Capítulo 49: Un tiempo de alegria

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Toda mi vida fui una persona muy transparente con mis pensamientos y emociones

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Toda mi vida fui una persona muy transparente con mis pensamientos y emociones. Era una de las razones por las que siempre me iba mal y causaba una pésima primera impresión a donde quiera que iba.

Alex decía que era un boca floja, y Larry que se me soltaba la lengua. Yo solo advertía a la gente que hablaba sin pensar.

Cuando recién me mudé a Everless, mi boca floja fue lo que me metió en problemas con los matones de la escuela, por decirles que su necesidad de enaltecer su ego se debía a que seguro tenían un micropene. También me generó mi primera discusión con Alex luego de que a mitad de una plática forzada quisiera adelantarme a adivinar sobre su vida y cómo había sido en el pasado.

Sí, mi boca floja todo el tiempo propicio un problema para mí, nunca pude detenerme de decir las cosas. Hasta ahora, cuando realmente necesitaba que me surgiera mi instinto de que me salieran las palabras sin analizarlas previamente, no sucedía.

Me hubiera gustado que fuera fácil sincerarme con Alex cuando estaba con él, hablarle sobre mis sentimientos. Pero, al mismo tiempo no, porque estaba asustado. Más asustado que nunca.

Jamás sentí algo tan fuerte, era un sentimiento poderoso, y sobretodo imponente. No podía tomarlo a la ligera, pero cada vez parecía más difícil para mi poder mantener este secreto.

Debía encontrar el momento indicado para hablarle sobre aquello, mi tan inesperado enamoramiento por él.

Un poco antes de que saliéramos de vacaciones por la navidad, Dave, ese mismo Dave que era tan amigo de Alex, anunció ante toda la escuela que realizaría una gran fiesta por su cumpleaños número diecisiete, justo un día después de navidad. Pensé que tal vez ese podría ser el día, Alex siempre estaba más tranquilo en las fiestas.

Hoy ya estábamos en veinticuatro de diciembre, el día que se festeja la noche buena, se acercaba la fecha.

Había pasado al café donde trabajaba Alex los fines de semana, y luego de que me quedara esperándolo un buen rato en las mesa junto a la ventana me llevó un café caliente. Hacía frío, las plumas de nieve estaban cayendo de forma tan suave y bonita que ni te imaginabas cómo eso podía quemarte las manos cuando se volvía una congelada masa de nieve. Parecían tan inofensivas.

—¿Qué planes tienes para hoy? —le pregunté cuando íbamos saliendo.

Lo dije sin pensar, ahora sí me venían solas las palabras, que a tiempo.

Por supuesto, mi pregunta tan repentina lo tomó desprevenido y se tornó a mirarme con el semblante confuso.

—Por la navidad. Hoy es noche buena —añadí.

—Nada.

—¿Cómo que nada?, ¿no harás algo con Greg?

—Greg irá a comer con la familia de Brookelle, al parecer ese chico tan bueno los tiene fascinados, ya le deben estar echando el ojo para ella. Sorpresa será la que se van a llevar cuando se den cuenta que ese rubio bien peinado que dice por favor y gracias luego de colocarse la servilleta sobre las piernas al comer es ultra gay.

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