7| ¿Pedirle perdón a ese troll? Nunca.

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—¡HORA DE LEVANTARSE!

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—¡HORA DE LEVANTARSE!

Agatha escuchó la voz como si estuviera demasiado lejos de ella y giró sobre la cama para continuar durmiendo. Su sueño era profundo y no se despertaba con facilidad. Eso lo habían aprendido con el tiempo que llevaba ella allí. Estaba muy segura de ello. No obstante, el contacto del agua fría contra su piel hizo que se sentara de golpe, con ciertos escalofríos recorriéndole el cuerpo.

—¡Ah! ¿Por qué nargles hiciste eso? —Exclamó, dejando salir un gruñido desde lo más profundo de su garganta.

Su cabello rubio y empapado se pegaba a su rostro y cuello, resultándole incómodo y bastante irritante. Su camisa de dormir se había pegado también, solo que, a su torso y a sus brazos, provocando que un escalofrío recorriera su espalda.

—¿Lo siento?

Agatha giró su cabeza inmediatamente hacia la persona que le había lanzado el agua fría para despertarla. Apenas pudo apreciar el destello pelirrojo de Ron Weasley mientras se apresuraba fuera de la habitación como alma que lleva el diablo.

—¡Corre, cobarde, corre! —gritó Agatha, enredándose en la sábana. Luchó por mantenerse de pie y no caerse para poder correr tras Ron con su varita en mano.

Su mente trabajaba a millón, buscando alguna forma de vengarse de lo que él le había hecho. Siempre había visto películas donde despertaban a la protagonista de esa forma, pero Agatha jamás pensó que le pasaría a ella. Extrañaba su alfombra-despertador que solo dejaba de sonar cuando se paraba de la cama.

¡Era completamente malvado despertar a alguien con agua helada!

Corriendo tras Ron, Agatha tropezó con sus propios pies a mitad de las escaleras y cayó de bruces, llevándose al pelirrojo con ella. También se llevaron a Hugo, quien se encontraba al pie de la escalera con un nuevo tablero de ajedrez.

De más está mencionar que Agatha y Ron cayeron sobre el pequeño Hugo y el tablero de ajedrez quedó destrozado.

—¡¿Qué nargles está ocurriendo aquí?!

Hermione estaba de pie frente a ellos vestida en su habitual túnica profesional, ya que estaría yendo a trabajar a medio día, y mantenía sus manos a ambos lados de sus caderas observándolos con incredulidad.

—¡Me arrojó agua! Estaba súper fría y es la mitad de la noche —estalló Agatha tratando de defenderse.

—Son las ocho de la mañana, Agatha —corrigió. Eso es la mitad de la noche para mí, pensó la muchacha—. Además, hoy iremos al Callejón Diagon a comprar los útiles escolares.

Agatha ya había olvidado lo rápido que se estaba acabando el verano. Si no contabas las constantes peleas, bromas y venganzas de James se podía decir que había sido un verano tranquilo y agradable. Había conocido a su madre, a su padre y a sus hermanos. También a los Potter y a los Weasley, a los cuales les tenía mucho cariño por la forma en la que la habían aceptado como un miembro más de la familia.

La hija de Draco Malfoy y Hermione Granger. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora