"La hacienda"

87.9K 5.2K 442
                                        


Si me pides que me arrodille otra vez, lo haré mil veces sin dudar. Si me pides que me marche, me quedaré justo aquí. Si intentas mentirme, no podré creerte.
Porque mi vida te pertenece, te la entregué sin condiciones. Aun así, jamás te impondría que me ames. Porque ese es mi propósito: amarte... incluso si tú ya no puedes amarme a mí.

Cassian Rostov


Cassian

Cada palabra suya me apuñalaba y se clavaba en lo más profundo de mi herida. Tenía todo el derecho de tratarme como creyera justo, porque me comporté como un cobarde. Pero no tenía por qué matarme al decir que lo nuestro había terminado. No... yo no puedo dejarla. No puedo. Y voy a seguir implorando, de rodillas, que me perdone. Besé cada uno de sus nudillos con la voz temblorosa mientras comenzaba a hablar. ¿Quién me viera en este momento? El gran y poderoso Cassian Rostov. El líder, el jefe de tres imperios poderosos, de rodillas ante su mujer. Desesperado por tenerla de nuevo a su lado. Bien me lo advirtió ella: que el día en que perdiera lo que de verdad me importaba, me iba a arrepentir. Y estoy arrepentido.

—No me digas que lo nuestro se acabó, Mavie.

—Estoy herida, pero dispuesta a escucharte, Cassian. Solo quiero que me expliques. Necesito entender por qué reaccionaste así.

—En mi cumpleaños número cinco —empecé—, como todo niño ilusionado, tenía la esperanza de que papá volviera a casa a jugar conmigo. Pero nunca llegaba. Ese día lo esperé con mi nana; nunca conocí a mi madre, ella era lo más cercano a una figura materna para mí. Y ese día, frente a mis ojos, me la arrebató. Me dijo por qué me odiaba: porque por mi culpa, mi madre murió. Yo la maté.

—No, no—me besó—. Eras un niño, no pediste nacer ni tener un padre tan cruel.

—No merecía ese dolor —continué —Me hizo vivir un infierno durante muchos años, culpándome por la muerte de su esposa... porque ella me dio la vida. Me hizo creer que me había hecho una vasectomía, y no dejaba de repetirme que yo la maté.

—No la mataste bebé. —Volvió a pronunciar esas palabras con sus labios, y yo sabía que estaba mintiendo. Ella no podía haber dejado de amarme.—Ella te amó y quiso darte la vida. Eso es lo que hacen las madres. No tienes que sentirte culpable. Eso no fue tu culpa Cassian.

—Mi miedo es volver a vivir ese dolor. Yo no soportaría existir en un mundo donde tú no estés, Mavie.

—Olvidaste nuestro juramento y elegiste herirme en lugar de hablarme con la verdad.

—Perdóname, no me cansaré de decirlo. Perdóname, mi amor.

—Yo te perdono, Cassian —retornó otro beso—. Pero necesito tiempo para pensar en nosotros.

—El que necesites —contesté, ansioso por ella—, pero no me digas... no digas que lo nuestro finalizó, por favor.

—¿Y si te dijera que ya no te quiero? ¿Dejarías de insistirme? ¿Me permitirías continuar mi vida junto a alguien más?

Tan solo la idea de otro hombre provocaba que mi cuerpo se incendiara. Exhalé desde lo más profundo y la observé. Las frases que diría después, incluso yo mismo las tomaría como ciertas.

—Jamás te forzaría a permanecer conmigo si no lo deseas. Prefiero adorarte una y mil veces, aunque me detestes. Pero no puedo exigirte que me ames.

—Es tarde —dijo mientras se incorporaba—. Ya debería marcharme.

La sujeté de la mano y la atraje hacia mi pecho, deslizando mi palma hacia su zona lumbar y acercando su boca a la mía. Su aliento se volvió agitado. Sus pómulos se encendieron con ese tono carmesí que me enloquecía. Podía intentar engañarme, pero sus pupilas, su cuerpo y sus labios desmentían lo que su lengua no se atrevía a callar. Aunque fingiera ella me amaba. Y yo lo sabía.

"El Abogado de la Mafia" © { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏}   𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨́𝐧 ✔️Where stories live. Discover now