CAPITULO 24

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Y a ti te gustó la maratón que acabas de hacer? –Guiñándole un ojo-.

ANDREA: Abrí los ojos como platos, no sabía que responder. Bueno obvio me había encantado, es algo delicioso y maravilloso, jamás había sentido tanto y podría hacerlo todos los días –Me ruboricé por mis pensamientos-.

Me cubrí los ojos con las manos. Claro que me gustó, bueno no me gustó me encantó, pero no deberías preguntármelo, me muero de vergüenza.

Es más podría hacerlo todos los días, contigo. –Mirándolo Pícaramente-.

De repente se escuchó un ruido espantoso. Ambos nos quedamos mirando...

Escuchaste eso? Creo que fue aquí en la cabaña.

SAMUEL: Se escuchó muy feo, iré a ver. Quédate aquí.

ANDREA: Espera. Le tomé el rostro con las manos, me acerqué a su boca dándole un beso suave y tierno. No demores por favor, ten cuidado, Te Amo Samuel.

SAMUEL: Me detuvo dándome un tierno beso y diciéndome que me amaba, ella me hacía el hombre más feliz del mundo.

Te Amo más Princesa, volveré pronto. Espérame -guiñándole un ojo con una sonrisa pícara y tirándole un beso.-

ANDREA: Vi cómo se levantó desnudo, lo seguí con la mirada y sus nalgas eran perfectamente hermosas, no podía dejar de mirarlas, Samuel me hacía muy feliz. Jamás me había sentido tan plena como ahora y solo él me había hecho sentir mujer.

Me vinieron a la mente sus manos en mi piel haciéndome completamente suya, sus besos penetrantes recorriendo todo mi cuerpo, sus ojos fijos llenos de amor, su olor y su perfume que me hacían estremecer.

Cerré los ojos y unas cosquillas me recorrieron desde el vientre hasta el pecho, fue como si pensar en él despertara ese fuego por dentro que estaba apagado y que solo él podía encender.

De pronto un grito me sacó de mis pensamientos...

Andrea... Andrea... Andrea... Era Samuel que me estaba llamando con desesperación, me puse la manta encima y fui corriendo hacia donde estaba.

Qué pasa Samuel? Porqué los gritos?

SAMUEL: Andrea al parecer un árbol cayó sobre la puerta y no puedo abrirla, está atorada, debe ser que está atravesado, por eso se escuchó ese sonido horrible, un rayo le cayó y lo tumbó.

ANDREA: Y ahora que vamos hacer? Aún sigue lloviendo muy fuerte.

SAMUEL: Esta es la única salida Andrea, la cabaña es muy pequeña y por ser un refugio de tormentas no tiene ventanas. Cuando acabe la tormenta tendremos que ver cómo salimos de aquí.

ANDREA: Hay que esperar a que termine la tormenta, y bueno es preocupante, pero si por mí fuera me quedaría aquí siempre contigo. –Mordiéndome el labio inferior-.

SAMUEL: No me provoques! Te lo advierto Andrea.

ANDREA: Hey! No te estoy provocando, solo digo la verdad. Le guiñé un ojo y salí corriendo, pero me haló por la manta que traía puesta encima, que cayó al piso y me pegó hacia él bruscamente.

SAMUEL: Que pensaste? Que te ibas a escapar? Ni que fuera tan fácil huir de Samuel Gallardo. La pegué hacia mi cuerpo dejando caer la manta que traía puesta, estaba completamente desnuda.

Me miraba fijamente con una sonrisita pícara y le susurré al oído: Le gustaría otra maratón Señorita Del Junco?

ANDREA: Estaba haciéndome una propuesta tentadora, pero sentí como se me subió el calor hasta mis mejillas ruborizándome por completo. Pero respondí de inmediato: Si es con usted la haría con mucho gusto Señor Gallardo, después de todo es usted demasiado bueno en lo que hace.

Por Dios no puedo creer lo que dije, es demasiado bueno en lo que hace, enserio Andrea no se te pudo ocurrir algo mejor? -ahí estaba yo aportando al ego de Samuel-.

SAMUEL: Entonces No se hable más. Me acerqué a su boca con ternura, nuestros labios se rozaban suavemente mientras mi mano se fundía con su pelo suelto enredándose en él y la otra estaba posada en la espalda baja.

Una electricidad fue recorriendo todo mi cuerpo y una emoción gigante inundaba todo mi ser, la amo y la deseo tanto. Mis labios besaban su cuello con suavidad y por momentos mi lengua rozaba su piel, entre besos la acerqué hacia la mesa y la acosté sobre ella, seguí besándola con mucha pasión, con cada beso aumentaban mis ganas de seguir amándola, era como si me embriagara por completo el sabor de su piel.

ANDREA: Samuel sabía cómo hacerme sentir tanto, como encontrar ese punto exacto donde sus besos me hacían estremecer, donde el roce de sus caricias en mi piel y sus labios fundiéndose me hacían perder el control. No sabía de razones, ahora mi cuerpo le pertenecía y sólo seguía al corazón.

Me acostó sobre una mesa mientras me besaba con pasión, sus manos aún temblaban al tocarme, me miró y tomó una de mis piernas, comenzó besándome desde la punta del pies subiendo suavemente hasta llegar al muslo, luego pasó al otro besándome intenso pero apasionado, esos besos en ese lugar me hacían estremecer.

Subió hasta mi vientre, saltándose por completo mi intimidad y para ser sincera no sabía lo que podía sentir si se hubiera acercado siquiera. Con su lengua rozando mi piel subió hasta mis pechos, tomó uno entre sus labios jugando con él dentro de su boca y su lengua, cerraba los ojos pero era imposible contener los gemidos.

Bajó besando nuevamente el vientre y la parte baja de él, levantó la mirada como tratando de descifrar algo en mí pero no sabía que era. Al parecer no pudo encontrar respuesta en mis ojos esta vez, no aguantó la duda Y luego preguntó

Puedo?

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Bueno lo prometido es deuda y acá les dejo un nuevo capítulo, espero lo disfruten mucho.

Un beso!


Dos Caminos, Un solo Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora