CAPITULO 25

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ANDREA: Samuel sabía cómo hacerme sentir tanto, como encontrar ese punto exacto donde sus besos me hacían estremecer, donde el roce de sus caricias en mi piel y sus labios fundiéndose me hacían perder el control. No sabía de razones, ahora mi cuerpo le pertenecía y sólo seguía al corazón.

Me acostó sobre una mesa mientras me besaba con pasión, sus manos aún temblaban al tocarme, me miró y tomó una de mis piernas, comenzó besándome desde la punta del pies subiendo suavemente hasta llegar al muslo, luego pasó al otro besándome intenso pero apasionado, esos besos en ese lugar me hacían estremecer.

Subió hasta mi vientre, saltándose por completo mi intimidad y para ser sincera no sabía lo que podía sentir si se hubiera acercado siquiera. Con su lengua rozando mi piel subió hasta mis pechos, tomó uno entre sus labios jugando con él dentro de su boca y su lengua, cerraba los ojos pero era imposible contener los gemidos.

Bajó besando nuevamente el vientre y la parte baja de él, levantó la mirada como tratando de descifrar algo en mí pero no sabía que era. Al parecer no pudo encontrar respuesta en mis ojos esta vez, no aguantó la duda Y luego preguntó

Puedo?

ANDREA: Abrí los ojos grandes como platos, por Dios que no sea lo que estoy pensando. Y si es así, estaré experimentando muchas cosas nuevas, pero de inmediato sentí como un calor estremecedor inundó todo mi cuerpo y al cabo de unos segundos estaba temblando, traté de evitar su mirada pero esos ojos hermosos siempre me han hecho enloquecer y como decirle que no si también lo deseo, como decirle que no si sus besos me llevan al mismo cielo.

Busqué de inmediato su mirada que seguía fija esperando una respuesta, noté ese brillo en sus ojos, aquel brillo que suelen tener los niños pequeños cuando desean algo con todo su ser; lo miré a los ojos asintiendo con la cabeza, no podía creer que había dicho que sí, mientras me sonrió pícaramente.

SAMUEL: Estaba deseando que su mirada me dijera que sí, quiero experimentar cada cosa junto a ella, deseo saborear cada espacio de su piel, de rozar mi lengua donde nunca nadie jamás lo hizo y hacerla explotar de placer.

Me miró dándome lo que tanto deseaba, esa respuesta de sus ojos, ese brillo profundo que emana de su mirada al amarme. Me acerqué despacio a su boca, nuestros labios se rozaban con temor mientras su respiración se hacía cada vez más rápida, el beso empezó a tornarse pasional y profundo, nuestros labios se fundían sin despegarse mientras una de mis manos se fundía en su nuca entrelazando los dedos en su cabello.

Podía sentir su cuerpo temblando entre mis brazos, mi otra mano subía y bajaba por su muslo sutilmente mientras mis labios bajaron lentamente hasta su cuello, sus jadeos me hacían excitar cada vez más.

ANDREA: Estaba completamente segura que él jamás me lastimaría y que en todo esto de los maratones siempre me trataría con delicadeza, mi cuerpo temblaba sin remedio y es que no sé lo que se puede llegar a sentir, incluso pensé que ya había sentido demasiado y ahora presiento que este hombre con sus besos me llevará a un lugar desconocido, más allá de lo que puedo imaginar.

Cada vez que nuestros labios se rozan un destello parece detener el tiempo en nuestras bocas, el tiempo parece simplemente perfecto mientras nos amamos.

Fundió su mano en mi nuca, entrelazando sus dedos en mi cabello y acariciando mi piel con ternura. Bajó rozando sus suaves y tiernos labios introduciendo uno de mis pezones en su boca, jugando con el haciendo movimientos con su lengua.

Luego tomó el otro haciéndome estremecer de placer, lentamente siguió besándome hasta llegar a mi vientre en donde las mariposas parecían volar en todas direcciones y estrellarse, siguió bajando un poco más hasta llegar con delicadeza hasta mi intimidad y rozando su lengua de arriba hacia abajo con suavidad me llevó tres veces al cielo de ida y vuelta haciéndome explotar de gusto y deleite.

Había perdido por completo la razón, cada poro de mi piel estaba conectado con sus movimientos, cada uno de mis sentidos escuchaba a las vibraciones de mi ser, mi respiración era la más acelerada que había experimentado en toda mi vida, estaba débil, sentía desmayarme; en ese fugaz y mágico instante me sentí suya, más suya que nunca, ya conocía cada espacio de mi piel, no había espacio que desconociera, ya le había entregado todo lo que soy.

SAMUEL: Besé despacio cada espacio de su piel, sin perderme ninguna porción de ella saboreándola y embriagándome de su sabor y su aroma, sus delicados pechos se derretían en mi boca mientras su cuerpo temblaba y se estremecía con mis caricias.

La miraba fijamente a los ojos por instantes y en ellos me mostraba su amor y pasión, estaba seguro que nadie en el mundo era capaz de mirarme igual o parecido cuando la estoy amando.

Parecía desvanecerse entre mis brazos mientras le hacia el amor, el sudor de nuestros cuerpos y la conexión de nuestra piel era increíble, la hice mía tantas veces pude esa noche, como si nunca quisiera dejarla ir. Agotados y abrazados nos dormidos hasta el amanecer.

ANDREA: Me desperté con un sonido que provenía de afuera, Samuel aún dormía y su cara era hermosa, todo él me encantaba, me produce ternura, deseo, pasión, solo él hace despertar en mí un torbellino de sentimientos.

Acaricié su mejilla suavemente y me levanté, ya había cesado la tormenta y seguía escuchando ruidos afuera. Me puse la manta encima para tratar de fijarme y luego recordé que la puerta estaba atorada a causa de los rayos.

De repente una voz desde afuera pregunta ¿Hay alguien ahí?

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Hola...

Acá le dejo un nuevo capítulo espero lo disfruten y aprovecho para disculparme por no actualizar y por demorarme más de lo normal esta vez, he tenido unos días muy ocupados pero estaré de vacaciones del trabajo así que tendré tiempo para escribirles por un mes.

Gracias mil por leer y apoyar mi historia, Un beso!!!

Dos Caminos, Un solo Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora