64| ¿Quién te salvará ahora?

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AGATHA ERA CONSCIENTE DE QUE NUNCA TUVO UNA VIDA FÁCIL

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AGATHA ERA CONSCIENTE DE QUE NUNCA TUVO UNA VIDA FÁCIL. ¿Cómo podía ser fácil? Vivió un tormento la primera década de su vida en un orfanato donde le faltó de todo, menos un techo sobre su cabeza. Amor, compasión, cariño. Todas las formas de afecto las aprendió el día en el que Jack y Susan entraron por las puertas de aquel desastroso lugar buscando a alguien a quien pudieran ofrecerle el mundo; y entre tantos niños, incluyendo bebés quienes serían más fácil de criar, ellos la eligieron a ella.

De tantas personas, ¿por qué ella? ¿Qué fue lo que vieron en ella que les hizo pensar que ella era la indicada para su familia?

Agatha pensó en ello durante mucho tiempo. Todavía lo pensaba cuando estaba en sus momentos más oscuros. Ella siempre fue un árbol de tronco torcido que jamás podría ser enderezado. Su alma estaba marcada por una maldición que estuvo presente desde que nació. Pero ellos vieron algo en ella, algo que la hizo destacar entre tantos niños.

Jack y Susan vieron lo mejor de ella con solo una mirada y le enseñaron una vida más sencilla que no supo apreciar del todo mientras la vivió. Quizá porque era demasiado egoísta, demasiado centrada en sí misma, demasiado ignorante como para comprender que los perdería antes de que pudiera agradecerles por todo lo que le dieron.

Hicieron que tuviera un respiro en el martirio que conformaba su vida. Fueron esa bocanada de aire que logras tomar cuando sales a la superficie luego de estar sumergido bajo el agua, tratando de aguantar la respiración por tanto tiempo que tu cabeza duele y los pulmones te arden. Ese alivio. Así podía compararlo.

Pero ahora... Ahora Agatha se estaba ahogando. Justo como M.L. le dijo en sus primeras cartas. Realmente se estaba ahogando, perdiendo todo el control de las cosas que sucedían, siendo empujada cada vez más hacia el fondo de un pozo oscuro del que jamás podría escapar.

Su vida no era fácil. Nunca lo fue y nunca pensó que lo sería, pero no pensaba que terminaría de esa forma. Atrapada en la oscuridad, con los sentidos nublados y un creciente dolor en su nuca que comenzó a despertarla de la inconsciencia.

Comenzó como una pequeña punzada en la parte de atrás de la cabeza, sutil, aunque lo suficiente como para causar una ligera incomodidad. Un gimoteo se escapó de sus labios a medida que el dolor empezó a esparcirse por toda la zona, arropando con su dolencia todo su cráneo. Se sentía como si le estuvieran aplastando la cabeza hasta reventársela. Estaba lejos de ser una sensación placentera. Era todo lo contrario. Era como ser arrastrada por todo el infierno rocoso y sin piedad alguna.

Su primer instinto fue de llevarse las manos a la zona para intentar de que disminuyera el sufrimiento, pero no pudo. Fue entonces que se percató de la cuerda áspera que le ataba las manos en la espalda; los nudos tan fuertes que las fibras sintéticas estaban clavándose en sus muñecas. Probablemente terminaría con unas quemaduras en la zona por la fricción al intentar de liberarse. Sin embargo, dudaba que unas pequeñas heridas fueran su mayor preocupación.

La hija de Draco Malfoy y Hermione Granger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora