Capítulo 41: No es un adiós, solo un hasta luego.

16.9K 1K 769
                                    

Abrí los ojos cuando me pareció escuchar el ruido de mi puerta cerrándose

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Abrí los ojos cuando me pareció escuchar el ruido de mi puerta cerrándose. Estaba en mi habitación, recostado sobre mi cama, todo se veía normal, pero al mismo tiempo el ambiente se sentía turbio, como si estuviera cubierto por una densa capa que encapsulaba todo, tal cual, como si el tiempo transcurriera dentro de un globo de nieve.

—Alex.

Pegué un brinco cuando Kyle me tocó el brazo, estaba a un lado mío sobre el colchón.

«¿Cómo?, ¿cuándo?, ¿por qué?»

—¿Tú qué haces en mi cuarto?, ¿cómo entraste?

—¿Importa realmente cómo entré?

—Pues claro que sí, porque son las... —me volví a mirar mi reloj de alarma que tenía sobre mi mesa de luz, más no pude visualizar la hora que era, los números digitales sobre la pantalla parecían estar distorsionados hasta mostrar unas extrañas figuras que parecían un jeroglífico—, ¿qué jodida hora es?

—La hora de la verdad.

—¡¿Qué, qué, qué?!

—Alex ya estoy harto, estos días no has hecho más que ignorarme —acompañó sus reclamos con un empujón sobre mi pecho—, ¿por qué?, ¿no puedes decirme la verdad?

—No es fácil Kyle... —negué desanimado, ni siquiera podía verlo a los ojos.

—Pero yo merezco saber qué es lo que pasa entre nosotros, ¿o no?. Alex, ¿qué fue lo que te hice para que llegaras a... a odiarme?

Su voz se quebró al final, y yo también. No podía dejarlo así, nada me dolía más que ver a Kyle llorar, y más si era por mi culpa.

—Kyle, no digas tonterías —postré mi mano sobre su mejilla—, no te odio, y nunca te voy a odiar. Es... es todo lo contrario.

—¿Cómo que todo lo contrario? —me preguntó con una voz tímida.

—Sí, porqué yo te amo.

Sorprendente mi confesión salió de mis labios sin dificultad alguna.

Me quedé viendo hacia la nada, de por sí ya no podía verle a los ojos, mucho menos después de confesarle mis sentimientos. Hubo silencio y eso me atormentó.

—Ahora puedes irte y no volver a hablarme jamás si eso es lo que quieres, yo lo entenderé.

—Alex... —tomó mi rostro entre sus manos, sus cálidas manos. Ese gesto me hizo tener la confianza suficiente para volver a mirarlo—, yo no me iré a ningún lado.

Sonrió.

—¿De verdad?

—De verdad, Alex —me confirmó viéndome a los ojos mientras continuaba con una suave sonrisa—, no me iré, te lo prometo.

INFINITY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora