"Abogado"

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Cassian

Flashback...

Las manos me temblaban mientras miraba al hombre frente a mí. Yo no quería hacerlo. Yo no me merecía esto. Vi morir a mi madre a los cinco años, y eso me produjo un trauma en el cual no hablé durante tres años. Desde que tuve eso de razón, mi vida se ha convertido en infierno. El que se hace llamar mi padre es mi verdugo. Lo que un niño debería hacer a sus diez años es estudiar, vivir su infancia, es ser cuidado por unos padres que lo amen. Pero a mí me tocó todo lo contrario. Me tocó presenciar la muerte de mi madre frente a mis ojos. Tuve que agarrar una pistola con mis manos, y disparar, maté a una persona.

—No quiero hacerlo—mi cuerpo reacciona al mirarlo. Tenía la pistola puesta en su cien—Esto no es para mí.

—Hazlo—me ordenó—Mátalo.

—No.—solté la pistola—El es un inocente. Yo no voy a lastimarlo.

—Cobarde patético. —Me proporcionó una cachetada.—¿Aún no has entendido este maldito mundo?

Mi padre tomó la pistola en sus manos y le disparó. La sangre salpicó mi cara, mientras veía como su cuerpo estaba en el suelo. No era la primera vez que yo observaba con mis ojos como mi padre mataba a personas. Me traumó mi infancia, me quitó a mi madre y juro que cuando crezca yo no lo mataré, pero lo haré sufrir y solo después voy a matarlo.

Pero esos eran inútiles recuerdos de mi infancia. A mis diez años maté a una persona. No quise hacerlo. Me vi obligado a actuar. Tenía quince años y estaba en la secundaria. Pueda que sea un criminal. Pero no seré un analfabeto, sin conocimientos me gustaban las leyes. Iría a la universidad cuando me gradúe de esta porquería llamada secundaria y vaya a Harvard, seré un abogado y prometo que seré el mejor de todos.

En tanto recordaba lo dura que ha sido mi infancia, fumaba un cigarrillo en los escombros. Resultaba ser la segunda pelea que tenía en el día. Me gustaba meterme en peleas clandestinas, luego de salir de la escuela. Los hombres de mi padre me proporcionaban golpizas de muerte todos los días. Vivir con ese amiserable. Era un vil recordatorio de lo cruel que era la vida conmigo. No podía escapar. Estaba encerrado en el infierno y él era mi castigador.

Con la edad que tengo ya me había hecho seis tatuajes y una que otras veces fumaba cigarrillos. Pero no me drogaba. Nunca he probado esa porquería. Meter sustancias a mi cuerpo no es lo mío. Yo vivo con el dolor, pero aprendo de él porque soy dueño de mi mar. Algo que haría cuando me acueste con una mujer es realizarme una vasectomía y lo haré cuando tenga dieciocho años. Yo no quiero tener hijos. Jamás desearé tener un hijo.

En mi mente se repiten una y otra vez las brutales palabras de mi tirano. <<Vas a matar a todo aquel que te ama. Escucha con atención. Algún día te vas a enamorar. Y dejarás en su vientre los asesinos que la van a matar y recordarás por qué nadie te quiere, maldito asesino.>> No me voy a enamorar nunca, y tampoco voy a tener hijos, no mataré a nadie. Yo nunca quise asesinar, pero mis manos se llenaron de sangre en el momento que tuve conciencia.

Retorne en casa todo golpeado después de una pelea en el club de boxeo con Franco, ese hijo de perra abusaba de mí por ser más pequeño que él. Pero ya no tenía las cosas fáciles. Sabía defenderme como nadie. Había aprendido por las malas a usar los puños. Atravesé el umbral, y lo primero que vi fue a Carson que estaba en la sala, inyectándose la droga que siempre consumía, era un maldito adicto. He sobrevivido por mis propios métodos, ni siquiera puedo tener una buena cama para dormir.

Lucho por sobrevivir, porque así tomaré venganza contra él. Dios se olvidó de mí, lo hizo, y no espero más que no sea odio. Intenté escabullirme hacia las escaleras, ignorándolo, pero uno de sus guardaespaldas me agarró del brazo. Antes de que pudiera reaccionar, ya estaba frente a él.

&quot;El Abogado de la Mafia&quot; © { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏}   𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨́𝐧 ✔️Where stories live. Discover now