CAPITULO 22

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SAMUEL: -Tomé su rostro entre mis manos dándole un beso en la frente-. Te Amo Andrea, nunca dudes de eso. Prometo cuidarte y no lastimarte, lo eres todo para mí. Déjame subirte hasta el cielo y regalarte una estrella, déjame hacer de esta una noche mágica...

Me acerqué a ella un poco más, miré a sus ojos pidiéndole su aprobación para un tierno beso, el brillo de sus ojos me dio la respuesta. Me acerque a su boca, mientras nuestros labios empezaron a rozarse suavemente, su respiración era más acelerada. Mientras abrió sus labios un poco para unirse más al beso, tomé su labio inferior entre los míos mordiéndole suavemente.

ANDREA: Definitivamente es el hombre de mi vida, sus palabras aunque no remediaron mis nervios me llenaron de alegría y calmaron un poquito mis arrebatados e incontrolables sentimientos. Vi cómo me miró tratando de encontrar una respuesta, esa respuesta que los dos deseábamos tanto.

Encontró la respuesta mientras nuestros ojos se encontraban, entonces me di cuenta que no había vuelta atrás, se acercó y me besó tiernamente. Estábamos allí solo nosotros dos, frente a la chimenea besándonos. Me mordió suavemente el labio inferior, podía sentir cuanto me deseaba, me necesitaba tanto como yo a él.

De pronto nuestros labios se fundieron en un beso profundo y pasional, estábamos tan conectados, casi podía escuchar a su corazón decirme cuanto me amaba. El beso siguió su camino, mientras posó su mano en mi nuca entrelazando sus dedos entre mis cabellos, pegándome más hacia su cuerpo, podía sentir su respiración agitada junto a la mía.

Nos separamos del beso, mi corazón latía muy rápido y estaba temblando aun teniendo cerca el calor de la chimenea. No sé cómo lograba encenderme por completo y hacerme descubrir sensaciones tan maravillosas que nunca había sentido solo con un beso.

SAMUEL: Andrea es tan hermosa y perfecta, la amo con todo mí ser. El beso fue subiendo de temperatura y se puso completamente pasional, lleno de deseo y necesidad. La acerqué más hacia mi cuerpo, necesitaba sentirla mía, más mía que nunca. Posé una de mis manos en su nuca, enredando mis dedos con sus cabellos y la seguía besando como si fuera el último beso, como para nunca soltarla.

Nos separamos del beso, cogí aire y nos mirábamos fijamente, hubo un silencio entre los dos por unos minutos, solo nuestras miradas se hablaban. Le sonreí pícaramente mientras mis manos acariciaban sus brazos hasta que tumbé de sus hombros la manta que la cubría. Me acerqué a su boca suavemente rozando mis labios con los suyos con mucha ternura, me separé del beso mientras rozaba mis dedos con sus labios, me acerqué a su oído suavemente besándole la oreja en señal de juego e invitándola a formar parte de esta travesura.

Ella sonrió pícaramente y suspiró profundo, bajé besando suavemente su cuello mientras subía y bajaba mis manos por su espalda.

ANDREA: No puedo negar que estaba muerta de miedo y vergüenza, no sabía qué hacer y sólo pensarlo me aterraba. De pronto hubo un silencio entre los dos, solo nuestras miradas no se separaron jamás, nuestras respiraciones era lo único que podía percibir y el sonido de la leña fundiéndose en el fuego.

De pronto sentí sus manos acariciando mis brazos, tumbando la manta que me cubría dejándome en ropa interior a su merced. El roce de sus dedos en mis labios y sus besos al oído me estaban volviendo loca. Suspiré profundo, sintiendo sus labios besándome el cuello, mientras sus manos subían y bajaban por mi espalda baja.

Me aferré a él abrazándolo, se quitó la manta que tenía encima mientras me tumbó contra el suelo suavemente. Nuevamente me miró fijamente pidiendo permiso para seguir mientras le sonreí. Estaba con el hombre de mi vida y no me importaba nada más en ese momento, mi cuerpo temblaba pero estaba completamente segura que quería ser suya.

SAMUEL: Se estremecía con mis caricias y no puedo negar que me encantaba que estuviera temblando entre mis brazos.

Me quité lo que me estaba tapando y la tumbé en el piso, la miré y encontré lo que necesitaba en su sonrisa, me coloqué encima de ella besando tiernamente su cuello y sus hombros, jadeaba y apenas podía escucharla. Suavemente empecé a acariciar sus pechos mientras nos besábamos despacio, nuestros cuerpos se rozaban apasionadamente y con mucha delicadeza desabroché su sostén.

Empecé a jugar con ellos, rozando con ternura la yema de mis dedos hasta tomar la sensible punta de sus senos con mis labios y mi lengua. Escuchaba ligeramente jadeos que poco a poco se fueron convirtiendo en gemidos que me encantaban. De solo escucharla me estaba volviendo loco.

Subí a sus labios y luego al oído susurrándole: -Te Amo Andrea, Te Amo con todo mi ser, te estoy entregando todo lo que soy desde que te conocí-.

Me sonrió pícaramente, me acerqué a sus labios con mucha pasión mientras mis manos acariciaban sus muslos; besando su cuello nuevamente, tomando la sensible punta de sus senos en mis labios haciéndola gemir de placer, bajé besando suavemente su vientre mientras con mis manos tomé tiernamente sus bragas.

ANDREA: Sentir mis pechos dentro de su boca me hacían estremecer de placer, estaba tan excitada y necesitaba ser suya, ya no podía más. Sus manos, sus suaves y gruesos labios acariciándome la piel era lo más maravilloso que había sentido, sin duda alguna me había invitado a subir al cielo.

Me decía al oído cuanto me amaba y cuanto deseaba hacerme suya, le regalé una sonrisa pícara y respondí mirándolo fijamente: -También Te Amo Samuel, como nunca había amado a nadie, eres y siempre serás mi más bonita casualidad, jamás me había entregado a nadie, tú eres mi primera vez en el Amor, en mi piel y en mis labios; Eres el Amor de mi Vida-.

Seguía besándome con tanta intensidad y pasión, mientras yo parecía derretirme entre sus brazos de tanto sentir. Lentamente fue recorriendo cada espacio de mi piel dejándome completamente desnuda, podía sentir cuan excitado estaba. Estaba aferrada a él sintiendo profundamente cada una de sus caricias, mientras la lluvia, el calor de la chimenea y el olor a leña fundida nos acompañaban en la cabaña.

SAMUEL: Lentamente mientras me miraba fijamente fue bajándome el bóxer hasta quitármelo; Ella me abrazaba temblando mientras recorría cada espacio de su cuerpo y estaba lista para ser mía, sus ojos me lo habían dicho, me posicioné y fui entrando con ternura y delicadeza dentro de ella. Cerró los ojos y podía sentir como respiraba con dificultad, la estaba haciendo mía con suaves movimientos, mientras ella gemía del placer.

Nuestros cuerpos se rozaban a cada momento con movimientos cada vez más acelerados. Ella solo cerraba sus ojos y suspiraba tratando de contenerse. La estaba amando en cuerpo y alma, al fin era mía, completamente mía.

Entre momentos cerraba sus puños apretando la manta en ellos, estremeciéndose de placer.

ANDREA: Entró en mí muy suavemente, lo estaba sintiendo, tan duro y suave a la vez, mientras que sus movimientos me llevaban al mismo cielo. Cerraba los ojos y trataba de no gemir, pero era imposible, lo que sentía no tenía explicación, estar entre sus brazos siendo su mujer era lo más maravilloso que había sentido. Podría ser suya toda la vida.

-Samuel- Dije entre jadeos, pronunciando su nombre sin darme cuenta.

SAMUEL: Me acerqué a su oído diciendo -Eso me gusta Princesa, me encanta-.

ANDREA: Que cosa, que es lo que te gusta Samuel? Casi sin poder hablar.

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Hola!! Si sé que me demoré para actualizar el capitulo, Lo siento!!! Había estado ocupada y además 0 inspiración.

Acá les dejo un nuevo capítulo, espero les guste y lo disfruten.

Espero sus comentarios.

Gracias por leer!

Un Beso...

Leo todos sus comentarios, pero a veces la aplicación desde el celular no me deja responder, mil disculpas por eso también!!



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