24| Cena de San Valendevlin con Draquesha

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          HABÍA PASADO UN MES ENTERO DESDE que Agatha recibió la última nota de M

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HABÍA PASADO UN MES ENTERO DESDE que Agatha recibió la última nota de M.L. Cada vez se le hacía más confuso adivinar quién era la persona que se encontraba casi amenazando su secreto, su identidad oculta de la sociedad. De hecho, había pensado más de una vez que M.L. era Marcus, pero ¿cómo sabía él quien era ella si no la conocía? No tenía ningún sentido esa teoría, así que había decidido descartarla por completo, aunque no la olvidara en caso de que tuviera que utilizarla.

En otro aspecto, sentía que las clases se le habían complicado un poco, ya que casi no tenía tiempo para hacer las cosas. Su día normalmente tenía la misma rutina: despertaba, se arreglaba, desayunaba, tomaba las clases de la mañana, almorzaba, tomaba las clases de la tarde, hacía los deberes, investigaba sobre su P.P.O, hablaba unos veinte minutos con sus amistades, iba a DCMO, cenaba, estudiaba, se bañaba y se acostaba a dormir. Pronto necesitaría un giratiempo para poder sortear su agenda. Además, a su horario se le añadían las prácticas de Quidditch los martes y jueves. Ya no sabía cómo podía con tantas cosas, tenía que preguntarle a su madre, que siempre estaba como ella.

Tal vez estaba en sus genes.

Fuera de su rutina apretada, solía escribirla a menudo a sus padres, los cuales le escribían de vuelta casi de inmediato. Sus respuestas siempre la hacían reír a carcajadas. Era extraño leer cómo su padre se quejaba de Hermione y cómo ella se quejaba de él. La última carta que había recibido Draco, le decía cómo Hermione había ganado una apuesta y le tocaba cenar en la Madriguera vestido como «Draquesha». Se estuvo riendo un día completo después de recibir esa carta. Le pediría a su madre que le enviara una foto de Draquesha.

Esa tarde en específico, Agatha se encontraba sentada bajo un árbol en silencio, solo disfrutando de la tranquilidad que podía respirarse en el ambiente. Era uno de los pocos ratos que tenía para ella y lo quería aprovechar antes de que tuviese que volver a su apretada agenda.

— Agatha, adivina qué día es mañana —habló Alex, sentándose a su lado seguida de Skylar.

«Adiós, paz», pensó, aunque adorada a sus amigas. A veces le gustaba disfrutar de su propia compañía sin hablar.

— Viernes —contestó como si nada.

Alex suspiró y la miró como diciendo «¿Es en serio?».

— No, tonta, es San Valentín. También conocido como el día del amor y la amistad —explicó la castaña.

Agatha rodó los ojos. Sabía qué era San Valentín y también que sería al día siguiente. Para muchos muggles era un día muy especial y se arreglaban para salir con su pareja o con el chico que les gustaba. Para ella, era un día normal y corriente.

— Oh, ¿en serio? No me acordaba —dijo Agatha fingiendo entusiasmo—. Gracias por recordarme que mañana me tengo que enviarme una caja de chocolates. De mí, para mí. ¿No es romántico? No hay mejor amor que el propio.

La hija de Draco Malfoy y Hermione Granger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora