CAPITULO 4

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CAPITULO 4

ANDREA: Qué te pasa Imbécil? Acaso no te fijas por donde caminas, mira todo lo que has hecho, dañaste mi pintura. No lo puedo creer mi primer día en este lugar y llega un imbécil como tú a darme esta bienvenida, Perfecto.

SAMUEL: Ella tenía los ojos más perfectos que jamás haya visto, eran grandes, tan redondos, claros. Es realmente hermosa. No pude escuchar nada de lo que decía, estaba admirándola fijamente. De repente me saqué de mis pensamientos, intenté ayudarla a recoger las cosas del suelo, pero en lo que traté de levantarme ella me empujó y caí nuevamente. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, la había hecho enojar mucho. Yo estaba todo lleno de pintura, la ropa se había manchado; pero eso era lo de menos, no sabía qué hacer, solo podía pensar en ella, en ese momento no me importaba nada.

ANDREA: me había quitado la tranquilidad, hizo pedazos toda mi inspiración y lo único que hizo fue mirarme como una estatua. No hacía ni decía absolutamente nada. Yo estaba verdaderamente molesta. Mis ojos se llenaron de lágrimas, como pude empecé a recoger mis cosas, trató de ayudarme pero lo empujé del enojo que traía. Rápidamente agarré mi bolso, tomé solo lo importante y salí corriendo de ese lugar. Él aún seguía tirado en el suelo, ni siquiera pudo disculparse el muy idiota. Es un imbécil, solo un imbécil como él no se fija por dónde camina.

SAMUEL: Me levanté del suelo, traté de limpiar y sacudir un poco la ropa, pero era un desastre. Traté de seguirla pero ella se había perdido entre la gente. ¿Cómo no me di cuenta que ella estaba allí? Que estúpido soy, a lo mejor ella sería la mujer de mi vida.

NARRADOR

Andrea se fue casi corriendo de aquel lugar para no ver a Samuel que había destrozado su pintura, ella estaba realmente enojada pero sobre todo muy triste porque era su primer día en la ciudad y ya le había ocurrido eso. Samuel se fue muy molesto y triste a casa, se fue molesto porque no podía creer lo estúpido que había sido con esa hermosa mujer y triste porque nunca más volverá a ver esos ojos que le llenaron el alma. Mientras tanto en el rancho del Junco Cayetana esperaba impaciente la llamada de Andrea, aunque era bastante tarde no quería irse a dormir sin escuchar la voz de su hija.

SAMUEL POV: Tomé el tren y me fui a casa, no tenía ganas de seguir por ahí si estaba todo manchado de pintura. Me metí a la ducha y cada vez que cerraba los ojos su mirada se apoderaba de mi mente, ella era la mujer más bella que había visto. Salí del baño y pensé: -debo encontrarla pero no sé por dónde empezar- Preparé mi cena y me senté en el sofá a ver películas toda la tarde.

ANDREA: me fui caminando muy rápido, no quería que ese estúpido viniera detrás de mí, me introduje entre toda la gente para que no pudiera verme más. Tomé el tren y regresé a casa. Recordé que debía llamar a mamá -Oh Andrea cómo pudiste olvidarlo, mamá debe estar muy preocupada- Tomé el teléfono y suena dos veces:

-Hola Mamá

CAYETANA: Andrea por Dios, estaba tan preocupada, porque no llamaste tan pronto llegaste, no he podido dormir pensando si algo te había sucedido.

-Perdona Mamá, llegué muy cansada, necesitaba dormir.

CAYETANA: Bueno, que tal el vuelo?

-Fue muy largo, casi 10 horas entre los dos pero sin inconvenientes.

CAYETANA: que bueno mi niña, que tal tu primer día en Londres?

-Ni me lo recuerdes mamá, después te cuento lo que me pasó con un imbécil, que ojala nunca más vuelva a ver. Ahora iré a prepárame algo para comer. Te llamo mañana. Te Amo. Descansa. Saludos al abuelo y a mis hermanas.

CAYETANA: Pero me cuentas que fue eso que prefieres no recordar ahora. Te Amo Andrea cuídate mucho.

-FIN DE LA LAMADA TELEFONICA-

ANDREA: Tomé un delicioso baño de espumas, me preparé algo de comer, leí un libro por un rato y luego me fui a dormir. Mañana era el primer día de universidad y no quería llegar tarde.

AL DÍA SIGUIENTE

SAMUEL: Sonó la alarma de mi celular, no recordaba que era el primer día de clases. Preparé mi desayuno, saqué mi ropa nueva y mis zapatos; hacía mucho frío afuera, así que debía abrigarme muy bien. Salí de casa y tomé el underground. Llegué a la universidad y estaba muy emocionado, había mucha gente pero nadie conocido. Primero debía ir a una sala en donde nos darían la bienvenida.

ANDREA: ya estaba lista, pero hacía mucho frío así que busque mi gabardina y me fui. Tomé el tren, llegué a la universidad que estaba muy llena, pero por ser estudiante extranjera debía reportarme primero en la secretaria. Luego me enviaron a una sala donde estaban todos los estudiantes nuevos.

SAMUEL: En un instante miré para atrás entre tantas personas y para mi sorpresa estaban allí otravez aquellos ojos hermosos, redondos y profundos que me hacían suspirar...

Dos Caminos, Un solo Destino.Onde histórias criam vida. Descubra agora