"Por favor, Mavie no te vayas"

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Cassian

Desde mi automóvil, inhalaba el humo y lo disipaba lentamente mientras la vigilaba. Desde que regresé de Italia, no he hecho otra cosa más que permanecer en una esquina cercana a su casa. Parecía un indigente, con un aspecto deplorable, pero lo único que ocupaba mi pensamiento era ella. Además de Demir, tengo otros adversarios, quienes ya están al tanto de mi vulnerabilidad. No puedo otorgarles el beneficio de que alguien dañe a mi mujer. Esto no formaba parte de mis planes. No anhelaba ser padre. No deseaba arrastrarla a un destino incierto, pero me resulta imposible mantener la distancia. Anhelo tocarla, besarla, pero no debo hacerlo.

Me hallaba en mi habitación, sumido en un estado penoso. Alcohol, tabaco... era lo único que consumía. Por las noches, salía a observarla. El sueño me resultaba esquivo. Estaba agotado, pero nada me importaba más que ella. Esta es la octava botella de whisky que vacío. El dolor de cabeza me punza con fuerza. Me mantengo pendiente de Mavie, aunque no encuentro el modo de acercarme.

—Señor Rostov —escuché a Tony a través de la puerta—. ¿Requiere algo? Lleva una semana encerrado.

No respondí.

—La señorita Mavie está bien. Hoy acudirá al hospital con su padre y un conocido, señor.

Fruncí el entrecejo al escuchar la palabra conocido. Me incorporé torpemente del suelo y abrí la puerta.

—Vaya... definitivamente le ha afectado el despecho —me evaluó de arriba abajo—. Huele a alcohol puro.

—Cierra la boca y modera tu lengua. ¿Quién es ese hombre?

—No sabría decirle con certeza, señor. Desde que usted la dejó sola, el embarazo parece sentarle de maravilla. Hay varios interesados merodeando.

—¿Qué clase de hombres?

—Disculpe, señor. Puede seguir ahogándose en licor mientras su mujer resplandece. Si me permite, debo continuar protegiéndola.

Se marchó antes de que me desbordara. ¿Hombres cerca de Mavie? Eso no lo permito. Tony volvió a destilar veneno.

—Ah, ya recordé. El sujeto que la acompaña es su nuevo médico. Derek Jones —soltó con naturalidad, y apreté los puños hasta clavarme las uñas—. Hoy tiene revisión. Cumple un mes y una semana de embarazo.

Un hombre. Un completo desconocido tocando a mi mujer. Eso no lo consiento.

—Prepara el coche. Vamos al hospital. Espero que ya tengas el historial completo de ese tal Derek en mi oficina.

—Hasta el día en que va a morir, lo anoté, señor Rostov.

Tan pronto como llegué al hospital, aparté a todo el que se cruzaba en mi camino. Tony ya había investigado en qué sala estaba mi mujer, y no tuve que indagar más de lo necesario para atravesar las puertas. Justo cuando mi paciencia se agotó, él estaba a punto de tocarla.

—Aparta tus jodidas manos de mi mujer o te las arranco una por una.

Caminé hacia ellos. Ella se incorporó, bajó la blusa y se colocó entre el tipo ese y yo.

—¿Qué estás haciendo aquí, Cassian? Ya lo aclaramos todo.

—No aclaramos nada. Sigues siendo mía y no voy a permitir que este sujeto te ponga una mano encima.

—Ya no soy tuya. Te pido que te retires. Estás alterando la paz de este lugar.

—No me voy sin antes arrancarle las manos a este bastardo por tocar a una mujer embarazada que no le pertenece.

"El Abogado de la Mafia" © { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏}   𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨́𝐧 ✔️Where stories live. Discover now