Capitulo 6

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Ayer dolían más.

Es domingo en la mañana y estoy sentada en la mesa de la cocina con una taza de café humeante, escucho a lo lejos el campanario de la iglesia del pueblo. Al contar las campanadas me pierdo otra vez en mis pensamientos.

No puedo creer lo que me ha pasado anoche ¿fue un sueño o de verdad esto me paso? Debió ser Rose quien lo llevo donde yo estaba, no existe otra explicación. Recordé los besos de Josh y me quede sin aliento, cubrí mi cara con ambas manos, sintiendo como me sonrojaba ante el recuerdo ¡Debo parar con esto! me repito una y otra vez, si Josh está acostumbrado a salir con dos chicas a la vez, yo no cederé en absoluto, ni si siquiera conversamos sobre esto, si él ha decidido pretender a Angelina no tengo nada que hacer entre los dos, él me traerá problemas, si me enamoro estaré perdida y no quiero esto, no lo necesito.

Aun tenia resaca, así que solo almorcé algo ligero y tome una limonada bien fría. La casa estaba tranquila, mamá estaba en la iglesia y a mi padre no lo veía desde el viernes, se sentía tanta paz en la casa cuando él no estaba, busque mi acuarela y mis pinceles y un lienzo nuevo de mi cuarto de trofeos, pintar me ayudaba a pensar y a relajarme al igual que el escuchar música.

Mamá llego y yo estaba terminando mi lienzo —Gracias má.

—¿Te gustaría que hoy cenáramos fuera?

—Si mamá me encantaría —esa  noche regrese con mi madre a la casa y dormí con ella.

Escuche gritos y golpes en la mesa, mire el reloj, eran las seis de la mañana del día siguiente.

—Aquí se hace lo que yo digo ¿me escuchas? tu no vas a ir y venir como se te antoja ¿Dónde saliste ayer? ¿Con que hombre andabas? Te hice una pregunta.

Me asome por la ranura de la puerta y vi como la tenía acorralada contra la pared, soltando gritos en su cara, así que baje las escaleras.

—Má ¿estas bien?

—Megan vuelve a tu cuarto— me pide mamá.

—Así que tú estás aquí— el borracho se dirige a mi gritando.

—Seguro tú sabes dónde estaba Helen, tú eres quien oculta sus secretos y se burlan a mis espaldas, eres una descarada Megan al igual que tu madre, es por ello que no te quiero volver a ver.

Sentí como mi corazón se aceleraba y mis lágrimas caían.

—Eres tu quien debe irse aquí no haces falta, no te necesitamos, no necesitamos tu borrachera, es lo único que traes a esta casa, problemas.

Sentí como la mano extendida de mi padre se vino con fuerza sobre mi cara, haciéndome tambalear —vas a respetarme Megan, tú quieres que me valla para que tu madre meta a sus hombres aquí.

En seguida le grite — te odio, no quiero que seas mi padre.

Vi venir la correa de cuero sobre mí una y otra vez, mientras mi madre le halaba por los hombros, corrí a mi habitación y cerré la puerta deseando partirla en mil pedazos, me agache en el suelo cerca de mi cama y llore desesperada.

—Maldita vida no quiero vivirla ¿para esto viene uno a este podrido mundo?  no quiero vivir estoy cansada, estoy harta, no puedo más— llore hasta quedarme dormida. 

A las 3:00 am sentí que me despertaron tocando mi hombro con violencia, abrí los ojos asustada y al voltear vi que era mi padre— fuera Megan tú y yo debemos hablar— me acorralo contra la pared, señalando mi cara con su dedo —escúchame bien, tú vas a aprender a respetarme por las buenas o por las malas, tendrás que seguir mis reglas o tendrás que irte de aquí ¿Entendido? No volveré a repetirlo, ahora vuelve a tu cuarto a dormir.

Tierna e inocente Dulce Desastre IWhere stories live. Discover now