3| La Madriguera

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     EN EL MOMENTO EN QUE AGATHA Y HERMIONE entraron a la Madriguera el silencio reinó el lugar, tornándolo en un ambiente un tanto incómodo para todos

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     EN EL MOMENTO EN QUE AGATHA Y HERMIONE entraron a la Madriguera el silencio reinó el lugar, tornándolo en un ambiente un tanto incómodo para todos. Los ojos grises de Agatha recorrieron el lugar y se sorprendió de la cantidad de cabezas pelirrojas que había en la casa.

Todos los miembros de la familia Weasley se encontraban allí, puesto que tenían la costumbre de ir un día a la semana a la Madriguera para compartir entre ellos, sin contar que este año Charlie estaba de visita, cosa que no ocurría muy seguido.

Estaban Bill y Fleur, junto a Percy y Audrey. Luego estaban George, Ron y Harry, los cuales parecían haber estado hablando con Charlie sobre un tema que solo ellos entenderían. En una esquina estaba Ginny y Angelina hablando sobre cómo sus hijos habían pasado a ser los más bromistas de todo Hogwarts, sin duda lo llevaban en la sangre. Finalmente, estaban las cabezas de la familia, Molly y Arthur Weasley sentados en un sillón.

«¡Merde! Los padres de Ronnie eran máquinas o simplemente no tenían pasatiempo», pensó Agatha al ver a todos los Weasley.

Ladeó su cabeza de una manera disimulada e hizo una mueca. Ella misma no se podía imaginar teniendo tantos hijos. De hecho, a duras penas pensaba que podría tener uno y tal vez cuando tuviese cincuenta años. No solía soportar a los bebés, solo lloran cuando cagan y cagan cuando lloran.

—Esto no es incómodo —murmuró Agatha, el sarcasmo presente en cada una de sus palabras.

Hermione miró a su marido y con una sonrisa le pidió ayuda para que las sacara de ese momento incómodo. En un principio Ron no comprendió esa mirada que gritaba ayuda a miles de kilómetros, pero luego reaccionó y cayó en cuenta de lo que su esposa le trataba de decir.

—Familia —comenzó a decir mientras se acercaba a la chica de cabellos rubios—. Ella es Agatha, se estará quedando un tiempo con nosotros.

Todos asintieron, dejándoles saber que comprendían. Ninguno se opuso, puesto que los Weasley eran conocidos por siempre ayudar a las personas de la misma manera en la que Molly acogió a Harry.

—Ron, ¿por qué no vas con Agatha y le presentas a la familia? —preguntó Hermione, mirando a Harry con nerviosismo.

Él llevaba mirándola de manera sospechosa desde que entró con Agatha. De seguro fue de los primeros en darse cuenta de lo que estaba ocurriendo en ese momento. Definitivamente sus dotes de auror le habían ayudado bastante a la hora de unir piezas.

—Claro —respondió Ron sin tener otro remedio—. ¿Vienes? —se dirigió a Agatha.

Ella asintió, poco convencida. Le causaba nerviosismo alejarse de Hermione para estar entre las personas que eran la familia de su madre. Sin embargo, respiró profundo y se armó de valor y confianza. Si realmente iba a tener doble vida y guardar su secreto, tenía que comenzar desde ese momento.

La hija de Draco Malfoy y Hermione Granger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora