98. Escapada romántica

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A la mañana siguiente, Juanjo y Martin se despiden de la familia del vasco y se suben al coche de Nieves Arregui, la madre de Juanjo.

—Me hace muchísima ilusión esta... escapada romántica —dice Martin con timidez cuando el mayor arranca el coche.

Una enorme sonrisa nace en el rostro de Juanjo, que se gira para mirar al chico que ocupa el asiento del copiloto. Martin aprovecha para mostrarle tímidamente su diente torcido, picón. El maño sonríe arrugando la nariz y se inclina para dejar un beso sobre sus labios.

Martin hace de DJ y contempla lo atractivo que se ve su novio conduciendo. No cree que nunca vaya a superar esta imagen.

País Vasco les ofrece lugares preciosos, y los chicos se pierden por pueblitos pequeños y encantadores, descansan en playas olvidadas y exploran los campos.

Se quedan en un hotel pequeño pero confortable, y tratan de pasar desapercibidos en todo momento.
—Estamos a tomar por culo, si nos encuentran aquí mejor apaga y vámonos —sentencia Juanjo, cansado de los "fans" que se dedican a buscarlos por el mundo como si fueran Pokémon.

***

—Me sancocho, joder —se queja Juanjo, levantándose de la toalla —. Voy al agua.
—Voy contigo.

Los chicos caminan por la arena, rápido para no quemarse los pies, y llegan a la orilla. Juanjo pega un respingo cuando sus pies se mojan con el agua fría.

—¡Dios! He cambiado de idea... —murmura, dándose la vuelta.

Pero Martin no le va a dejar escapar tan fácilmente. Lo agarra de la muñeca y le dedica una dulce sonrisa.
—No me seas, anda. Báñate conmigo, Do.

Juanjo pone los ojos en blanco pero no es capaz de negarle nada al vasco. Martin entrelaza sus dedos y tira del mayor, saltando las olas para adentrarse en el mar. Se hace el fuerte como si no quisiera gritar igual que lo está haciendo su novio cuando el agua le llega al abdomen.

—Venga, a la de tres nos hundimos —propone el menor —. Uno. Dos. ¡Tres!

Martin se hunde en una ola y sale a coger aire con el flequillo pegado a la frente, para encontrarse a Juanjo aún seco.
—¡Oye! No te has hundido —lo acusa.
—Nunca dije que fuera a hacerlo —se excusa Juanjo.

—¿Ah sí? Pues prepárate.
—¡No, Mart-

El grito de Juanjo se ve interrumpido cuando el menor le salta encima, obligándolo a sumergirse.

—Hijo de puta —le suelta Juanjo al salir a la superficie, las comisuras de sus labios amenazando con curvarse en una sonrisa —. Te vas a enterar.

La guerra de hundir al otro bajo las olas dura poco, porque no tardan en comenzar a hacerse cosquillas, terminando partidos de risa. Juanjo se sube a Martin abrazándolo con brazos y piernas, aprovechando que bajo el agua no pesa nada. El menor le acaricia los muslos.

—Te odio —susurra Juanjo, sonando bastante contradictorio por cómo está abrazado a Martin.
—No lo parece.
—Esto es solo para que me des calor. Es un abrazo con intereses —explica Juanjo.

—Calla, si me amas.
—Eso te creerás tú —suelta el mayor, mirándole a los labios de manera casi inconsciente.
—Me amas... —canturrea Martin, provocando al otro.

Juanjo corta la escasa distancia entre ellos besándolo, un beso salado por culpa del agua de mar.

***

Detrás de cámaras - Juanjo y MartinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora