Capítulo 11: Desperté.

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Esa voz me hizo volver a aterrizar en mi mundo

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Esa voz me hizo volver a aterrizar en mi mundo.

«¡Kyle!»

La escuché una última vez antes de levantarme de golpe con respiración agitada, me llevé la manó al rostro y me di cuenta de que también estaba sudoroso. Las palpitaciones eran tan violentas que mi corazón casi podría salirse de mi pecho.

—¡Kyle! Levántate que ya es muy tarde.

Resultó ser que esa voz que me había traído de regreso era la de Larry. Jamás me sentí tan agradecido de que estuviera gritando para que me despertara.

—¡Estás aquí! —le dije aliviado.

Claro que a Larry le pareció extraño como yo reaccioné al verlo, él no entendía lo agradecido que estaba por no seguir en esa tenebrosa realidad fantasmagórica.

—Por supuesto que estoy aquí —pasó a arreglarse la corbata mirándose en el espejo que tenía a un lado de mi puerta—. ¿Dónde me querías?, ¿en China?

—¿Por qué todo el mundo siente la necesidad de usar el sarcasmo para responder a mis preguntas? —cuestioné harto.

Ya tenía suficiente con el señor sarcasmo, contestando a todo de forma retórica o burlesca, como para que también Larry se le uniera.

—Llevaba cerca de diez minutos llamándote —contesto él, ignorando mi queja.

—Lo siento, es que estaba teniendo un mal sueño. No podía despertarme.

—Note que tenías una pesadilla, te quejabas mucho. Pero pensé que sería menos brusco dejar que tú te despertaras solo.

«Y todo el sufrimiento que me hubieras ahorrado si mejor me despertabas cuando mi subconsciente trataba de expresar ayuda» pensé mientras lo miraba con ojos entrecerrados.

Me volví a mirar por la ventana, la posición del sol estaba diferente a como se ve por las mañanas.

—¿Qué hora es? —pregunté extrañado.

—Son las tres de la tarde.

—¡¿Las tres de la tarde?!

Y yo pensando que estaba siendo exagerado, como siempre, cuando me dijo «levántate, ya es muy tarde».

—Sí —miró su reloj de mano—, bueno, en realidad ya son las tres con diez.

—¡Dios!, nunca creí que fuera tan tarde —me llevé una mano a la cabeza con frustración y me retiré las sabanas de encima—. Aunque, la verdad no estoy seguro qué hora era cuando logré dormirme. Creó que estuve despierto gran parte de la madrugada.

—De eso también me di cuenta, haces mucho ruido cuando no puedes dormir.

—Lo siento. ¿Te desvele?

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