiero los reportes de todas las ventas y las cifras del capital, además de...—soy interrumpido cuando la puerta de la sala de juntas se abre y por ella entra mi secretaria con temor.

—Señor, señor Caruso—tartamudea, sabe que me molesta que me interrumpan.

—Que te he dicho Aurora—digo con voz seria y agotada, siempre hace lo mismo—, no me interrumpas cuando estoy en reunión.

Ella se acerca nerviosa.

—Créame que lo se señor Caruso, pero allá afuera esta...—no la dejo terminar.

—Aurora que esto no se repita, no me importa quien este o no afuera, no estoy para recibir a nadie—digo con la voz un poco elevada.

—De acuerdo señor, pero solo infórmale que es su hija la que esta allá afuera junto a una joven que dice ser su novia—los ojos se me abren al escuchar eso.

Mi novia

Que bien que se escucha eso.

—¡Y por que no me dijiste eso desde un principio!—digo poniéndome de pie dejando a todos con la boca abierta al ver que sonrió, la sola presencia de mis bellezas ya me alegro esta trabajosa mañana—, cuando ellas estén aquí avísame de inmediato Aurora querida, por favor.

—Como ordene señor—dice saliendo, veo a todos mis ejecutivos.

—Esperadme un momento, hablen de cualquier cosa—salgo de la sala de juntas sin mayor explicación.

Al salir lo primero que me encuentro es la imagen de mi bebe en los brazos de Emilio quien la sostiene como un bulto de papas, mi pequeña hija lleva puesto un vestidito azul y dos colitas en su cabello, no lleva zapatos como de costumbre y veo que anda muy animada ya que pellizca la nariz de Emilio, por el rostro de mi guardaespaldas puedo notar que no esta nada contento, creo que debo aumentarle el sueldo, pobre hombre.

Mis ojos se iluminan al ver a la hermosa mujer que me observa con una sonrisa, sus bonitos rizos van atados en una coleta alta, ¿ya he dicho que me encanta sus rizos? por que los adoro. Paseo mi mirada por su delicioso cuerpo que me pide a gritos hacerla mía.

Control Marcello.

Ella se acerca a mi rodeando mi cuello con sus brazos estampando un cálido beso en mi mejilla, arrugo mi rostro de inmediato.

—¿Qué forma de saludar es esa?—me quejo haciéndola reír, algo que sin duda me encanta de Irisha es su rostro, tan inocente y delicado, ¿a quien voy a engañar? esta mujer me tiene a sus pies.

—¿Cómo quieres que te salude?—pregunta acariciando mi cabello.

—Así—atrapo sus labios entre los míos besándola de una forma para nada decente pero me importa una mierda, el que se atreva a juzgarnos lo despido y punto final, al que no le gusta bien puede taparse los ojos. Libero sus labios dejando una mordida en ellos haciendola suspirar—, así debes saludarme siempre.

Corazón OscuroWhere stories live. Discover now