Capítulo 17: El diario de anónimo

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De regreso Greg y yo íbamos molestos el uno con el otro

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De regreso Greg y yo íbamos molestos el uno con el otro. Greg estaba irritándome porque no paraba de soltar reclamo tras reclamo, decía cosas como... «¡Sabía que esto iba a terminar mal!, ¡nunca debí haberte escuchado!, si mi madre se llega a enterar de esto ¡seguro que me mata!» y bla, bla, bla... Al principio lo ignoré, pero una vez que ya me había colmado la paciencia con sus reclamos se lo devolví.

—¡Bueno, ya! —le grité de regreso— ¡Ya te entendí!, ¿sí?. No vuelvo a meterme en tu vida, no te vuelvo a llevar a ningún lado conmigo. Te dejaré vivir feliz en tu burbuja.

—Lo siento —Greg se disculpo conmigo por haberme hecho explotar.

—No te preocupes —contesté todavía molesto.

Se me quedó viendo de clavo, como había hecho aquella vez que le hablé al principio para pedirle su bolígrafo prestado. Se me acercó bastante, a lo cuál yo reaccioné extrañado y retrocedió.

—Adiós, Kyle —me dijo antes de entrar a su casa.

¿Qué había sido eso? Greg puede llegar a actuar muy extraño a veces...

Pasaron tres días desde la fiesta de Megan y estaba muy preocupado por Alex, pues no lo había visto para nada

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Pasaron tres días desde la fiesta de Megan y estaba muy preocupado por Alex, pues no lo había visto para nada. No estaba asistiendo a clases.

Anduve rondando por los lugares que él podría estar, pero tampoco lo vi. Había visto a James, Mark y a Scott paseándose por la escuela, no nos molestaban a mí y a Greg, aún así, por mí hubiera sido perfecto que se quedaran detenidos unos días más.

Muchas cosas se habían echado a perder últimamente. Desde el momento en que discutí con Alex por haber puesto a Brookelle antes que él. Sí, anteriormente me sentía desanimado, ahora ya no solo no podía dormir bien, no podía enfocarme en ninguna maldita palabra que los profesores dijeran en clase, ya no era posible que esbozara una sonrisa de mis labios, me la pasaba malhumorado. Mi vida se estaba volviendo algo muy tedioso para mí; tal vez, estuviera cayendo en depresión. Eso era lo que pensaba.

Al final de las clases salí de la escuela arrastrando los pies, iba solo, pues Greg había salido corriendo, como de costumbre. Bajando las escaleras me encontré con un llamativo cuaderno, tenía una pasta dura con colores pastel, tal vez era de una chica y lo olvidó o se le cayó de su mochila mientras iba bajando por las escaleras. Fui de los últimos en salir del salón de clases, estaba tan distraído que ni siquiera me di cuenta del momento en que todos se desvanecieron del aula como por arte de magia. Así que ahora no había ni un alma al rededor, tomé el cuaderno y lo guardé en mi mochila, mañana buscaría a su dueña o dueño.

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