Capítulo 18: Conociendo secretos anónimos

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Eran las seis de la mañana

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Eran las seis de la mañana...

Me puse la almohada encima de los ojos, ni siquiera tenía ganas de levantarme, sentía mucho sueño. Anoche luego de quedarme dormido, por estar leyendo el diario, me volví despertar a las dos de la madrugada. Esto debía ser castigo divino por leer un diario ajeno, o la mortificación de mi situación con Alex, o ambas cosas.

Estuve despierto durante tres horas, y apenas volvía a conciliar el sueño.

Llegué tarde a la escuela por lo mismo, muy tarde, y me dieron un castigo. Pero al carajo, no pensaba quedarme a detención.

Durante las clases no hice nada más que dormitar, pues solo tenía ganas de estar tumbado.

Este día Greg estuvo más pegado a mi que de costumbre, me seguía a todas partes que iba, y yo, con la actitud fastidiada que traía no pude evitar el mostrarme irritado.

Mientras acomodaba mis cosas en mi casillero observé por el rabillo del ojo como a Alex llegando al suyo, ambos mantuvimos la vista clavada al frente mientras colocábamos nuestros cuadernos y sacábamos libros de ahí, ninguno volteo.

Me sentí más deprimido por esto, cada día que pasaba iba perdiendo más la esperanza de que volviera a hablarme. Y yo no podía seguir insistiendo más.

—Creo que las cosas han mejorado entre Alex y tú, ¿no, Kyle? —preguntó Greg luego de que Alex se fuera, tenía el semblante desanimado.

«Estaba bromeando, ¿cierto?».

—No —contesté con indiferencia remarcada—. Están aún peor.

Cerré mi casillero y golpeé mi cabeza contra este, me quedé ahí, mirando únicamente la pintura desgastada de mi casillero. En este momento, era mi refugio de toda la mierda que ocurría.

—Kyle, yo quiero decirte algo... —escuché la tímida voz de Greg.

«No tengo cabeza para escuchar nada ahora, Greg. Solo busco el silencio», era lo que pensaba, ni siquiera tenía ánimo para hablar.

—Kyle, ¿podemos hablar?

«Y mucho menos quiero escucharte a ti».

Lo que fuera que Greg quería decirme, fue interrumpido... por Brookelle.

—¿Qué? —le contesté cortante.

—Kyle... ¿has dormido bien?. Luces terrible.

—No —me volví a ella con cara de zombie—. ¿Qué quieres?

—Quería disculparme contigo por lo qué pasó en la fiesta. Eso... Kyle, te juro que nada de eso fue lo que tú pensaste.

—¿En serio? —pregunté incrédulo.

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